Pertenece a una generación que cree firmemente en la apariencia de las cosas, no importa tanto la realidad sino que parezca veraz, y sabe que controlando las instituciones para ponerlas a su servicio se consigue manipular la realidad y así mantenerse más tiempo en el poder. En democracia nunca tuvimos un presidente del Gobierno tan autócrata. Ha retorcido todas las instituciones del Estado a su favor, hasta consideramos normal que se haga con el control del Tribunal de Cuentas, que lo haga en breve con el Constitucional y el CGPJ, o que siga exprimiendo a su favor RTVE y reduzca los presupuestos económicos para ahogar a la Guardia Civil, la Policía Nacional, porque no le son afines.
Este Gobierno tiene una directriz que seguir, colocar topos amigos en las instituciones o empresas semipúblicas que quiere invadir. El modus operandi siempre es el mismo, primero acuerdan con empresas amigas como Prisa su compra de acciones y terminan colocando a los suyos para dirigirlas, como ha sucedido con Indra, la multinacional de defensa y seguridad presente en 46 países. ¿Por qué ese interés? Para controlar la información en España y fuera de ella gracias a las agencias de seguridad. Antes lo hizo con la Fiscalía General del Estado, colocando en ella a la ministra de Justicia Dolores Delgado, pareja sentimental del abogado defensor de la mayoría de imputados por corrupción chavista refugiados en España. Nada importa, lo aceptamos todo como inevitable sin defender la independencia de nuestras instituciones. Desde que este Gobierno dirige España somos menos democráticos.
Sánchez necesita más Tezanos en puestos clave para mantenerse en el poder. Su próximo objetivo, el Gobernador del Banco de España que no se pliega a sus deseos y al que aún le quedan años en el cargo para seguir publicando informes demoledores sobre el futuro económico de nuestro país, contrarios a los datos interesados del Ejecutivo. Sucedió antes con el Instituto Nacional de Estadística. Los datos que hacía públicos sobre el PIB español o el IPC no gustaron en Moncloa, por lo que primero redujeron su presupuesto, luego difundieron el rumor de que necesitaba un cambio estructural, que cometía errores, y al fin han forzado la dimisión del presidente del INE, un minuto antes de que fuera cesado. El objetivo es el mismo que en el CIS, conseguir datos elaborados con un sistema estadístico más favorable al Gobierno que retuerza la realidad en su beneficio. Si los resultados económicos son malos, no afrontes el problema, manipula las estadísticas.
Esteban González Pons va más allá, afirma que tras el fracaso en las elecciones andaluzas, hoy Sánchez ya tiene el poder en “el CIS que hace las encuestas, el INE que tiene acceso al censo electoral e Indra que es quien cuenta los votos”. No podemos creer que éste presidente autócrata sea capaz de preparar un pucherazo electoral en las próximas municipales y autonómicas… pero estaremos alerta. Lo peor es que el ataque a las instituciones lleva años sucediendo con el silencio cómplice de la mayoría de medios de comunicación regados con millones de dinero público. Los jueces, los funcionarios de alto rango, los sociólogos, economistas y estadistas de prestigio advierten del peligro de manipulación obscena, pero nadie les escucha.
Tras el asalto a la valla de Melilla con cerca de 40 muertos amontonados en el suelo, algunos moribundos y maltratados por los gendarmes marroquíes, el presidente Sánchez felicitó a los gendarmes del país vecino sin mostrar sentimiento alguno por los fallecidos. El maestro y periodista Ignacio Camacho dijo en COPE: “Sánchez es incapaz de mostrar empatía, es un discapacitado emocional”. Quizá ese es el problema. Nunca llegó a Moncloa pensando en el bien común, sino en el propio, jamás estuvo entre sus objetivos mejorar la calidad democrática de España, sino mantenerse en la presidencia cuanto más tiempo mejor. Del resto, de sus negocios privados se encargó su esposa Begoña Gómez. Me decía Mari Ángeles López de Celis, secretaria de los presidentes en Moncloa durante más de 30 años, que jamás tuvimos una esposa de presidente que al llegar su marido al cargo, lo dejara todo para dedicarse a hacer negocios a la sombra de su esposo. Son una pareja perfecta, sin escrúpulos.
Pertenece a una generación que cree firmemente en la apariencia de las cosas, no importa tanto la realidad sino que parezca veraz, y sabe que controlando las instituciones para ponerlas a su servicio se consigue manipular la realidad y así mantenerse más tiempo en el poder. En democracia nunca tuvimos un presidente del Gobierno tan autócrata. Ha retorcido todas las instituciones del Estado a su favor, hasta consideramos normal que se haga con el control del Tribunal de Cuentas, que lo haga en breve con el Constitucional y el CGPJ, o que siga exprimiendo a su favor RTVE y reduzca los presupuestos económicos para ahogar a la Guardia Civil, la Policía Nacional, porque no le son afines.
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