Cerramos un 2021 bastante atípico en lo político, desgraciadamente por segundo año consecutivo, y también en lo económico, en lo social y en lo institucional. La maldita pandemia que nos azota desde la primavera de 2020, hace ya más de 20 meses, ha sido aprovechada por populistas de distinto signo para minar nuestra cohesión como sociedad e intentar socavar los cimientos de nuestra convivencia en paz y en armonía. No lo conseguirán. Hoy, último día del año, quiero aprovechar para escribir mi particular carta a los Reyes Magos y expresar algunos propósitos para este incierto 2022.

¡Más vacunas y menos locos!

Metidos, lamentablemente, de lleno en la sexta ola de esta horrible pesadilla, afectados por esta nueva variante ómicron, mucho más contagiosa que las anteriores, aunque a la vez menos letal en cuanto a su tasa de mortalidad, es más importante que nunca remarcar la importancia de las vacunas, como único remedio para acabar erradicando esta lacra. El objetivo, subrayado por la práctica totalidad de la comunidad científica y médica, es lograr que el virus mute hacia una variante con la que podamos convivir. Mientras llega ese día, cosa que ocurrirá más pronto que tarde, debemos lograr sin tardanza la extensión y generalización de la tercera dosis para toda la población, niños incluidos, y no consentir un solo paso atrás frente a esa secta creciente de iluminados que, invocando unos supuestos derechos individuales, siguen amenazando a toda la comunidad en su loca oposición a los remedios médicos y al llamado 'pasaporte Covid’. Protegiéndonos todos y cada uno de nosotros, nos protegeremos como sociedad, incluso a ellos que, instigados por los populistas de ultraderecha, han encontrado en esta materia un nuevo filón para atacar al gobierno y a las instituciones democráticas. 

Que dejen en los zapatos de los representantes de grupos políticos una dosis suficiente de cordura

¡No más crispación, por favor!

En lo político, sería deseable que la crispación general, que en los últimos doce meses ha subido de tono hasta límites insoportables, rebajara algunos grados su temperatura. Es responsabilidad de TODOS los líderes políticos enfriar el clima y dejar de crispar y dividir a los ciudadanos que, en la mayor parte de los casos, contemplan atónitos el espectáculo de unos representantes públicos que lejos de ponerse a la tarea de remar juntos para sacar a España del atolladero en el que se encuentra se dedican, cada miércoles, a tirarse los trastos a la cabeza en el Congreso tratando sólo de ‘arrimar el ascua’ a su sardina electoral. Pido a Sus Majestades de Oriente que dejen en los zapatos de los señores Sánchez, Casado, Abascal y también en los de Yolanda Díaz y en los del resto de representantes de los distintos grupos políticos una dosis suficiente de cordura para lograrlo. Los españoles, que tanto han sufrido en estos casi dos años, no merecen otra cosa. Sugiero, desde mi humilde atalaya, más altura de miras y generosidad al gobierno, y menos egoísmo electoral y prisa, a la oposición de derechas, por derribar a un ejecutivo que, con sus aciertos y sus errores, hace todo lo humanamente posible para salvar vidas y que la estabilidad económica de buena parte de los ciudadanos no termine de hundirse. 

No dejar a nadie atrás

En lo económico, el año ha terminado con una tasa de inflación preocupante -un 6,7 por ciento- que afectará sin duda en buena medida al poder adquisitivo de todos los españoles, pero que no deben hacernos caer en la desesperanza ni el desánimo. La promesa de Pedro Sánchez de cerrar el año con un recibo de la luz situado en un nivel similar a 2018 ha hecho a algunos profetas de la catástrofe esperar con ansia este último día de 2021 para exhibir una subida final, dicen que media, de un 94,5 por ciento respecto al objetivo fijado por el presidente. La llegada de los Fondos Europeos, que algunos irresponsablemente tratan de torpedear desde tribunas públicas o desde el propio Congreso de los Diputados, constituirá una buena oportunidad para que España salga de la parálisis -que por lo demás es general y afecta a todas las economías desarrolladas- que ha motivado esta maldita pandemia. Ayudaría, y no poco, que al igual que se ha logrado un entendimiento en materia de pensiones, todos los agentes sociales, especialmente los empresarios, pongan de su parte toda la empatía necesaria para lograr un consenso aceptable, en relación con las negociaciones lideradas por Yolanda Díaz, para la consecución del nuevo marco legislativo que deba regir las relaciones laborales en el futuro. 

