Tras la ratificación por parte del Supremo de la sentencia de los ERE, los periodistas de partido y el gobierno repiten como un mantra “ellos no se enriquecieron con el dinero de los ERE”, como si desviar malintencionadamente 680 millones de euros de dinero público no fuese delito, porque no terminaron en sus bolsillos sino en los de sus amigos. Claro, cuando los líderes del procés fueron indultados por este Gobierno, no importaron los más de 3 millones de euros que malversaron con aquel referéndum ilegal porque no se enriquecieron con ello. Es el argumento más ridículo para seguir justificando y no condenando el mayor escándalo de corrupción de la democracia española.
En esta desmemoria histórica que predican la mayoría, muchos ya olvidaron cuando la jueza Mercedes Alaya abrió la investigación y por ello era increpada e insultada a diario con escraches en las puertas de su juzgado y con la presencia de los secretarios generales en Andalucía de UGT y CCOO. Al grito de “Alaya pepera, métete en la lechera” soportó durante meses el acoso y las amenazas de muerte, hasta tuvieron que ponerle escolta. Fue un sindicalista de UGT, Juan Lanzas, apodado El Conseguidor, el primer punto de partida del caso de los ERE, el destino de los fondos públicos siempre iba a parar a los amigos del PSOE, a sindicalistas y sus familias, agrupaciones del partido...
Durante más de diez años se organizó una red clientelar que cobró ayudas que no debía y a cambio aseguraba un voto cautivo durante años. Y esas ayudas ilegales las siguen cobrando, porque jamás la Junta de Andalucía presidida por Susana Díaz tuvo ningún interés en recuperar ni siquiera parte de los 680 millones de euros malversados, nunca lo pidió judicialmente. A menudo en las sesiones del juicio se lo recordaba la jueza Alaya, pero la Junta actuaba más como abogado defensor que como perjudicada, al fin y al cabo los ladrones “eran de los suyos”. Hoy podemos afirmar que de ese dinero no se va a recuperar ni un solo euro.
No se apuren, en cuanto gobierne el PP le llegará el indulto. Ha ocurrido en los últimos 30 años, de los casi 300 indultados por corrupción en este periodo, el PP indulta a los condenados por el PSOE y a la inversa
En estos más de 10 años desde que se inició la investigación, solo ha pisado la cárcel por los ERE una persona, el último eslabón de la cadena, el chófer de Francisco Javier Guerrero, director general de Trabajo y Seguridad Social de la Junta. Este chófer llamado Juan Francisco Trujillo, apodado El chófer de la coca, gastaba junto a su jefe 25.000 euros al mes en prostitución y cocaína, según sus propias palabras, y llegó a recibir más de millón y medio de ayudas amañadas para él y los suyos. Cuando la Agencia Tributaria le reclamó los impuestos de esas ayudas y no pudo pagarlos, le metieron en prisión. Hoy está en busca y captura, harto de ser el único cabeza de turco de esta macrocausa.
El ex presidente de la Junta José Antonio Griñán tendrá que ingresar ya en prisión y esperar en ella el recurso de amparo en el Constitucional. Pero no se apuren, en cuanto gobierne el PP le llegará el indulto. Ha ocurrido en los últimos 30 años, de los casi 300 indultados por corrupción en este periodo, el PP indulta a los condenados por el PSOE y a la inversa. Este pacto no escrito pero sí hablado lo inició Felipe González cuando en 1995 indultó al ex presidente cántabro Juan Hormaechea (PP) por malversación de caudales públicos y obligó a repetir el juicio. Un año antes ya había indultado a Jesús Gil por vender una parcela embargada en Marbella.
Aznar desarrolló como nadie este acuerdo entre los dos partidos de gobierno e indultó a 10 de los 12 condenados por los GAL, entre ellos al ex ministro Barrionuevo y el ex secretario de Estado Rafael Vera. También a Navarro, Oliveró y Flores del caso Filesa, el primer gran caso de corrupción por financiación ilegal del PSOE en los ochenta. Rodríguez Zapatero volvió a indultar a Hormaechea, que fue por segunda vez juzgado y de nuevo condenado por malversación de fondos públicos, todo un récord. Además, en su último Consejo de Ministros a pocas horas de abandonar Moncloa, indultó a Alfredo Sáenz, ex consejero del banco Santander.
Rajoy indultó al ex secretario general de Trabajo de la Generalitat, en el caso Treball buscando la paz social con Cataluña al igual que Sánchez ha indultado a los líderes del procés por el mismo motivo.
Para eso están los partidos de gobierno, para taparse las vergüenzas, el poder y los indultos.
Tras la ratificación por parte del Supremo de la sentencia de los ERE, los periodistas de partido y el gobierno repiten como un mantra “ellos no se enriquecieron con el dinero de los ERE”, como si desviar malintencionadamente 680 millones de euros de dinero público no fuese delito, porque no terminaron en sus bolsillos sino en los de sus amigos. Claro, cuando los líderes del procés fueron indultados por este Gobierno, no importaron los más de 3 millones de euros que malversaron con aquel referéndum ilegal porque no se enriquecieron con ello. Es el argumento más ridículo para seguir justificando y no condenando el mayor escándalo de corrupción de la democracia española.
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