Rusia está imponiendo su ritmo en el conflicto bélico en Ucrania y da un golpe de efecto profundizando en su guerra hibrida contra la Unión Europea. Además de intensificar su invasión en el sur y el este de Ucrania, el cierre del grifo del gas a Polonia y Bulgaria, es un paso más en su guerra económica y propagandística.

Gazprom, empresa estatal rusa y mayor compañía de gas natural del mundo, ha dejado de suministrar gas a Polonia y Bulgaria, supuestamente ante la negativa de ambos gobiernos a pagar en rublos

Aunque la compañía polaca de gas natural PGNiG asegura que este corte en el suministro no afectará a los clientes, es evidente que estamos ante una vuelta de tuerca en la escalada bélica que tendrá consecuencias negativas para los países afectados, especialmente Bulgaria, que depende en más de un 90% del gas ruso. 

El conflicto bélico ha provocado dinámicas inflacionistas en los mercados, incrementos de los precios de la energía, y unas afecciones en la cadena de distribución

El conflicto bélico en Ucrania amenaza con extenderse más allá del territorio ucraniano y ya ha afectado de forma significativa a la economía europea, con dinámicas inflacionistas en los mercados, incrementos de los precios de la energía, y unas afecciones en la cadena de distribución. El anuncio del corte de suministro ya ha provocado que el precio del gas escale en toda Europa ante el temor de que se aplique a otros países europeos

Afortunadamente antes se ha dado viabilidad a la excepcionalidad ibérica acordada con la Comisión Europea, que va a permitir a España y Portugal topar los precios de gas, para aliviar las tensiones inflacionistas y la escalada de precios energéticos. El acuerdo posibilitará limitar el precio del gas a una media de 50 euros por megavatio hora (MWh) durante los próximos 12 meses. Además de rebajar la factura de la electricidad, también contribuirá a reducir la inflación, teniendo un efecto positivo en cadena sobre el conjunto de la economía. El acuerdo puede reducir aproximadamente un 30% la factura eléctrica para un consumidor medio de la tarifa regulada, que es la que más ha sufrido la alta volatilidad del mercado.

Hay que subrayar que en el corto plazo el gas licuado no es una alternativa para sustituir de forma total el suministro del gas ruso, aunque si puede ayudar a aliviar parcialmente la dependencia energética europea y de forma particular de Alemania.

El anuncio de la empresa estatal rusa Gazprom de interrumpir totalmente sus exportaciones con destino a Polonia y Bulgaria, constituye la respuesta más dura del Kremlin a las sanciones impuestas por Occidente. El gas ruso sigue, sin embargo, fluyendo hacia el resto de países de Europa a través de la red de gasoductos rusos, que discurre por territorio polaco y ucranio. 

Países como Alemania y Austria no están preparados para poner fin a la dependencia del gas ruso

No obstante, los países afectados por el corte no han quedado totalmente desabastecidos. El Gobierno polaco asegura que podrá sustituir el suministro ruso con exportaciones noruegas y con el gas natural licuado de Estados Unidos y Qatar.

Este corte del gas forma parte de la escalada bélica y es una respuesta agresiva a las sanciones impuestas, subiendo los precios y lanzando una amenaza disuasoria a toda la UE. Tal y como afirma el gobierno polaco el corte de suministro por parte de Gazprom es una violación de los contratos, una suerte de chantaje de Rusia que intenta imponer un plan extracontractual de pago en rublos a través de terceras personas sin garantizar los suministros.

Otros países europeos como Alemania y Austria, no están preparados para poner fin a la dependencia del gas ruso, aunque la Comisión Europea les haya instado a recortar en dos tercios la importación de gas y petróleo rusos. Fuera de la Unión Europea, Moldavia, que sufre un conflicto en su región rebelde prorusa Transnistria, también puede sufrir una interrupción del suministro de gas.

El gasoducto Yamal-Europa, que transcurre por Bielorrusia y por Polonia, que es el principal afectado por el anuncio del corte, tiene una capacidad anual de transporte de gas de 33.000 millones de metros cúbicos. Esta capacidad es inferior a los 55.000 millones de metros cúbicos que se bombean a través del gasoducto Nord Stream 1, que conecta directamente Rusia y Alemania, y que paradójicamente transita por Ucrania. 

Podemos advertir que este anuncio de corte de suministro será percibido negativamente en los mercados europeos, ya que la intensificación del conflicto está provocando un evidente retroceso en la confianza de las empresas y los consumidores europeos, restando potencia en la recuperación y el despegue de la economía, aunque no es previsible una recesión en el corto plazo.

Rusia aporta alrededor del 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE

En el comercio exterior la alianza Rusia-China puede desplazar la centralidad en las relaciones de intercambio comercial de la UE a otras áreas geográficas. El problema de esta vertiginosa escalada en el conflicto de Ucrania no es tanto que la UE pierda a Rusia como cliente, sino como proveedor energético. Ahora mismo Rusia es el suministrador más importante de la UE de algunas importaciones cruciales, que no pueden ser sustituidas rápidamente. Rusia aporta alrededor del 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE, y las instalaciones de almacenamiento de gas natural de la UE actualmente están solo a un tercio de su capacidad.

La gasolina, la electricidad y otras materias primas ya han alcanzado máximos históricos en estos dos meses de guerra, con oleadas de alzas de precios, lo que supone un incremento en el coste de la vida. Esta situación va a suponer un lastre en la recuperación económica y las previsiones de crecimiento del PIB del 5,6 % en España pueden verse muy comprometidas, teniendo una clara tendencia a la baja.


José Manuel Corrales es profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea