Nos toman por idiotas, por moldeables, manejables, manipulables y poco leídos. Nos consideran moneda de cambio a la que usar, no a la que servir. Conocen nuestros breve interés por las cosas y la volatilidad de nuestras polémicas, más propias de Twitter que del Congreso de los Diputados. No se engañen, a España la gobierna en las grandes cosas ERC y Bildu. Esta misma semana seguían hablando Bolaños y Junqueras para determinar qué cabeza cortaban. El primero, el responsable de enviar periódicamente al CCN (Centro Criptológico Nacional) el teléfono móvil del Presidente Sánchez para ser chequeado de posibles pinchazos de Pegasus, y no lo hizo durante meses. El segundo, condenado a 13 años por sedición e indultado, sabe de la debilidad de este Gobierno y que debe aprovecharse y pronto de él, no va a durar mucho más, y lo que venga no le permitirá seguir siendo el Presidente de España en la sombra.
Son estos dos personajes más de tragicomedia que de la política, los que deciden si Fiscalía apoya o acusa en el procés, si Pérez de los Cobos es general o no, los que cesaron a uno de los mejores abogados del Estado, Edmundo Bal por creer que lo de Junqueras era rebelión y no sedición y los que deciden que los Reyes de España no puedan entregar los premios al talento jóven Princesa de Girona, en Girona. Ni el Rey, ni Sánchez, ni el Estado deciden, es un golpista condenado como Junqueras quien marca el paso. Y para que sea público, acuerda con Bolaños que él será entrevistado en El País el mismo día que cesen a Paz Esteban de la dirección del CNI. En esa entrevista pactada Junqueras deja claras dos cosas: que exige la dimisión de alguien y que dejarán de pedir la cabeza de Margarita Robles si lo hacen. Dicho y hecho.
¿No se han preguntado por qué no piden la República y otro referéndum ahora que lo tienen todo a favor? Muy sencillo, porque lo que les interesa no es la independencia sino vivir de ella eternamente. ¿Por qué si les espió el Gobierno no piden la dimisión del Presidente o los ministros? Porque con la cabeza de un funcionario es suficiente, no sea que se cabree Sánchez y les deje de dar todo lo que piden.
Lo extraño no es que el CNI espíe a los socios secesionistas del Gobierno Sánchez, sino que el Gobierno español tenga esos socios. Lo ilegal hubiese sido que el CCN no investigara a quienes quieren romper la democracia y terminar con el Estado. Y digo investigar porque es lo que se hace con orden judicial, lo otro sí es espiar. Como hicieron conmigo en el año 2017, por orden de la Consejería de Interior de la Generalitat catalana gobernada entonces por el golpista Joaquim Forn, y lo hicieron sin orden judicial.
Por participar en manifestaciones contra el referéndum ilegal del 1-O, fui espiado, perseguido, fotografiado y se elaboraron informes “reservados” sobre mi filiación política e ideológica, mi lugar de trabajo, mi cometido en las manifestaciones,… Ese informe de la Comisaría General de Información clasificado como “Reservado” lo tiene el juez y está en mi poder. Los Mossos lo intentaron destruir en la incineradora del Besós y la policía pudo recuperarlo minutos antes hecho añicos y reconstruirlo para llevarlo a sede judicial.
Denuncié ese espionaje ilegal y en todas las instancias judiciales se archivó el caso, los Mossos alegaron “que lo hacían para protegerme”, que me espiaban por mi seguridad, y lo curioso es que los jueces les creyeron. En estos momentos la denuncia ha llegado al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo intentando que en Europa defiendan los derechos ciudadanos de un catalán y español, igual que ellos, que por serlo ha sido perseguido en su propia tierra. Lo que hicieron conmigo y con tantos otros sí es espiar, no investigar, pero nadie puso el grito en el cielo. Aún espero que el Colegio de Periodistas de Catalunya al que pertenezco, lo condene o me apoye de alguna forma, y han pasado ya cinco años.
Nos toman por idiotas, por moldeables, manejables, manipulables y poco leídos. Nos consideran moneda de cambio a la que usar, no a la que servir. Conocen nuestros breve interés por las cosas y la volatilidad de nuestras polémicas, más propias de Twitter que del Congreso de los Diputados. No se engañen, a España la gobierna en las grandes cosas ERC y Bildu. Esta misma semana seguían hablando Bolaños y Junqueras para determinar qué cabeza cortaban. El primero, el responsable de enviar periódicamente al CCN (Centro Criptológico Nacional) el teléfono móvil del Presidente Sánchez para ser chequeado de posibles pinchazos de Pegasus, y no lo hizo durante meses. El segundo, condenado a 13 años por sedición e indultado, sabe de la debilidad de este Gobierno y que debe aprovecharse y pronto de él, no va a durar mucho más, y lo que venga no le permitirá seguir siendo el Presidente de España en la sombra.
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