Andalucía va a ser esta vez la prueba del algodón para muchos de los partidos que concurren a estas elecciones que, siendo autonómicas, se van a entender en buena medida como la antesala de las elecciones generales.
Para el PP porque si gana en Andalucía y en mayo de 2023 gana también en Madrid, muy mal se le tiene que dar a Alberto Núñez Feijóo para no vencer a Pedro Sánchez en los comicios generales.
Yo no las tendría todas conmigo si fuera el actual presidente de la Junta de Andalucía al que los sondeos acarician en estos momentos el oído
Parece que Juanma Moreno está a 10 escaños de la mayoría absoluta pero estos sondeos de precampaña ya se ha visto que los carga el diablo, Y, si no, que se lo preguntan a Alfonso Fernández Mañueco, que de estar acariciando con los dedos esa soñada mayoría que le otorgaban las encuestas de comienzos de enero a los 31 escaños que le obligaron a pactar un gobierno de coalición con Vox hubo un largo trecho.
De manera que yo no las tendría todas conmigo si fuera el actual presidente de la Junta de Andalucía al que los sondeos acarician en estos momentos el oído.
Vox ha apostado fuerte y ha enviado a lo mejor que tiene disponible que es Macarena Olona. Pero debería tener cuidado la señora Olona en no pasarse de frenada apostando más de la cuenta por un triunfo arrollador. Nada es más contraproducente que picar demasiado alto porque en ese caso se interpretará como un fracaso lo que probablemente sea un éxito considerable.
Pero Vox tiene ahí, mucho más que en Castilla y León, un banco de pruebas para el futuro. Si la gestión en Castilla y León no se convierte en una desmesura, y por lo visto hasta ahora, que es verdad que es poco tiempo, no hay nada que reprocharle a los de Santiago Abascal, y si además logran hacer lo mismo en Andalucía - mientras los números les den para ello- es posible que el maleficio que constantemente utiliza la izquierda para conjurar la llegada de Vox al poder quede desactivado y entonces se conviertan en un socio fiable para el PP de Núñez Feijóo, que ahora mismo no lo son. De modo que en Andalucía van a tener su particular banco de pruebas.
El PSOE no va a ganar estas elecciones por muchas veces que acuda Pedro Sánchez a sostener la candidatura de Juan Espadas. Eso está más que cantado y le crea un serio problema al presidente del Gobierno
Ciudadanos está al borde del abismo y en Andalucía se juega el saltar definitivamente al vacío. Juan Marín ya ha dicho que si es el único diputado que sobrevive al 9 de junio va a presentar su dimisión, ya veremos si lo lleva a cabo. Pero eso supondría que ya no quedara nadie del partido naranja en esa tierra porque los cuadros están desertando en masa y están llamando a las puertas del Partido Popular. Inés Arrimadas se quedaría entonces, como figuras destacadas, con Begoña Villacís en el Ayuntamiento de Madrid y con ella misma y con Edmundo Bal en el Congreso de los Diputados por lo menos hasta que se convoquen elecciones generales. Pero ya estarían abocados a la muerte y todo el talento político de Ciudadanos pasaría a retirarse de la vida política o a integrarse en las filas del PP. Es su penúltima oportunidad antes de caer definitivamente en la irrelevancia.
El PSOE no va a ganar estas elecciones por muchas veces que acuda Pedro Sánchez a sostener la candidatura de Juan Espadas. Eso está más que cantado y le crea un serio problema al presidente del Gobierno en la medida en que sin Madrid, que aporta 37 diputados al Congreso y sin Andalucía, que aporta 61, tendría muy difícil ganar las elecciones generales.
La gran esperanza de Pedro Sánchez es ese famoso “espacio de Yolanda Díaz” , del cual seguimos sin tener noticias. Parece que la actual ministra de Trabajo se inclina últimamente por el partido de Íñigo Errejón, Más País, más que por el partido de Pablo Iglesias con el cual está progresivamente distanciada.
Quizá sea ése el espacio que quiera liderar la señora Díaz que ya ha dicho que va a participar en la campaña electoral andaluza, no sabemos si como miembro del PCE, de Izquierda Unida, o como verso suelto en espera de esa tournèe de escucha al país que todavía no ha iniciado.
Al final, la muleta que necesitaría Pedro Sánchez para apoyarse en ella y poder competir por el Gobierno aún no está lista. A ver si con un poco de suerte el espectáculo de la presentación de la coalición de una multitud de pequeños partidos a la izquierda del PSOE no se vuelve a repetir y Yolanda Díaz acaba de rematar su proyecto político para presentarse ante la opinión pública con algo más que lo visto hasta ahora, que ha sido nada. Y ya va corriendo prisa.
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