La publicación de las estimaciones de votos del CIS ha rematado al Partido Socialista. Hasta el punto que Juan Espadas ha llegado a consolarse diciendo que “El CIS se equivocará como se equivocó en las últimas elecciones autonómicas [las de Madrid] en las que lo que hoy le da al PP se lo daba al PSOE y no fue ese el resultado».
Así que la esperanza de Juan Espadas es que la inmensa metedura de pata de José Félix Tezanos en la Comunidad madrileña se vuelva a repetir pero esta vez en Andalucía.
Lo que sucede es que esta vez el director del CIS parece haber escarmentado y ha decidido no hacerle más favores al PSOE a cuenta de su propio prestigio .
En esta ocasión su estimación de voto se aproxima muy mucho a lo que están publicando otros institutos de opinión, con la diferencia de que los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas ofrece muestras infinitamente superiores en número a las que pueden ofrecer otros. Y por esa razón, por su superior poderío, siempre había sido considerado un sólido referente. Parece que ha vuelto al redil de la profesionalidad y eso es lo que ha matado en esta ocasión al Partido Socialista.
Porque los datos que pone sobre la mesa son tremendos: no sólo en lo que se refiere a los que tienen ya decidido su voto sino a los que todavía dudan a quién votar. Porque resulta que el 65% de los indecisos que dudan entre dos partidos valoran entre votar a PP, a Vox o a Ciudadanos.
Sólo un 35% dudan entre los partidos de izquierdas. Y eso no es ningún consuelo dado que las opciones de la izquierda que se presentan hoy en Andalucía son demasiado abundantes como para no poder estar de ninguna manera seguro de que ese 35% de indecisos se van a inclinar por el PSOE-A.
Y no digamos si no detenemos a observar que los hay que votaron al PSOE en 2o19 en las generales y ahora están entre los que dudan más entre votar al PSOE o al PP (32,7%) que entre el PSOE y Por Andalucía (24,7%).
La inmensa mayoría de los votos que en su día fueron al partido naranja se los ha comido el PP
Agregando todos los datos, el 53,4% de los indecisos que en 2019 votaron por el PSOE se están planteando votar a PP, a Vox o a Ciudadanos. Eso sin contar con los más de 200.000 socialistas que en 2019 votaron por Sánchez y que ya no son indecisos, sino que ya han decidido votar por el PP (12,6%), Vox (0,9%) o Ciudadanos (0,8%).
Por supuesto, la inmensa mayoría de los votos que en su día fueron al partido naranja se los ha comido el PP, con lo cual la pretensión de la dirección del PSOE nacional de presentar a Juan Espadas como candidato centrado, que lo es, no les ha servido para nada.
Los votos de Ciudadanos se van a Juanma Moreno salvo un pequeño reducto de incondicionales que puede darle a Juan Marin y a uno o incluso a otros dos de los suyos, sendos asientos en el parlamento andaluz y probablemente también en la Junta de Andalucía.
Esa posibilidad es precisamente la que podría salvar a Juanma Moreno de tener que negociar con Macarena Olona la vicepresidencia de la Junta porque los de Vox ya han explicado a todo el que les quiera oír que no van a regalar sus votos ni para una abstención.
Pero volviendo al PSOE, parece que, dado que el plan de los votos de Ciudadanos que pensaban captar con la candidatura de Espadas no les ha salido bien, ahora se van a volcar a buscar los votos de la izquierda abstencionista.
El problema es que ese voto está muy solicitado por las diferentes candidaturas que concurren a la izquierda del PSOE-A y no parece que haya pan para tanto comensal.
La manta no es tan grande como para que pueda cobijar a todos
Al margen de que el voto que le quiten a Por Andalucía o a Adelante Andalucía pueden ser diputados que se pierdan por uno u otro lado. Quiero decir que la manta no es tan grande como para que pueda cobijar a todos.
Esto mismo ya lo intentaron en Madrid, me refiero al perfil centrista de Gabilondo convertido de improviso en un señor que le dice a Pablo Iglesias en pleno debate televisado “¡Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones!” con lo cual todo su perfil de señor serio y formal se fue abajo en cuestión de unos segundos.
De manera que esto de buscar primero los votos de centro y de repente ir a buscar los de la extrema izquierda, es un intento ya probado. Y fracasado.
Pero, a pesar de todo, ese papel le está reservado al propio presidente Pedro Sánchez para lo cual han rescatado todos los asuntos turbios y judiciales del pasado del PP del que dicen los socialistas que sigue siendo el presente del partido de centro derecha, aunque no se encuentran pruebas de que este recurso esté funcionando.
El problema es que Andalucía no es el sitio más adecuado para hablar de la corrupción del adversario porque justamente allí y bajo dominio socialista es donde se ha producido la mayor malversación de dinero público de la historia de la democracia.
Aún está pendiente la decisión del Tribunal Supremo sobre dos de los presidentes de la Junta de Andalucía y también del Partido Socialista, decisión que el Alto Tribunal ha aplazado justamente para no influir en el resultado electoral.
Lo recomendable sería precisamente no mentar la soga en casa del ahorcado. Pero por lo visto van a insistir en ello.
Lo cierto es que Pedro Sánchez esta vez no tiene escapatoria.
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