Teresa se llama la víctima del marido de Mónica Oltra. Nunca se interesaron por entrevistarla ni TVE, ni Antena3, La Sexta, ni Cuatro, ni Tele5. Durante años y siendo ya mayor de edad, nunca la consideraron una víctima, sino una amenaza. No existía, la anularon como menor víctima de abusos sexuales en un centro tutelado. No era la mediática Rocío Carrasco, ni la ministra Montero se iba a enemistar con Compromís por una niña que no era “de los suyos”. Para la ministra de Igualdad nunca mereció ni un tweet. Para los medios, entrevistarla era enfrentarse al poder de la Generalitat Valenciana y que te cerraran el grifo de la publicidad institucional. Compromís reparte casi 3 millones de euros al año y Ximo Puig otros 12 millones más. Puig ha aumentado las subvenciones un 66% en tres años; el último president de la Generalitat del PP, Alberto Fabra, solo destinó a ello 1,5 millones, Ximo Puig diez veces más.

Cuando estos días TVE dio la noticia de la imputación de Mónica Oltra, se ocuparon con detalle de incidir en que la primera denuncia la puso Vox y en que el abogado de la víctima era José Luis Roberto, líder del partido ultraderechista España 2000. Hasta mostraron imágenes de una manifestación ultra de este grupo, como quitando veracidad a la denuncia de la menor que ya tiene sentencia firme. Para TVE, igual que para el Gobierno, hay víctimas que no merecen protección porque son para ellos “víctimas fachas”.

A Teresa la presionaron altos cargos ahora imputados para que retirara la denuncia de abusos sexuales al marido de la vicepresidenta. Cuando conseguía encontrar un empleo, se encargaban de que lo perdiera; si pedía una ayuda, jamás se la concedían, le decían “pierdes el tiempo con la denuncia, nadie te va a creer”. Terminó durmiendo en la calle con su hijo en brazos y embarazada del segundo. Cuando el entorno de Oltra conoció esta circunstancia, en lugar de prestarle su ayuda la amenazaron con quitarle a la niña y llevársela a un centro de tutela. Teresa no iba a soportar que un hijo suyo pasara por el calvario que ella sufrió y se refugió en un pueblo valenciano.

A Teresa la presionaron altos cargos ahora imputados para que retirara la denuncia de abusos sexuales al marido de la vicepresidenta

Mónica Oltra es presunta culpable de encubrir los abusos, el autor fue Luis Ramírez Icardi, educador de un centro de tutela y, para Teresa, como un padre, que empezó a abusar de ella con tan solo 13 años. Cada noche tocamientos, masturbaciones… Ella en estado de shock se hacía la dormida y rezaba para que esa fuese la última vez. Lo soportó durante más de un año. Tuvo que interceder una amiga ya pasados los 14 años para denunciarlo a la policía. No crean que tras la denuncia le despidieron del centro o Mónica Oltra se divorcio de él, estuvo trabajando en el centro de tutela durante casi dos años más y siguió casado con la vicepresidenta.

Fue condenado a 5 años de cárcel por abusos sexuales en 2019, le despidieron del centro y cobró 28.000 € de indemnización. Hasta hoy no ha pisado la cárcel ni un solo día presentando recurso tras recurso para evitarlo. Teresa solo recibió 6.000 euros de indemnización de su abusador y malvive con dos hijos sin ningún tipo de ayudas públicas.

Mónica Oltra dice que es ella la víctima de una cacería de la extrema derecha, se enfunda la bandera valenciana para decirnos que no dimite porque “tiene que defender la democracia frente al fascismo”; le falta gritar ¡No pasarán! y erigirse en La Pasionaria valenciana.

Y ahí sigue sin inmutarse ella y su presidente que se lo permite, porque es Ximo Puig el responsable de no cesarla. Es un president bajo sospecha tras regalarle 1,2 millones de euros en subvenciones a su hermano Francis Puig, enchufando éste al hijo del president, Pau Puig, para cobrar otra subvención, incluso recibiendo ayudas su cuñada perfumera. Todo queda en la familia.

No dimite ninguno de los dos aunque el segundo, según el informe de la UCO de la Guardia Civil, solo habría cometido el presunto delito de corrupción, mientras que lo de Mónica Oltra es pura maldad. Un día tuvo oportunidad la vicepresidenta de hablar con Teresa por teléfono y cuando se la pasaron para que le pidiera perdón por lo que le hizo su marido, o para prestarle algún tipo de apoyo, colgó la llamada.

La próxima vez que hable con ella lo hará desde el banquillo de los acusados y ante un juez porque Teresa está dispuesta a declarar si es citada en este caso.

Teresa se llama la víctima del marido de Mónica Oltra. Nunca se interesaron por entrevistarla ni TVE, ni Antena3, La Sexta, ni Cuatro, ni Tele5. Durante años y siendo ya mayor de edad, nunca la consideraron una víctima, sino una amenaza. No existía, la anularon como menor víctima de abusos sexuales en un centro tutelado. No era la mediática Rocío Carrasco, ni la ministra Montero se iba a enemistar con Compromís por una niña que no era “de los suyos”. Para la ministra de Igualdad nunca mereció ni un tweet. Para los medios, entrevistarla era enfrentarse al poder de la Generalitat Valenciana y que te cerraran el grifo de la publicidad institucional. Compromís reparte casi 3 millones de euros al año y Ximo Puig otros 12 millones más. Puig ha aumentado las subvenciones un 66% en tres años; el último president de la Generalitat del PP, Alberto Fabra, solo destinó a ello 1,5 millones, Ximo Puig diez veces más.

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