Los acontecimientos que se han venido sucediendo desde que, hace ya más de dos años, estallara la pandemia del coronavirus, han alterado profundamente el ritmo de la cadena logística a nivel mundial. En una suerte de efecto dominó, se han ido acumulando diferentes paros y reactivaciones que han provocado incontables cuellos de botella a los que solo puede hacerse frente con soluciones más eficientes y flexibles.
Transporte y distribución se han convertido en una prioridad para empresas de todos los sectores que han visto cómo, desde marzo de 2020, se suceden situaciones de paro absoluto, intentos de vuelta a la normalidad, falta de abastecimiento, picos de demanda… Algo así como una montaña rusa en cuanto a la producción, pero, muy especialmente, en cuanto a la distribución.
Recordemos que cuando, después de los primeros confinamientos estrictos, hacíamos un primer intento de volver a la normalidad, las consecuencias del Brexit empezaban a evidenciar graves dificultades para todo el sector del transporte en Europa (una situación que, de hecho, sigue causando problemas de forma más o menos intermitente, con colapsos en el puerto británico de Dover y el paso de Calais).
El encallamiento del ‘Ever Green’ en el canal de Suez en marzo de 2021 dejó detenidos cerca de un millón de contenedores con destino a diferentes puertos de Europa. Supuso un nuevo palo en la rueda dentada de la cadena de suministro, acostumbrada a funcionar como un engranaje bien engrasado y con la puntualidad de un reloj.
A nivel nacional hemos tenido, además, otros dos grandes frenazos. El primero, con motivo de las inclemencias meteorológicas -Filomena supuso un auténtico tsunami para el transporte de mercancías-, y el segundo, con el paro patronal y la posterior huelga del sector del transporte por carretera. No han sido pocas las empresas que han mostrado cómo sus almacenes se llenaban de mercancía sin recoger, mientras tenían que parar sus líneas de producción porque no recibían las necesarias materias primas.
Más incertidumbre en el horizonte
A día de hoy, el escenario no anticipa mayor tranquilidad y regularidad para la cadena de suministro a nivel global. Las estrictas medidas impuestas por China frente a la variante Ómicron han provocado cierres prolongados en Shenzhen y Shanghai. El conflicto en Ucrania y las medidas de bloqueo a Rusia y sus empresas han implicado, entre otras cosas, la necesidad de establecer nuevas rutas para el transporte de mercancías. En determinados sectores la situación se agrava porque no solo hay dificultades de transporte, sino también escasez de materias primas críticas, como microchips y semiconductores.
Por desgracia, todos estos elementos no hacen presagiar que la situación vaya a mejorar en el corto plazo. Resulta difícil predecir cuándo concluirá el conflicto y cuál será su impacto total, pero es casi seguro que en algún momento del futuro cercano volverán a producirse picos en la demanda de transporte. Los centros de transporte y de producción que ahora mismo están bajo mínimos o directamente interrumpidos volverán a su actividad, e intentarán (especialmente en el caso de las compañías asiáticas) recuperar el tiempo perdido a toda velocidad.
Sólo podemos tener dos cosas seguras: que habrá más incertidumbre y que habrá más cuellos de botella"
Con los elementos que tenemos ahora mismo para hacer juicios y predicciones solo podemos tener dos cosas seguras de cara a los próximos meses: que habrá más incertidumbre y que habrá más cuellos de botella.
Para hacer frente a todas estas situaciones, la respuesta pasa por recurrir a soluciones de transporte más flexibles y eficientes que permitan a los cargadores contratar en cada momento el volumen de transporte que necesiten (sean o no cargas completas). Gracias a la tecnología es posible optimizar las rutas y las cargas de cada transportista para evitar los kilómetros recorridos en vacío y dar así un mejor servicio al conjunto de las empresas españolas. Después de estos dos años, no pueden permitirse más incrementos en los costes de los que ya tienen ni servicios que no les ofrezcan la eficiencia y flexibilidad que necesitan.
Diego Yung, director regional de Ontruck
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