¿Qué característica, qué rasgo, es absolutamente imprescindible y comparten todos aquellos que llegan a la cima en sus respectivos ámbitos, ya sean empresarios, políticos, deportistas o cualesquiera otros que triunfan, de manera rotunda en su vida, por dispar que sea su ocupación?
¿Han cambiado en los últimos meses las fortalezas que permiten a las personas llegar al éxito en la vida y ser felices?
Porqué es inútil negarlo, ahora mismo, no hay superhéroes, nuestra salud emocional está muy muy tocada. Tras dos años de pandemia, la resistencia emocional de la mayoría de las personas está muy dañada y justo cuando teníamos la esperanza de estar saliendo de este túnel, aparece la guerra en Ucrania. Un sátrapa, Putin, que nos amenaza con una gran guerra y, además, el peligro, por no decir la seguridad de vivir una fuerte crisis financiera y recesión económica. Muchas personas ya se encontraban al límite de su resistencia emocional y esta guerra les ha desbordado definitivamente.
El nivel de estrés, miedo y ansiedad que todos hemos experimentado ha cambiado de forma inevitable también nuestras vidas a nivel personal y a menudo, profesional. Desde el punto de vista profesional, algunos rasgos de nuestra personalidad se han vuelto clave, y todos los que gestionan equipos han tenido que aprender a gestionar las nuevas necesidades y prioridades de su gente.
Obviamente son muchos los rasgos comunes que todos los líderes y personas exitosas poseen y, sin los cuales, no hubieran dado el salto definitivo: confianza, autenticidad, valentía, capacidad de comunicación, resiliencia... Pero si hay una cualidad clave, la que salva la diferencia entre una posición notable y la preeminencia absoluta es, sin duda, la capacidad de autogestionarse, a sí mismos y a sus emociones. Una capacidad que ahora mismo es esencial, imprescindible. Algunos lo llaman, simplemente, control o dominio de la propia voluntad.
Uno de mis colaboradores, evoca a veces la frase de un conocido exfinanciero español, de gran éxito en los años noventa: 'Soy consciente -decía aquel banquero que atesoraba una cualificación intelectual y técnica fuera de lo común- que soy mucho más inteligente que la mayoría de las personas que me rodean. Pero mi inteligencia era como el cincel, que sin el martillo de la voluntad no me hubiera servido absolutamente para nada'.
Por no salir del mundo de la comunicación, es conocido el caso de un locutor de radio que nació con un grave problema en el velo del paladar que le impidió hablar... ¡hasta los catorce años! Probablemente y, como agravante a su desgracia, sería objeto de chanzas y burlas crueles por parte de otros chicos de su edad. Por no hablar de qué pudo pensar su familia cuando, de alguna manera, comunicara -desde muy niño- su voluntad, no solo de dedicarse al periodismo sino ... ¡a la radio! Era inteligente, culto, un chaval precoz para su edad y con muchas más lecturas que sus compañeros de clase. Pero fueron su voluntad y el control de sus emociones, las mismas que a otro le hubieran hundido en una depresión, las cualidades que le permitieron culminar su sueño: aprender a hablar siendo ya un adolescente y conseguir llegar a ser un profesional del micrófono.
Una herramienta insuperable
Tan esencial es ese dominio de nuestras pulsiones que es lo que hace a los grandes capaces de enfrentarse a conflictos, sueños, retos o ambiciones, aprovechando al máximo su potencial. Ese autodominio es el que impide también que prejuicios o falsas limitaciones obstaculicen la capacidad de lograr nuestros objetivos. Parece bastante obvio que es muy difícil reaccionar ante todas las circunstancias, unas favorables y otras francamente adversas que nos asaltan cada día. Pero quienes lo logran es porque han grabado a fuego en su carácter una regla que les ayuda a salir airosos de cualquier cosa: 'No son las circunstancias las que determinan nuestras emociones o nuestro estado de ánimo sino la forma en cómo reaccionamos a ellas'.
He visto a organizaciones y directivos hundirse en la miseria y arrastrar su gente al abismo
Frente a los problemas inevitables que la pandemia ha creado en todos y todas las organizaciones, no hay nadie que pueda decir no haber sido afectado de alguna forma. Sin embargo, os puedo asegurar, que en este periodo, en cual he trabajado más que nunca como asesor, he visto a organizaciones y directivos, hundirse en la miseria y arrastrar su gente al abismo y otros que se han crecido, sacando lo mejor de si mismo reaccionando a un día a día, totalmente desconocido y lleno de amenazas y nuevos retos.
La realidad es que, incluso sin eventos extraordinarios, no tenemos una bola de cristal que, cada mañana, nos indique que es lo que de bueno y de malo nos ocurrirá ese día. Pero lo que sí depende de nosotros es la forma en la que cada uno de esos eventos va a influirnos. Si al llegar al trabajo, nuestro jefe nos echa una bronca descomunal tenemos dos opciones: hundirnos para el resto de la jornada o calmarnos y tratar de extraer las lecciones oportunas -que sin duda las habrá- para mejorar nuestro desempeño. Es la diferencia entre paralizarnos o darle la vuelta a lo que, en principio es un hecho desagradable, y convertirlo en un acicate o en un punto de inflexión para una mejora que pueda sacarnos de una cierta postración.
