Don Juan Carlos y Doña Sofía no pueden de ninguna manera estar ausentes del funeral que se va a celebrar el lunes en la catedral de Westminster. Y aunque nadie en España pone una sóla pega a la presencia de Doña Sofía, estaría fuera de lugar que ella acuda sin él.
Las razones son abundantísimas.
La primera es que el viejo rey de España no tiene ninguna causa penal pendiente ni aquí, en su país, ni allí. en el Reino Unido, con lo cual puede deambular con total libertad por el mundo entero, incluido por supuesto su propio país.
La segunda es que tanto doña Sofía como don Juan Carlos son parientes en distinto grado, pero mucho mayor Don Juan Carlos porque su abuelo Alfonso XIII se casó con Victoria Eugenia de Battemberg, hija de la princesa Beatriz, la más pequeña de los hijos de la reina Victoria. De modo que su parentesco está fuera de toda duda: él y la reina Isabel II son primos porque ambos son tataranietos de la reina Victoria.
Lo de Doña Sofía tiene que ver con el marido de la reina Isabel, Felipe de Edimburgo, de soltero príncipe de Dinamarca y Grecia. Él y la antigua reina de España son primos.
Isabel II alojó a los Reyes de España en 1986 en el castillo de Windsor
La tercera es que las casas de Borbón y Windsor -que es como se llamaron los reyes ingleses después de la Primera Guerra Mundial para no tener que cargar con su origen alemán- es antigua: Alfonso XII cursó sus estudios militares en la Academia de Sandhurst.
El padres del Rey, don Juan de Borbón realizó sus estudios navales en la Academia inglesa de Darmouth y el rey inglés Jorge V le nombró teniente de navío honorario. Y ahora mismo la heredera de la Corona española, Leonor de Borbón, está estudiando en el Atlantic College.
La cuarta es que las dos monarquías parlamentarias son las más antiguas del mundo.
La quinta es que Isabel II alojó a los Reyes de España en 1986 en el castillo de Windsor y la soberana condecoró a nuestro Rey con la Gran Orden de la Reina Victoria.
La sexta es que Don Juan Carlos fue el primer Rey que se dirigió conjuntamente a los comunes y a los lores en el gran salón del Parlamento de Westminster.
La séptima es que del mismo modo que están invitados los viejos reyes de España también lo están los antiguos reyes de Bélgica y la ahora princesa de Holanda, Beatriz.
Y la última y definitiva razón por la cual sería un disparate que el viejo rey de España no asististiera al funeral de su prima es por el decisivo papel que jugó en el 27 de noviembre de 1975 Felipe de Edimburgo esposo de la reina de Inglaterra que acudió a la Misa del Espíritu Santo que se celebraba en la iglesia de los Jerónimos de Madrid por la que don Juan Carlos iba a ser coronado Rey de España.
La presencia de determinadas personalidades del mundo democrático iba a ser determinante para dar un sello de esperanza a los propósitos todavía desconocidos del nuevo Rey. Aquellos eran tiempos muy difíciles para el Rey de España porque la oposición democrática no lo quería, a la población le era indiferente, los monárquicos consideraban, no sin razón, que se había saltado el orden dinástico y los franquistas le consideraban poco menos que un pelele.
Estas razones hacen improcedentes los argumentos que tratan de impedir que el rey Don Juan Carlos acuda al funeral
Por eso la presencia del vicepresidente norteamericano, Nelson Rockefeller, la del presidente francés -que pretendió inicialmente que a cambio de venir se le otorgara el Toisón de Oro pero luego se conformó con un desayuno a solas con Don Juan Carlos en el mismo día de su coronación- la del príncipe de Mónaco y su esposa Grace Kelly y sobre todo la presencia de la democracia más antigua de Europa en la persona de Felipe de Edimburgo, dieron a la ceremonia el carácter de inicio de un tiempo nuevo que el nuevo Rey necesitaba.
Todas esas razones y algunas más hacen improcedentes los argumentos que tratan de impedir que el rey Don Juan Carlos -no la reina Doña Sofía- acuda al funeral en memoria de la reina Isabel II de Inglaterra.
Los viejos reyes estarán situados en la zona familiar y en absoluto tendrán la categoría de representantes del Reino de España, que naturalmente ostentan el Rey Felipe VI y la Reina Letizia. que por cierto, hicieron también una visita al Reino Unido en julio de 2017 que constituyó todo un éxito. De manera que los papeles están perfectamente adjudicados y no hay nada que temer.
Pero el viejo rey no puede no estar presente.
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