Zafarrancho de combate en Castilla y León. El presidente de la Comunidad abrió ayer por la mañana la espita de las elecciones anticipadas y dejó a todos sus adversarios con la palabra en la boca. 

Vayamos por partes. Al PSOE le ha ganado por la mano Alfonso Fernández Mañueco si fuera cierto lo que el propio presidente dijo ayer con toda claridad: que los socialistas estaban negociando en secreto un presupuesto con Ciudadanos y con el partido Por Ávila que tiene un sólo diputado pero que se sumaría a la mayoría si de lo que se trataba era de darle la vuelta al gobierno de coalición PP con Ciudadanos, hasta ayer en el gobierno castellano-leonés.

Aparte de en que sea cierta o no la acusación anterior, cosa que habría que comprobar, el reproche tiene su base en los antecedentes que empujarían siempre al presidente Mañueco a desconfiar de sus socios. Primero, por la decisión inicial de Francisco Igea, de Ciudadanos, tras las elecciones autonómicas del 26 de mayo de 2019, de pactar con el PSOE con el que hubieran sumado ampliamente la mayoría absoluta. No se llegó a ese pacto porque el entonces presidente del partido naranja, Albert Rivera, impuso su criterio y forzó a los dirigentes regionales del partido a cerrar el acuerdo con el PP a pesar de la posición contraria de éstos y de una buena parte de sus militantes.

Del socialista Luis Tudanca nadie en la región duda de que, habiendo ganado las elecciones de 2019 con 35 diputados frente a los 29 del PP, iba a intentar repetir en cuanto tuviera la oportunidad el movimiento que le salió mal el año pasado cuando presentó una moción de censura que acabó fracasando.

Y para eso necesitaba el apoyo de alguno de los diputados, no más de tres, de Ciudadanos con los que alcanzaría la mayoría absoluta necesaria, dado que la coalición PP-Ciudadanos había perdido esa mayoría cuando una diputada del partido naranja se pasó al grupo mixto. 

O convocaba elecciones o perdía el gobierno

Con esa esperanza y con las acusaciones de corrupción contra algunos responsables del PP en Salamanca, Tudanca tenía bastantes posibilidades de conseguir su objetivo porque las relaciones de los populares con los de Ciudadanos dentro de la coalición eran cada vez más tensas.

El riesgo para Mañueco de encontrarse en el mes de marzo con una nueva moción de censura era, por lo tanto, muy alto. O convocaba elecciones o perdía el gobierno.

Por eso, la única sorpresa es que lo haya hecho antes de que acabe el año. Pero la explicación que ha dado es extraordinariamente verosímil aunque haya sido desmentida con vehemencia por los de Cs: que PSOE , Ciudadanos y Por Ávila se estaban reuniendo a sus espaldas para pactar unos presupuestos alternativos a los que Mañueco e Igea se supone que tenían intención de someter al parlamento regional esta misma semana. Lo mismo que Isabel Díaz Ayuso no se fiaba de Ignacio Aguado y los suyos, Mañueco no las tenía todas consigo con los de Francisco Igea. Por eso, antes de disolver la Cámara, los ha expulsado a todos del gobierno.

La disolución de las Cortes castellano leonesas es una seria contrariedad para el Partido Socialista"

Victoria Prego

La disolución de las Cortes castellano leonesas es una seria contrariedad para el Partido Socialista. Pero para Ciudadanos, el damnificado principal, es un auténtico drama.

El partido naranja está luchando a brazo partido para no desaparecer del panorama político nacional engullido por el PP. Todas sus esperanzas estaban puestas en las elecciones andaluzas, donde pensaban que podrían sobrevivir mínimamente para desde allí intentar la remontada. Y, dado que Inés Arrimadas tiene la certeza de que Pablo Casado lo que quiere es devorar literalmente a su partido y absorber a todos sus votantes, no tendría nada de extraño que en unas seguras elecciones anticipadas en Castilla y León optara por ponerse a salvo de los populares pactando con los socialistas para asegurarse un hálito de vida durante cuatro años más.

Lo que sucede es que, en estos momentos, las perspectivas electorales de Cs en Castilla y León son pésimas y, al contrario, las del popular Fernández Mañueco son excelentes. Por eso se juegan literalmente la vida el 13 de febrero. Porque si mueren a la orilla del parlamento de Valladolid sus posibilidades de continuar con vida en las elecciones andaluzas son igual a cero. Ellos mismos lo dicen: “Si no conseguimos representación en Castilla y León, el partido está muerto”. Y es verdad.

Tiene por eso todo el sentido la indignación mostrada por Francisco Igea, que ya ha dicho que se reincorpora a su profesión de médico, de lo cual hay que deducir que no se va a presentar a las primarias que deprisa y corriendo tiene que organizar ahora Ciudadanos en la región. Y se comprende también el enfado de Arrimadas que protesta porque se siente engañada por Fernández Mañueco, que le dijo hace tres días que no tenía intención de convocar elecciones anticipadas. 

Hombre, hombre, hay que ser muy crédula para tragarse una afirmación así cuando la realidad es que el gobierno de coalición había perdido ya la mayoría absoluta a raíz del paso de la mencionada diputada de Ciudadanos al grupo mixto y cuya abstención hizo posible que la moción de censura no saliera adelante por un voto. Pero habría triunfado si ella en lugar de abstenerse decide votar a favor de la moción.

Arrimadas respira por la herida...que Mañueco ha abierto en el costado de un partido ya muy maltrecho

En esas condiciones de  precariedad no se puede mantener un gobierno durante mucho tiempo. Arrimadas respira por la herida que antes de lo que se pensaba Mañueco ha abierto en el costado de un partido ya muy maltrecho y que tampoco tiene tiempo ahora para preparar su estrategia de supervivencia. Está en el límite.

Pero hay unos terceros damnificados por esta repentina convocatoria de elecciones anticipadas. Son los partidos que pretenden representar a la España Vaciada. Existe en el parlamento castellano leonés un Por Ávila y una Unión del Pueblo Leonés con un diputado cada uno. Pero el proyecto de sumar fuerzas entre sí y con otros partidos provinciales, como Soria ¡Ya! o León Ruge, a los que les ha cogido por sorpresa la convocatoria y que se encuentran ante el dilema de concurrir a unas elecciones sin tener puesta a punto su estrategia, su programa y hasta sus candidatos, no les va a ser posible llevarlo a cabo con eficacia.

En Castilla y León radican muchos de los movimientos que pretenden constituirse en plataforma de partidos provinciales con la fuerza suficiente para forzar a las grandes formaciones políticas a tener en cuenta las reivindicaciones de una parte del país sempiternamente preterida en favor de los partidos nacionalistas de la periferia. Pero, dada la situación hoy, probablemente los representantes de la España Vaciada tengan que esperar a la convocatoria de elecciones generales para hacer su apuesta más fuerte.

La conclusión de todo lo sucedido a raíz del fracasado intento de Ciudadanos de desbancar, con la ayuda del PSOE, del PP de las autonomías en las que gobernaban, un intento que empezó en Murcia, que continuó en Castilla y León y que, aunque ellos lo nieguen, tenía como meta final la Comunidad de Madrid, ha supuesto una auténtica catástrofe para el partido de Inés Arrimadas porque se ha llevado por delante la confianza recíproca entre PP y Ciudadanos y la aceleración del proyecto de Casado de absorber sin más miramientos al partido naranja. Estos son los platos que ha roto la rotunda falta de cálculo político de la líder naranja y ya no hay quien los pueda restaurar.