'Gimnasia emocional'
Llegados a este punto, la pregunta es obvia: ¿se puede entrenar esta capacidad? Claro que sí. De hecho, casi todo puede entrenarse. Todas nuestras áreas de mejora son susceptibles de 'trabajarse'. Entremos pues en lo que denomino: 'Gimnasio Emocional'.
No me he vuelto loco, no. Quiero ver a todo el mundo en zapatillas y ropa deportiva para 'sudar emocionalmente' y entrenar para conseguir mayor efectividad en nuestro trabajo y, por qué no, mayores cotas de felicidad personal.
En mis largos años de conferenciante, al impartir cursos de 'Emotional Fitness', he enseñado a muchas personas a estar en forma mental y emocionalmente. Si el objetivo del 'Fitness' es el bienestar físico, el del emocional es llegar a dominar las técnicas y las estrategias que nos muestren cómo administrarnos mejor a nosotros mismos y en qué forma sacar el máximo partido a nuestras cualidades, a nuestros talentos y como reducir el impacto negativos de nuestros ‘defectos’, que prefiero llamar áreas de mejora. En definitiva lo que necesitamos es conseguir sacar el máximo de lo que somos, lo bueno e incluso lo malo.
A muchos les parecerá chusco, pero la relación con el 'Fitness' tiene sentido porque son de aplicación las mismas reglas que operan para los músculos de nuestro cuerpo. De igual forma que para desarrollar un músculo hay que someterlo a un cierto 'stress', es decir, levantar cada vez más peso del que está acostumbrado, para entrenar nuestro carácter deberemos proceder de igual modo. Si levantamos siempre el mismo peso, el músculo se mantendrá, pero no se desarrollará ni ganará volumen. Al prepararse para asumir cada vez más retos, más dificultades, problemas de más enjundia, nuestros 'músculos morales y emocionales' se ejercitan en superar adversidades para las que no estaban preparados y conseguir que salgamos más fortalecidos de lo que estábamos ante situaciones cada vez más complejas o adversas. Nuestro miedo a las adversidades disminuirá porque ya las conocemos y sabemos lo que hay que hacer. Se han convertido ya en parte de nuestra 'zona de confort' y nos han hecho crecer más completos, más fuertes, más resilientes.
Crecer significa salir de esa 'zona de confort' y el liderazgo personal es la capacidad de expandirla, volviéndonos cada vez más elásticos mentalmente. O lo que es lo mismo, más flexibles para adaptarnos a circunstancias cambiantes sin perder el control por el hecho de que las cosas discurran por territorios que, hasta ese momento, nos eran desconocidos. Haciéndonos capaces, en suma, de tomar el control de nosotros mismos.
La pandemia, la guerra en Ucrania, todos los eventos extraordinarios son un auténtico tsunami de emociones desconocidas que ponen a prueba nuestra capacidad de autogestionarnos y gestionar nuestros equipos. Es nuestra responsabilidad reaccionar, por nuestro bien y el de la gente que nos rodea. NO TODOS tienen la misma capacidad emocional y mental para reaccionar adecuadamente a estos eventos, por esta razón hoy más que nunca es complicado gestionar personas.
¡El momento es ahora!
Hoy es el día... ¡no hay que dejarlo para mañana! Hay que ponerse a entrenar y preguntarse qué es susceptible de mejora o cambio en nuestra forma de actuar. Y, ya de paso, por qué no lo habías hecho hasta ahora. Sé sincero contigo mismo y atrévete a empezar ya. Aunque parezca mentira, somos más disciplinados para 'matarnos' de hambre en una dieta o en un gimnasio que para tomar decisiones ligadas a nuestra estabilidad emocional y crecimiento personal. Solo porque tenemos prejuicios y pensamos que seremos incapaces de conseguirlo. ¡Tomemos decisiones!... los miedos, la incertidumbre y el pesimismo son los peores enemigos de este proceso de mejora. Solo empezando el camino con sinceridad se puede salir del 'Gimnasio Emocional' con más fuerza. Antes de empezar el entrenamiento, es fundamental hacer 'ejercicios de calentamiento' con algunas reglas básicas: la felicidad depende proporcionalmente de la cantidad de emociones positivas que se viven. Cuanto más llena esté la vida de alegría, felicidad, seguridad y diversión, más sentido tendrá vivirla. Y ya hemos repetido que es posible influir en las emociones propias y aprender a gestionarlas. Es una grave equivocación buscar las soluciones en los demás, fuera de uno mismo. Solo con un gran trabajo interior se logra la superación. Utilizar entrenadores, 'coach' puede ayudar, pero cada persona es responsable final de su cambio. Si uno NO QUIERE, NADIE podrá hacer nada por él. ¡A sudar!
Y permitidme daros un consejo para sobrellevar mejor este momento tan complicado, FRENTE A LA INCERTIDUMBRE, IR PASO A PASO, no dejarse atrapar por la sobre información y ‘carpe diem’, más que nunca.
Desde que empezó la agresión de Rusia a Ucrania el refugio de más de tres millones de personas se materializa […]¿Qué característica, qué rasgo, es absolutamente imprescindible y comparten todos aquellos que llegan a la cima en sus respectivos ámbitos, ya sean empresarios, políticos, deportistas o cualesquiera otros que triunfan, de manera rotunda en su vida, por dispar que sea su ocupación?