Hace unos días supimos que Bolaños, el nuevo Ministro de la Presidencia, recibió la orden directa de Sánchez para no cometer más errores con el nombramiento de nuevos ministros, quería saber si había alguna mancha en el pasado de cada uno de ellos, que pudiera provocarle otra crisis de gobierno. El listón se puso muy alto cuando llegó Sánchez a Moncloa provocando un aluvión de dimisiones, y muy bajo después, dejando que la opinión pública protestara ante nombramientos escandalosos como el de la Fiscal General. Ahora se aproximan elecciones y hay que vigilar cada gesto y el pasado de todos ellos, para volver a parecer coherentes por unos meses.
Ni Sánchez ni Bolaños sabían hace un año que la familia directa del Ministro José Luis Escrivá había luchado con el Ejército de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Su padre Joaquín y su tío Carlos se enrolaron en la causa de Hitler, igual que cerca de 1000 jóvenes de Albacete, en la División de Infantería de la Wehrmarcht, la División Azul. Ellos lograron sobrevivir a las tropas soviéticas y regresar como héroes a ocupar cargos de responsabilidad política en el franquismo. Su tío fue alcalde de Albacete durante años y su padre Presidente del Club de Fútbol. En su ciudad levantaron el mayor monumento en homenaje a la División Azul de toda España, monumento que se retiró en 1994. La memoria histórica que persigue este gobierno olvida el pasado de algunos de sus miembros, al igual que no se investiga el asesinato durante la Guerra Civil de 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas. Tampoco esta memoria histórica investigará los asesinatos impunes de las llamadas Checas, tribunales populares en manos del PSOE de la época, la CNT o Izquierda Republicana, cuyo cuartel general estaba en los sótanos del actual Círculo de Bellas Artes de Madrid, ahí se torturaba y asesinaba impunemente. Más de 3.000 asesinatos bien merecerían una placa o un memorial de la tortura en ese edificio, se propuso en el pasado pero en seguida se desestimó.
Lo más surrealista que hemos vivido recientemente con la memoria histórica selectiva es lo que pretende hacer ERC con el edificio de la comisaría de Policía Nacional en la Vía Layetana de Barcelona. Entre los pactos para apoyar los presupuestos, está la exigencia de cerrar esa comisaría y convertir el edificio en un “espacio para la memoria de la tortura” del franquismo. Ciertamente en los calabozos de ese edificio alguna vez se torturó en esa época, pero lo que sorprende es que lo pida un partido que también lo hizo en el pasado y en el mismo lugar. Durante la Segunda República y bajo el mandato de su líder Lluís Companys, el edificio de Vía Layetana albergó la Dirección de Seguridad Pública, al frente de ella se colocó a Miguel Badia, que había participado en el atentado frustrado a Alfonso XIII en 1925 y eso le valió ser el Jefe Superior de Policía de Cataluña. Badia se dedicó desde ese edificio a torturar a centenares de anarquistas, hasta que fue asesinado por un comando de la FAI en 1936.
Lo más surrealista, recientemente, relacionado con la memoria histórica selectiva es lo que pretende hacer ERC con el edificio de la Policía Nacional en la Vía Layetana de Barcelona"
En aquellos años estaba como Consejero de Interior de la Generalitat Josep Dencàs, militante de ERC y el único del gobierno de Companys que no fue detenido meses después. Huyó por las alcantarillas de la ciudad y más tarde logró salir de España para refugiarse en Roma junto a Mussolini, con el que entabló muy buenas relaciones. Se definía como “nacional socialista” y en la época fue el máximo exponente del fascismo catalán.
Ellos son el pasado de ERC, pero no oiremos a Rufián reclamar memoria histórica para los anarquistas torturados por su partido en el mismo edificio de Vía Layetana.
Yo conocí y entrevisté muchas veces a Heribert Barrera, secretario general y Presidente de ERC durante veinte años, y nunca escondió su catalanismo fascista, cuando le hacías preguntas incómodas. En un libro dejó escrito su pensamiento fascista: "Los negros de América tienen un coeficiente inferior a los blancos", "Se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético", "Prefiero una Cataluña como la de la República, sin inmigración", o "Podemos haber superado la inmigración andaluza, pero no sé si podremos con la sudamericana y magrebí".
Este es el pasado de los socios de gobierno y de presupuestos de Pedro Sánchez que ahora se erigen como portavoces de la memoria histórica selectiva.
Hace unos días supimos que Bolaños, el nuevo Ministro de la Presidencia, recibió la orden directa de Sánchez para no cometer más errores con el nombramiento de nuevos ministros, quería saber si había alguna mancha en el pasado de cada uno de ellos, que pudiera provocarle otra crisis de gobierno. El listón se puso muy alto cuando llegó Sánchez a Moncloa provocando un aluvión de dimisiones, y muy bajo después, dejando que la opinión pública protestara ante nombramientos escandalosos como el de la Fiscal General. Ahora se aproximan elecciones y hay que vigilar cada gesto y el pasado de todos ellos, para volver a parecer coherentes por unos meses.
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