Hace unos pocos meses dos compatriotas marroquíes captaron a su rey Mohamed VI tambaleándose parece ser a causa del alcohol por las calles de Paris, acompañado por sus amigos íntimos, los hermanos Azaitar. Los autores de la grabación la colgaron de inmediato en redes sociales y llegó hasta su país donde Mohamed VI como líder de religioso les prohíbe el consumo de alcohol, la homosexualidad está penada con la cárcel y el simple hecho de hablar mal del rey es delito. Por este motivo hay decenas de periodistas encarcelados bajo falsas acusaciones de agresión sexual, alguno cumpliendo condena de 15 años de prisión. 

La ex ministra española Mª Antonia Trujillo, que fue una mala ministra y peor representante de España fuera de nuestras fronteras, se atrevió a decir que “en Marruecos la libertad de expresión está más amparada que en España y que deberíamos tomar ejemplo de su libertad de prensa”. No es casualidad que haga estas declaraciones, forman parte de un plan trazado desde hace cuarenta años por los servicios secretos marroquíes. Son efectivos, tienen cuatro veces el presupuesto de nuestro CNI y las manos libres para actuar. Si persiguen un objetivo nada interfiere en su camino, no como en España donde los pactos políticos con ERC o Bildu deciden cerrar investigaciones en curso, hasta el punto de prohibir a nuestro CNI investigar a miembros del procés que en la actualidad tenían seguimiento activo a través del sistema Pegasus por orden del magistrado Pablo Lucas, muy próximo a la ex vicepresidenta Carmen Calvo, orden otorgada ante un alto riesgo para la seguridad nacional.

El DGED (servicios de inteligencia marroquíes) disponen en España de más de una treintena de agentes que nos espían. Estos servicios de inteligencia son los que están detrás del llamado Movimiento Saharaui por la Paz, de reciente creación y que convocaron una conferencia internacional en Las Palmas de Gran Canaria a la que asistieron Rodríguez Zapatero, José Bono y Juan Fdo. López-Aguilar entre otros. Todos socialistas, porque es y ha sido siempre el PSOE quien dirige el lobby de la política exterior marroquí con España. Son muchos los altos cargos del partido que han colaborado en este lobby, además de los mencionados está Miguel Ángel Moratinos, Trinidad Jiménez, Elena Valenciano, Bernardino León Gross, ex secretario de Estado de Zapatero y recientemente Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez.

Este lobby de poder socialista es solo para los elegidos y lo inició Felipe González tras cambiar su política sobre el Sahara occidental y acatar los mandatos de Marruecos. En noviembre de 1976 nuestro ex presidente se paseaba por el campamento de Tindouf pidiendo el referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui y repitiendo con sus propias palabras una consigna: “hasta la victoria final”. 

Hoy la rueda del lobby del PSOE en Marruecos sigue girando. Se sigue invitando a ex ministros socialistas al Hotel Le Mirage de Tánger, que cuesta 8.000€ la noche, para que disfruten de los favores de Mohamed VI. Algún día conoceremos qué ha recibido Pedro Sánchez a cambio de su radical cambio de rumbo contra el pueblo saharaui al que prometía defender. Cuando deje Moncloa empezaremos a conocer la dimensión del acuerdo o chantaje con Mohamed VI. 

La cercana África es fuente de negocio para España y el Presidente Sánchez se embarca ahora en un viaje oficial inédito a Kenia y Sudáfrica, el primero que realiza un jefe de Gobierno español a ambos países. El viaje tiene un claro objetivo económico y comercial, en especial en el sector de infraestructuras, energías renovables e industria agroalimentaria, y precisamente por ello la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, se ha apuntado al viaje, no sabemos muy bien porqué. Es un caso insólito en Europa, que la primera dama desde que su marido está en Moncloa, abandonara su anterior empleo y se dedique a cerrar negocios antes como directora del IE África Center o ahora como consultora de empresas y vendedora de cursos, siempre aprovechándose de la sombra del cargo de su esposo. Esto sí merece una investigación en profundidad. 

Como decían en privado alguno de los socialistas invitados a la conferencia de Canarias nada de lo que les cuento tiene tanta importancia como le damos los periodistas, “solo son negocios”.

Hace unos pocos meses dos compatriotas marroquíes captaron a su rey Mohamed VI tambaleándose parece ser a causa del alcohol por las calles de Paris, acompañado por sus amigos íntimos, los hermanos Azaitar. Los autores de la grabación la colgaron de inmediato en redes sociales y llegó hasta su país donde Mohamed VI como líder de religioso les prohíbe el consumo de alcohol, la homosexualidad está penada con la cárcel y el simple hecho de hablar mal del rey es delito. Por este motivo hay decenas de periodistas encarcelados bajo falsas acusaciones de agresión sexual, alguno cumpliendo condena de 15 años de prisión. 

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