Señale a los extremistas como una auténtica amenaza para la convivencia en paz de todos

Desde el principio de la pandemia, el gobierno presidido por Pedro Sánchez acuñó una frase que fue la de ‘que nadie se quede atrás’. Que ese siga siendo el norte y la guía de las políticas gubernamentales para este 2022. Es uno de mis deseos más fervientes: que el ‘Escudo Social’ llegue a todos… que llegue de verdad, sobre todo a quienes más lo necesitan. 

¡Aislemos a los populistas ya!

2022 debe ser además el año en el que podamos, por fin, neutralizar entre todos los demócratas, a los populistas de extrema derecha que, si bien se mueven en el filo del estricto límite de la legalidad, constituyen una seria amenaza para los Derechos Humanos, con su negación de la violencia machista, con sus insistentes iniciativas contra las Leyes Trans y contra las que amparan los derechos del colectivo LGTBi. Se ha visto con claridad en la Comunidad de Madrid. El incremento de agresiones homófobas en los últimos meses, y la posición de Vox, de puro chantaje a la presidenta Isabel Díaz Ayuso cuyos presupuestos solo apoyarían si daba su brazo a torcer en la anulación de estas leyes, hace más necesario que nunca una acción, al estilo de lo que la ya excanciller Merkel implementó en Alemania, que aísle a los extremistas y los señale como lo que son: una auténtica amenaza para la convivencia en paz de todos. 

¿Cataluña vs España? ¿España vs Cataluña? ¡No! ¡Más comprensión mutua y menos odio!

Pido a sus Majestades, como magos que son, que derramen también esa magia sobre una comunidad en concreto, sobre Cataluña, para que la división lingüística alentada por el nacionalismo más radical y la crispación social sean, más pronto que tarde, solo un mal recuerdo. Ojalá que Melchor, Gaspar y Baltasar, con su gran poder, puedan hacer por resolver el mal llamado ‘problema catalán’ y llevar a estos líderes nacionalistas y a sus votantes y simpatizantes algo más de cordura y sentido de Estado y al resto de los españoles una mayor empatía y comprensión hacia una comunidad, una de las más importantes de España, que no siempre se siente a gusto con su encaje político e institucional en el resto del Estado. ¡Menos odio, por favor! ¡Más comprensión mutua! 

Las diferencias, no sólo las derivadas del uso de una u otra lengua cooficial, deben ser factor de enriquecimiento social y cultural, nunca de división ni de separación, menos aún en el ámbito escolar, con menores de por medio que no tienen culpa alguna de la cerrilidad de sus mayores. 

Por supuesto que la lista de propósitos sería interminable: que cesaran los escándalos de pederastia en la Iglesia Católica para siempre, que los poderosos fueran más empáticos con los que menos tienen y que se lograra una mayor igualdad en el reparto de los recursos, que dos mil años después del nacimiento de Cristo, para los creyentes, siguen estando residenciados en manos de un mínimo porcentaje de la población mundial… que cesara el hambre y la necesidad y que los conflictos bélicos, que engordan las cuentas en paraísos fiscales de un  puñado de desalmados pasaran a ser sólo un triste recuerdo del pasado… que los criminales de guerra respondieran ante la justicia de sus actos. 

Que en 2022 los test sean solo los de embarazo y las mascarillas las del pelo

¡Cómo voy a olvidar el drama de la inmigración! No creo que sea mucho pedir una mayor solidaridad, por parte de los que tenemos la suerte de desarrollar nuestras vidas en países más opulentos y desarrollados, para con toda esa legión de millones de desesperados que llaman a nuestras puertas y a los que muchos siguen negando el acceso, haciendo gala de todo su asco, odio, racismo y xenofobia. 

Sí, me temo que mi carta a los Reyes Magos sería interminable… baste con estos buenos propósitos. Ojalá sus Majestades de Oriente tomen buena nota, al menos de algunos de ellos.

Acabo con algo leído hoy y que me ha encantado: ‘Que en 2022 los tests sean  solo los de embarazo, las mascarillas las de para el pelo y los positivos vuelvan a ser sólo las personas optimista’. 

¡Feliz 2022 y mis mejores deseos de paz y prosperidad para todos! ¡Qué se cumplan todos vuestros sueños!

Cerramos un 2021 bastante atípico en lo político, desgraciadamente por segundo año consecutivo, y también en lo económico, en lo social y en lo institucional. La maldita pandemia que nos azota desde la primavera de 2020, hace ya más de 20 meses, ha sido aprovechada por populistas de distinto signo para minar nuestra cohesión como sociedad e intentar socavar los cimientos de nuestra convivencia en paz y en armonía. No lo conseguirán. Hoy, último día del año, quiero aprovechar para escribir mi particular carta a los Reyes Magos y expresar algunos propósitos para este incierto 2022.

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