El curso de una guerra es notoriamente difícil de predecir. El ejército ruso se halla empantanado en los alrededores de Kiev, pero está ganando terreno en el sur. La mayoría de las evaluaciones desde el terreno son que las mayores capacidades de Rusia eventualmente prevalecerán sobre el ejército ucraniano, pero es difícil ver cómo Rusia puede ocupar Ucrania si los ucranianos continúan resistiendo. Una insurgencia de larga duración es posible. Lo único que podemos predecir con total seguridad es que habrá mucha más violencia y muertes.
A estas alturas, la resistencia del ejército y el pueblo ucranianos ha sorprendido a casi todos, y especialmente al ejército ruso. La ira de los ucranianos contra el ataque de Putin a un país pacífico está alimentando su determinación de luchar. Los ucranianos lucharon tenazmente contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y contra la reimposición del gobierno soviético después de la contienda, por lo que existe una historia de resistencia a la invasión.
Los ataques aéreos pueden contribuir a controlar ciudades, pero es poco probable que acabe con la resistencia ucraniana
La perspectiva de una ocupación a medio y largo plazo no resulta sostenible. Varias variables determinarán la sostenibilidad del esfuerzo de Rusia: la moral del ejército ruso y la resistencia ucraniana; la capacidad de mantener las líneas de suministro de los países occidentales y el coste en la economía rusa. En acontecimientos pasados, en Grozny en Chechenia y en Alepo en Siria, Moscú ha respondido a la resistencia con bombardeos indiscriminados, asesinando a gran número de personas inocentes. Los ataques aéreos pueden contribuir a controlar ciudades, pero resulta poco probable que acabe con la resistencia ucraniana.
Pronostica una guerra es muy arriesgado. Mi expectativa es que, con el tiempo, el ejército ruso gane territorio, pero a un coste cada vez mayor en vidas. Putin no parece el tipo de persona que acepta la derrota, por lo que probablemente incrementará el nivel de violencia, incluso a pesar de que la guerra se vuelva más costosa. Existe espacio para la diplomacia, pero no está claro que esto sea a lo que aspira Putin. Su intención parece ser conquistar Ucrania y castigar a sus líderes y a su pueblo, no hacer un trato con ellos. Por desgracia, todo apunta a que el coste de la guerra para ambas partes tendrá que aumentar aún más antes de que sea probable algún tipo de final negociado.
Putin no parece el tipo de persona que acepta la derrota
En mi ensayo “Ukraine and Russia: From Civilized Divorce to Uncivil War” (Cambridge University Press, 2019), abordo las dinámicas que han marcado la relación entre Ucrania y Rusia y entre Rusia y Occidente desde el colapso de la Unión Soviética, que eventualmente llevaron a la guerra en 2014. La separación de Ucrania de Rusia en 1991, bautizada en aquel momento como “un divorcio civilizado”, ha llevado a lo que muchos llaman ahora “una nueva Guerra Fría”.
El conflicto se recrudeció por tres factores: el dilema de la seguridad, el impacto de la democratización en la geopolítica y los objetivos incompatibles de la Europa que sucedió a la Guerra Fría. Todos esos problemas han empeorado con la guerra. Ambos lados ahora se ven como altamente peligrosos y agresivos. El abismo entre una Rusia cada vez más autoritaria y el Occidente democrático se antoja insalvable, y Putin parece decidido a poner fin a la democracia en Ucrania. Los planes de Occidente y Rusia resultan diametralmente opuestos.
El abismo entre una Rusia cada vez más autoritaria y el Occidente democrático se antoja insalvable
Dependerá mucho de cómo concluya la guerra, pero está claro que así como los eventos de fines de la década de 1940 sentaron las bases para la Guerra Fría, los eventos de las últimas semanas podrían sentar las bases para un intenso conflicto entre Rusia y Occidente que probablemente durará décadas.
Desde el exterior Putin proyecta la imagen de que su misión es la de Pedro el Grande o Catalina la Grande, destinada a fortalecer a Rusia y extender sus confines. Algunos en Rusia probablemente lo vean de esa manera. Pero la historia lo contemplará como uno de los grandes locos de la era moderna, en la misma categoría en la que se encuentran Hitler, Stalin y Mao. Hace unos años, muchos le atribuían la reconstrucción de Rusia después del caos de la década de 1990. Ese legado se desvanece ahora junto a su afán de hacer la guerra a un vecino pacífico.
Paul D’Anieri es uno de los principales estudiosos de la Ucrania contemporánea. Su campo de investigación son las relaciones Ucrania-Rusia. Actualmente ejerce como profesor de Política Pública y Ciencias Políticas de la University of California, Riverside (Estados Unidos). Es autor de “Ukraine and Russia: From Civilized Divorce to Uncivil War”; "Understanding Ukrainian Politics: Power, Politics, and Institutional Design: Power, Politics, and Institutional Design" o "Politics and Society in Ukraine", entre otros títulos.
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