Hace ya más de un año que el todavía vicepresidente del Gobierno designó a Yolanda Díaz como su sucesora al frente de la candidatura electoral de Podemos en las próximas elecciones generales.
Desde entonces, el progresivo distanciamiento de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo de la actual dirección del partido morado ocupado por las también ministras Ione Belarra e Irene Montero ha ido en aumento hasta el punto de que a día de hoy prácticamente ni se dirigen la palabra. Es más, el propio Pablo Iglesias ha llegado a decir que “quizá fue un error” designarla como su sucesora sin siquiera haberla consultado.
Muy poco tiempo después de esa designación a dedo Yolanda Díaz anunció que pensaba encabezar una plataforma, o un frente amplio, o algo así porque todavía ni siquiera tiene nombre y dejó enseguida muy claro que Podemos no iba a ser la “nave nodriza” de ese movimiento amplio a la izquierda del PSOE.
El caso es que hasta el momento sólo se le conoce el acto celebrado en Valencia -estamos hablando del 10 de noviembre- en compañía de Ada Colau, Mónica García y Mónica Oltra titulado “Otras políticas” que según dijo Díaz era “el comienzo de algo que va a ser maravilloso”. “Sé que la gente está esperando cosas diferentes”, añadió. Bueno, pues hasta hoy.
Entremedias se han producido numerosos acontecimientos que han alterado la vida política española sin que la señora Díaz haya hecho otra cosa que ponerse al lado de Pedro Sánchez y frente a las dirigentes de Podemos, ya sea en la guerra de Ucrania en la que tuvo que reprender a la señoras Belarra y Montero por calificar al PSOE como “el partido de la guerra” ya sea en el más reciente caso del espionaje a los independentistas catalanes por el CNI en el que Pablo Echenique, portavoz de Podemos pidió la dimisión de la ministra de Defensa “por la dignidad del Gobierno y por la suya propia”, asunto en el que Díaz se ha mantenido en escrupuloso silencio.
Yolanda Díaz no va a ser la cabeza de cartel del partido morado a menos que cambien mucho las cosas
Es evidente, pues, que Yolanda Díaz no va a ser la cabeza de cartel del partido morado a menos que cambien mucho las cosas. Por lo tanto, no va a ser en esa plataforma en la que se va a apoyar para ese “frente amplio” por llamarlo de alguna manera que no acaba de arrancar.
En el mes de febrero los periódicos recogían que la ministra de Trabajo estaba ultimando una gira por toda España entre abril y mayo para “escuchar a la ciudadanía” antes de decidir si es candidata. Y no emprendió nada.
En Andalucía se habían hecho la ilusión de que, por fin, le iban a ofrecer un acuerdo entre todas las innumerables izquierdas a la izquierda del PSOE que se iban a presentar en una candidatura unida a las elecciones del 9 de junio. Pero también dijo ella que lo suyo “no tiene nada que ver” con lo que le ofrecían.
¿Y dónde va a encontrar entonces las bases para articular un partido o un movimiento si no es en la izquierda del PSOE? Porque eso de “escuchar” al personal tiene su interés si efectivamente se le escucha. Pero es que esta señora lleva hablando de ese proceso sin que acabe de arrancar la cosa.
Ahora ha vuelto a aplazar su plan de escucha hasta después de las elecciones andaluzas y va a recorrer España, dice, para pulsar las tendencias de la sociedad. Esperemos que no lo deje para septiembre por el calor, que todo podría ser.
Y, una vez escuchada toda España, que ya es mucho decir, ¿qué va a hacer la señora Díaz? ¿Va a organizar unas delegaciones en cada una de las provincias españolas o cree que las elecciones se ganan únicamente con su cara bonita y su sonrisa encantadora?
Porque pudiera ser que crea de verdad que se va a organizar un movimiento imparable en torno a su persona suficiente para ganar algún peso en las elecciones generales. Eso sin tener en cuenta la factura que le va a pasar Podemos si, como parece, ella no cuenta con su estructura ni con sus dirigentes para presentarse a los comicios, lo cual, de paso, resultará letal para los morados.
Lo que Pedro Sánchez formuló en el mes de abril en una entrevista en Antena 3, “Aquí va a haber dos opciones: o un Gobierno de coalición de la derecha con la ultraderecha, o un Gobierno de centroizquierda del Partido Socialista con lo que represente el espacio de Yolanda Díaz” no pasa de ser un deseo que no tiene nada que ver con la realidad porque el espacio de Yolanda Díaz es a día de hoy exactamente la nada.
Y sabemos ya que "el espacio que represente" tampoco es la suma de los partidos de izquierda que en Andalucía esperaban ilusionados una bendición suya que nunca llegó, antes al contrario, se desmarcó de ella con cajas destempladas. Ni es el espacio de Podemos del que se aleja cada vez más. En definitiva, a estas alturas no se sabe lo que es ni lo que pretende.
Puede que la señora Díaz acabe revelándose como un bluf de dimensiones estratosféricas. De momento, el camino que lleva le conduce a la nada.
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