A Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía y especie de madero flotante de la política y de Cs, le han sacado ahora un escándalo, una filtración, unos audios de junio como el que saca un encurtido. Estas trampas son siempre mercancía de alacena, se guardan con paciencia para la urgencia, a veces años o siglos, allí entre una profilaxis de ajos y la armada todavía cervantina de los cepos de ratón. La filtración puede llevar al adelanto de las elecciones en Andalucía y lo primero que piensa uno no es si Juanma Moreno ha sido hipócrita o si Juan Marín tiene topos en los bolsillos de sus grandes chaquetas de encogerse de hombros, sino que el personal quiere que se adelanten las elecciones en Andalucía. Parece que hace falta que se mueva algo, quizá porque en la tele sólo sale Ayuso, o Cayetana, o Yolanda Díaz, o un señor en su casa mirando el radiador como un acordeón que no sabe tocar.

Hay que mover el panorama, agitar el bombo, cambiar las caras, porque la cosa va adonde va y no parece gustarle a nadie. No gusta en Moncloa, que ve que la crisis, el bicho y las encuestas van a fastidiar las Navidades de Papá Noel rapero que había previsto Sánchez. No gusta en Vox, que ya sólo sale en las noticias locas de gente que espera resucitados u ovnis y usa cascos de cacerola o colador con el mango para atrás. No gusta en Génova, donde prefieren la incertidumbre a que sólo se hable de Ayuso y de Cayetana mientras Casado sigue escondido detrás de su juego de escritorio y Egea parece el mayordomo que le trae cada día ese huevito pasado por agua solitario, resentido y acomplejado del señorito al que nadie respeta. No gusta en Cs de Andalucía, lleno de gente que se la tiene jurada al insumergible y galapagoso Marín. A lo mejor no le gusta ni a Moreno, viendo que Génova puede hundir a todo el PP en el tinterito de envidia de Casado / Egea. Algo tenía que pasar y ha pasado. Podrán identificar a los más satisfechos, como suele ocurrir, por el nivel de su respingo y de su soponcio.

Juanma Moreno negociaba unos presupuestos que quizá un día pensó que no le convenía aprobar, pero el PSOE negociaba unos presupuestos que nunca pensó aprobar

La verdad es que esos audios a uno le parecen una obviedad de una persona que siempre ha sido muy obvia, yo creo que desde que era relojero de poner pilas, allí en mi pueblo. Juan Marín ponía pilas como el que cose botones o cose heridas, pulsando y tensando la necesidad de los otros, y luego fue haciendo lo mismo en política, poner la pila, arreglarle el botón o zurcirle la tripa a quien venía pidiéndoselo, estuviera él con una sigla u otra, que ha conocido muchas. Al político obvio, que era obvio cuando era socio de Susana y es obvio siendo socio de Moreno, le han pillado una obviedad, o sea que le han pillado en lo de siempre, como sosteniendo su puntadita eterna en su taburetito eterno. Aprobar presupuestos que apuntan a ser feos en un año electoral es algo que nadie hace. Menos todavía él, que por algo sigue flotando en el carey de sus gafas y en el cesto de mimbre de su chaqueta.

Juanma Moreno negociaba unos presupuestos que quizá un día pensó que no le convenía aprobar, pero el PSOE negociaba unos presupuestos que nunca pensó aprobar. Uno, siguiendo con las obviedades, no se imagina a Juan Espadas, después de arrebatarle a Susana ese trono suyo de forja y huesos de aceituna o aceitunero, apoyando al PP que les quitó su imperio marismeño. No es exactamente la misma hipocresía, porque el que gobierna asume otra responsabilidad, pero ya sabemos, sin ir más lejos por María Jesús Montero, que los presupuestos son fantasía, propaganda, dopaje de optimismo y pisapapeles de la legislatura por ellos mismos, sin que importen mucho la realidad de sus números, que nunca son reales. Pero, a pesar de todo esto, lo más importante es que se trata de unos presupuestos que estaban condenados a no aprobarse, que no se iban a aprobar porque nadie quería dejar a Moreno ni a Ayuso donde estaban, ni siquiera los suyos o sobre todo los suyos.

A mi paisano Marín le han pillado, ya digo, unos audios con feas obviedades de la política, él siempre tan obvio, como poner una pila al reloj de gusanito parado. El escándalo de saber que la Junta quizá una vez no quiso aprobar los presupuestos ha llevado a que el resto de los partidos, precisamente, no le apruebe los presupuestos, con lo que uno no sabe si eso es darle la razón a la Junta o sólo cumplir los planes de la oposición. La verdad es que aprobar esos presupuestos nunca dependió de la voluntad de Moreno con su voz de incensario ni de Marín con su destornillador de relojes. La Junta puede optar por prorrogar los presupuestos pero estoy seguro de que no dejarán en paz a Moreno hasta que convoque elecciones anticipadas, cosa para la que tenían preparadas trampas en conserva, ristras de ajos, raticida del abuelo. Algo, en fin, había que hacer, que la gente sólo habla de Ayuso como una chica de canción de Burning, o de Cayetana vengándose tan sedosamente, o de Yolanda Díaz con su feminismo del Planeta Imaginario, mientras Sánchez parece el muñeco de nieve de las Navidades pasadas, o sea un charquito con zanahoria, y Casado un niño asustado por los abrigos del ropero, y Egea un ama de llaves con candelabro, cianuro y vientre seco, y los de Vox un club de fans de Miguel Bosé o de la muñeca Wendolin. Sí, elecciones anticipadas en Andalucía, y a ver si por fin algo se mueve. A mí lo que me extraña es que haya tanto escándalo por algo que todos querían.

A Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía y especie de madero flotante de la política y de Cs, le han sacado ahora un escándalo, una filtración, unos audios de junio como el que saca un encurtido. Estas trampas son siempre mercancía de alacena, se guardan con paciencia para la urgencia, a veces años o siglos, allí entre una profilaxis de ajos y la armada todavía cervantina de los cepos de ratón. La filtración puede llevar al adelanto de las elecciones en Andalucía y lo primero que piensa uno no es si Juanma Moreno ha sido hipócrita o si Juan Marín tiene topos en los bolsillos de sus grandes chaquetas de encogerse de hombros, sino que el personal quiere que se adelanten las elecciones en Andalucía. Parece que hace falta que se mueva algo, quizá porque en la tele sólo sale Ayuso, o Cayetana, o Yolanda Díaz, o un señor en su casa mirando el radiador como un acordeón que no sabe tocar.

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