Empecemos por decir que este Juan García-Gallardo no es muy despejado. No me extraña que Santiago Abascal lo cazara a lazo cuando las elecciones de Castilla y León porque no tenían un líder presentable. Pero no hace más que meter la pata en favor de su más conspicuo enemigo, o su peor adversario, que es sin duda la coalición PSOE-Podemos que gobierna España en estos momentos.
No se puede celebrar una rueda de prensa diciendo que se va a obligar a los médicos a hacer escuchar el latido del feto a las mujeres que estén decididas a abortar porque no hay un solo criterio político que se pueda contraponer al criterio científico.
Es decir, que es una majadería como la que le llevó a decir que la baja natalidad en España se debía a la frecuencia del sexo casual o la que le empujó a llamar imbécil y presunto delincuente a su predecesor en el cargo, Francisco Igea.
Tiene pocas luces el caballero y las que tiene no están al servicio de la política, sino de alguna cosa desconocida por todos los demás. Con el agravante de que por no tener, no tiene ni siquiera una función que desempeñar en su vicepresidencia, que está ayuna de cualquier competencia. En definitiva, que es un memo.
Lo que ha evidenciado este episodio es que el PSOE está muy nervioso y que se ahorca con cualquier cosa antes de esperar y ver
Y como tal memo ha metido al gobierno de Castilla y León en un laberinto de desmentidos que, naturalmente, han sido aprovechados por el Gobierno para mandar a todas sus ministras, o a casi todas, a defender a las mujeres de una presunta vulneración de la ley del aborto que no se puede producir y mucho menos en una rueda de prensa acompañada de la nada más absoluta.
Digo mal: acompañada de una estúpida declaración del señor García-Gallardo en la que confesaba que él no era un “experto en embarazos”. Como si se le hubiera ocurrido allí sobre la marcha, como si una cosa tan relevante se pudiera decir en una rueda de prensa sin soporte de ninguna clase ni estudio ni fundamdento que llevarse a la boca.
Y, claro, Feijóo guarda silencio porque lo último que querría ahora mismo es estar metido en un pimpampum entre el gobierno de Fernández Mañueco, con un vicepresidente que está ahí de oyente, y el Gobierno de Pedro Sánchez, dispuesto a colgarle una responsabilidad, la de pactar con los representantes de Vox en unas elecciones convocadas anticipadamente en Castilla y León- decisión que no es suya, sino de Pablo Casado- y frente a una alianza con Vox contra la que batallará hasta el último minuto de las elecciones. Aunque, naturalmente, se ignora lo que deparará el recuento de los votos en las elecciones de mayo y en las de diciembre.
Lo que ha evidenciado de paso la actuación de García-Gallardo es el supremo nerviosismo del PSOE que además se va a volver contra él si insiste en mantener la estrategia fracasada de las elecciones andaluzas. De tanto decir que Juan Manuel Moreno Bonilla estaría absolutamente obligado a pactar con Vox sus políticas, lo único que lograron fue una mayoría absoluta sin rastro de Vox por ninguna parte. Es más, fue tal el fracaso de Vox que Macarena Olona abandonó la política.
Ahora parece que van a repetir la jugada. En lugar de dejar entrar al toro en la plaza y si entra, torearlo, se han precipitado y han mandado a un puñado de ministras a los diferentes medios de comunicación antes de que el presidente de Castilla y León desmintiera a su vicepresidente-florero y señalara que no hay ningún criterio político que oponer a cualquier criterio médico y que, naturalmente, no van a obligar a escuchar el corazón del feto a las mujeres que pretendan abortar. Porque eso sería un chantaje emocional inadmisible y completamente ilegal.
Pero, además, es que ni en los servicios de atención primaria ni en los hospitales de León, Valladolid o Burgos ha llegado indicación alguna sobre esta nueva fórmula, que ya digo que sería completamente ilegal.
Lo que no se entiende es que, teniendo el antecedente de Andalucía, el PSOE vuelva a la carga y repita lo que es de todo punto un error: asumir que el centro derecha va a estar condicionado por las ocurrencias de la derecha radical que no sean las reivindicaciones de la unidad de España y el desmantelamiento de las leyes que cuartean esa unidad a través del vaciamiento de la Constitución. Porque en eso estamos de acuerdo muchos que no somos de ultraderecha.
Lo que ha evidenciado este episodio es que el PSOE está muy nervioso y que se ahorca con cualquier cosa antes de esperar y ver. Más les valdría retocar la ley del sólo sí es sí porque aunque los reos que han sido excarcelados por una ley que es una auténtica chapuza ya no vayan a volver a la cárcel más que si reinciden en el delito -que reincidirán porque un violador raramente se regenera- por lo menos tendríamos una ley en condiciones.
Pero no. Eso no se puede tocar porque pertenece al “negociado” de Podemos y el presidente Sánchez no tiene autoridad sobre esa parte del Gobierno.
El caso es que, como dice Juanma Romero, ahora sí va a dar resultado la estrategia porque ahora lo que se dirime son las alcaldías y las presidencias autonómicas. Bueno, lo que se dirimía el 19 de junio en Andalucía era la presidencia de la autonomía y el resultado fue el que fue.
Yo no sé si han encontrado algo distinto en los entresijos de una estrategia que se ha demostrado ya como un fracaso estrepitoso para los intereses de los socialistas. O es que ya no saben por dónde tirar porque el Comité de bulos de la derecha es esa otra ocurrencia magnífica salida de la mente de Santos Cerdán cuando lo adecuado, lo urgente, sería que se lo aplicaran a sí mismos.
Con eso no van a ninguna parte. Pero, en fin, en estos casos, cada cual se ahorca con la cuerda que elige.
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