Pedro Sánchez, todavía dorado por el sol cereal de los muertos de noviembre y del susanismo, se fue al Congreso del PSOE andaluz a presumir de unidad, que es como si presumiera de unidad un karateca después de revolcar a todos los enemigos. Susana Díaz, vestida como de penitente, de blanco purgatorio, descalza de sí misma y con escapulario de mármol o plomo, encarnaba en su paso o sombra la devastadora unidad que sólo concede la muerte. Afantasmada, traslúcida, con su colgante o escapulario o quizá cepo para herejes moviéndose todavía como una cimitarra alrededor del cuello, la archienemiga reeducada a través de la humillación aseguraba venir “a ayudar a volver a ganar las próximas elecciones”. Así se consigue la unidad, claro, haciendo que sólo quede uno. Sánchez quería contraponerse al PP de Madrid, pero sólo parecía señalar que Casado, Almeida y Ayuso siguen aún vivos todos, estropeando la paz de los cementerios como se estropea su encalado confitero.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La UCO halla "información de interés" en el Whatsapp de García Ortiz
- 2 El Consejo de Estado avisa a Robles que debe permitir a los militares acceder a puestos OTAN
- 3 Desmienten a Moncloa: no atendió a españoles expulsados por Marruecos
- 4 Comisión Europea admite que acuerdo de aviación con Marruecos no incluye el Sáhara
- 5 La gran sacudida de testosterona de Pedro Sánchez
- 6 La temperatura corporal del cuerpo ya no son 36,6 grados
- 7 La toma de Telefónica por Moncloa agita el panorama mediático
- 8 Endesa, Naturgy e Iberdrola acusan al Gobierno de asfixiar su negocio nuclear con un 70% más de impuestos
- 9 Preocupación por la salida de EEUU de la OMS por la gripe aviar