El talento femenino sigue invisibilizado en muchos sectores de la vida social, política y económica de nuestro país. Como si de un eterno juego del escondite se tratara, las mujeres continuamos ocultas e infrarrepresentadas en numerosos ámbitos, especialmente en aquellos en los que se toman las decisiones o que tradicionalmente han estado masculinizados. Basta mirar al Ibex 35 para ver que solo tres empresas están presididas por mujeres, de las cuales la única con un consejo de administración plenamente paritario es Grupo Red Eléctrica. Y es por ello que me siento en la obligación de aprovechar este altavoz para recordar las desigualdades que las mujeres seguimos sufriendo y promover el cambio. Como diría si del juego del escondite se tratase: por mí y por todas mis compañeras.
En España, seis de cada diez personas con titulación universitaria somos mujeres. Sin embargo, solo tres de cada diez ocupamos puestos directivos. El problema de que las mujeres no salgamos en la foto o seamos siempre minoría –como denunció con acierto recientemente la vicepresidenta primera Nadia Calviño– es que las decisiones que afectan a la vida del cien por cien de la población se toman sin incluir la visión del 50 por ciento.
En España, seis de cada diez personas con titulación universitaria somos mujeres. Sin embargo, solo tres de cada diez ocupamos puestos directivos
Las mujeres llegamos a este 8 de marzo zarandeadas por una crisis global que ha supuesto un retroceso en la igualdad de género. Tal como sucedió en 2008, quienes han perdido mayoritariamente el empleo han sido las mujeres, dada su alta ocupación en el sector servicios, el más azotado por la pandemia. Y llegamos sin haber cerrado múltiples brechas, como la salarial –las trabajadoras cobran casi un 20% menos que los hombres, según el INE– o la de los cuidados y las tareas domésticas –el 90 % de las excedencias para el cuidado de hijos lo solicitamos nosotras y dedicamos 37,5 horas a la semana a este trabajo no remunerado frente a las 20,8 que dedican los hombres, según este mismo organismo–.
Ante el riesgo de retroceso, las denuncias, reivindicaciones y movilizaciones del Día de la Mujer siguen siendo más que pertinentes para lograr el cambio. Si queremos un futuro más sostenible, justo e inclusivo, hemos de incorporar el talento femenino en todas las escalas de poder y en todos los sectores económicos. No olvidemos que las profesiones masculinizadas tienen mayor valoración económica y social, y esta segregación laboral se sigue transmitiendo de generación en generación a base de sesgos inconscientes, estereotipos y falta de referentes.
Desde niñas nos convencemos de que no estamos hechas para estudiar carreras STEM [por sus siglas en inglés, la visión interdisciplinar que integra ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas; STEAM cuando se incluyen las artes] y las descartamos a la hora de decidir nuestro futuro profesional. Así, según la reciente Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM, en el curso 2019/20 las mujeres suponían tan solo el 25,37% en la rama de ingenierías y arquitectura.
Son necesarias medidas específicas y ambiciosas para fomentar los estudios STEM o de formación profesional entre las más jóvenes, así como la selección, contratación, formación y promoción del talento femenino. Es así como lo entendemos en el Grupo Red Eléctrica. Por ello, nos hemos adherido a la Alianza STEAM Niñas en Pie de Ciencia por el talento femenino, una iniciativa del Ministerio de Educación y Formación Profesional para fomentar en niñas y jóvenes estas vocaciones en conexión con las artes y las humanidades. Y por ello estamos también trabajando en un proyecto que esperamos anunciar en breve y con el que buscamos animar a un gran número de alumnas de Secundaria a elegir este tipo de estudios.
A su vez, en Grupo Red Eléctrica contamos con un Plan de Igualdad que incluye 46 medidas relativas a la eliminación de la brecha salarial, la corresponsabilidad de los derechos de conciliación o la infrarrepresentación femenina. El objetivo es aumentar la presencia de la mujer en puestos tradicionalmente ocupados por hombres y pasar del actual 34,1% de mujeres en puestos directivos al 50% en 2030.
Porque las organizaciones más eficaces, rentables e innovadoras son aquellas en las que hay paridad en los equipos. Porque si se equiparase la participación laboral de las mujeres a la de los hombres, el PIB español aumentaría más del 10%. Y porque no podemos permitirnos desperdiciar la mitad del talento del planeta para afrontar los retos tan apasionantes que tenemos por delante, como la transición a un modelo de desarrollo más sostenible, justo e inclusivo.
Beatriz Corredor, presidenta del Grupo Red Eléctrica
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