El año que viene, que se presentaba inicialmente tranquilo para el Gobierno del PSOE-Podemos, va a dejar de serlo porque se apuntan en el horizonte dos convocatorias de elecciones anticipadas que parecen plantearse muy favorablemente para el Partido Popular: las de Castilla y León en marzo o abril y las de Andalucía a la altura de junio.
Alfonso Fernández Mañueco sólo tiene por delante el ser ratificado como presidente del PP de Castilla y León, cosa que sucederá sin el menor asomo de duda durante el Congreso que el partido celebrará a mediados de enero del año que viene, es decir, el mes próximo, para decidir con toda la autoridad, interna y externa, la segunda parte de la legislatura .
A partir de ese momento se empezarán a contar los días que faltan para que se cumpla un año desde que el PSOE intentara una moción de censura contra el gobierno de PP-Ciudadanos. En aquella ocasión el intento socialista fracasó porque se quedó a cuatro escaños de los 41 que hubiera necesitado para descabalgar a Alfonso Fernández Mañueco y a su vicepresidente Francisco Igea, de Cs, del poder.
Es una cuenta atrás que llegará a cero el día 22 de marzo, momento a partir del cual Luis Tudanca, el aspirante socialista a presidente del gobierno castellano leonés, podrá volver a intentarlo.
Es verdad que la coalición con Ciudadanos operó en su día con normalidad para que la iniciativa de censura del PSOE no saliera adelante. Pero ya entonces los componentes de ese gobierno pasaron un buen susto cuando uno de los diputados del partido naranja abandonó inesperadamente el partido y se pasó al grupo mixto.
Su voto podía perfectamente haber engordado los 37 votos que ya tenía amarrados el PSOE -35 suyos y dos de Podemos- y que, sumados a un hipotético apoyo a la moción de censura por parte de los representantes de Por Ávila y de Unión del Pueblo Leonés podían haber hecho triunfar la votación contra el gobierno.
No fue así: tanto la diputada saliente de Ciudadanos como los de los pequeños partidos se inclinaron por la abstención y, por el contrario, a los votos en contra de PP y Ciudadanos, que sumaban 40, a un voto de la mayoría absoluta, se sumó el de la diputada de Vox.
Como se recordará, éste era el segundo intento por parte del PSOE en connivencia con Ciudadanos, de sacar de los gobiernos autonómicos donde estaba asentado al PP. El inmediatamente anterior, que se había producido en Murcia y también había fracasado, fue lo que advirtió a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de lo que se le podía venir encima si no reaccionaba rápido. Así que convocó elecciones anticipadas en Madrid con el resultado que todos conocemos.
Fernández Mañueco va a intentar librarse cuanto antes de la amenaza que supone para él Luis Tudanca
Ha pasado algo menos de un año desde entonces y de nuevo los dados vuelven a girar sobre la mesa. Hasta el 21 de marzo no podrá pasar nada pero a partir de ese día se abren todas las posibilidades, que en este caso dependen muy mucho del comportamiento de Ciudadanos y de si Inés Arrimadas está o no dispuesta a mantener su compromiso de respaldo al presidente popular Fernández Mañueco o piensa dar un vuelco a la posición de su partido en Castilla y León en respuesta a los varios desprecios y ataques que Cs está sufriendo por parte del PP.
Y no sólo por su política de absorción de cuantos más militantes de Cs mejor sino también por la negativa de la dirección nacional de los populares a la propuesta de Arrimadas de concurrir a las elecciones andaluzas en coalición.
A estas circunstancias muy poco favorables al entendimiento pre electoral de PP y Ciudadanos hay que añadir la airada reacción del vicepresidente castellano leonés, Francisco Igea, cuando el PP votó en el parlamento regional a favor de una iniciativa del PSOE para derrotar la reforma sanitaria que había propuesto Ciudadanos. En aquél momento Igea amenazó incluso con romper el pacto de gobierno aunque la tensión se fue diluyendo con el paso de los días.
Así las cosas, nadie podría asegurar que a partir del 22 de marzo, fecha en que se cumple un año de la votación de la moción de censura, los diputados de Ciudadanos, todos o solamente alguno de ellos, decidieran cambiar de caballo y sumarse a las fuerzas socialistas que fueron en realidad quienes ganaron las elecciones de 2019 con 35 escaños frente a los 29 del PP.
Por lo tanto, Fernández Mañueco tiene todos los motivos para pensar en convocar elecciones anticipadas en primavera, antes de que el socialista le tome la delantera esgrimiendo además un presunto caso de financiación irregular del PP de Salamanca por el que ya ha pedido la dimisión del presidente del gobierno regional.
Hay algo que anima además a Fernández Mañueco a convocar elecciones: los sondeos. Según la mayoría de los estudios de opinión el PP de Castilla y León está cerca de alcanzar la mayoría absoluta, a falta tan sólo de un escaso puñado de escaños. En esas condiciones la convocatoria anticipada le proporcionaría dos años de tranquilidad una vez que se hayan aprobado los presupuestos, cuya votación se va a celebrar justamente antes de la Navidad.
La coalición ya no tiene la mayoría absoluta y necesita lograr el apoyo de alguna de las otras fuerzas minoritarias. Pero con presupuestos o sin ellos, es evidente que Fernández Mañueco va a intentar librarse cuanto antes de la amenaza que supone para él la fuerza parlamentaria de su adversario el socialista Luis Tudanca.
De manera que no nos arriesgamos nada si decimos que en marzo o abril habrá elecciones en Castilla y León y que en junio las habrá en Andalucía. En ambos casos las perspectivas electorales son muy favorables para los barones territoriales del PP, cuyo presidente podría así recibir un muy considerable empujón hacia La Moncloa si al mismo tiempo es capaz de cerrar de una vez por todas su absurdo y electoralmente devastador pulso con la presidenta de la Comunidad de Madrid. Él verá lo que hace.
El año que viene, que se presentaba inicialmente tranquilo para el Gobierno del PSOE-Podemos, va a dejar de serlo porque se apuntan en el horizonte dos convocatorias de elecciones anticipadas que parecen plantearse muy favorablemente para el Partido Popular: las de Castilla y León en marzo o abril y las de Andalucía a la altura de junio.
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