No son horas, las nueve de la mañana, para convocar una manifestación. A menos que sea una manifestación de funcionarios que se cojan el día libre o por lo menos unas horas libres para acudir a manifestarse.

Lo normal es que las manifestaciones se produzcan por la tarde o en fin de semana pero ésta es para protestar no tanto por la celebración de la cumbre hispano-francesa sino para decirle al Gobierno que aquí no se ha acabado nada, que es el lema de las pancartas que llevarán los manifestantes.

Eso es precisamente lo que el Gobierno no quiere escuchar porque, siendo muy benévolo por nuestra parte, quizá el presidente Pedro Sánchez creyó sinceramente que retirando del Código Penal el delito de sedición y ajustando el de malversación a las necesidades de los independentistas, él habría acabado con un problema que tiene siglos de existencia. Se trata de un caso de soberbia en grado superlativo.

Pura ignorancia exhibe el presidente si ha pensado que tocando el Código Penal como lo ha tocado el problema estaría resuelto. Pura ignorancia y puro maltrato al CP que es la ley más importante de una democracia, donde se reúnen todos los delitos que la Constitución incluye a su vez como derechos. Es como si dijéramos la otra cara de una Constitución que lleva cientos de años conformándose. Pues este presidente aborda el tratamiento del Código Penal como si se tratara de una ley recién elaborada a la que conviene retocar. 

Los independentistas no sólo pretenden que lo perpetrado no haya sido delito alguno y tampoco que hayan malversado dinero público porque lo sustraído no iba a parar a sus bolsillos

En fin que, como vaticinamos muchos, los independentistas no sólo pretenden que lo perpetrado no ha sido delito alguno, para lo cual el presidente ha llegado a retirarlo como delito con su correspondiente carga punitiva, y tampoco que hayan malversado dinero público porque lo sustraído no iba a parar a sus bolsillos, para lo cual el presidente ha hecho los ajustes necesarios al delito de malversación, cosa que el magistrado Pablo Llarena ha discutido con un auto muy bien fundamentado que el tribunal sentenciador secundará probablemente.

No, el objetivo  de los independentistas es desgajar de España a Cataluña para lo cual necesitan la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y es lo que le van a exigir a Pedro Sánchez, aunque vestido de un modo más digerible, visto que ha cedido en cosas tan importantes como indultar a los condenados en sentencia firme, retirar el delito de sedición a pesar de que en las democracias de nuestro entorno ese delito, con otro nombre, está recogido en sus respectivas constituciones con penas más altas incluso que las que se recogían en el Código Penal de 1995 y ajustar el delito de malversación a pesar de que el juez Llarena le ha desmontado el tinglado.

Esa es la razón de la manifestación de hoy. Ésa y el rechazo a la presencia de Pere Aragonés que actúa en calidad de anfitrión, dado que el presidente decidió que la cumbre se celebrara en Barcelona porque creía, ingenuamente o interesadamete, que el proceso independentista  estaba cerrado gracias a sus cesiones.

Y ahí tenemos a Oriol Junqueras, el presidente de ERC, participando en la manifestación y al mismo tiempo al presidente de la Generalitat, del mismo partido, haciendo los honores a sus invitados. Todo tan surrealista como acostumbra el independentismo.

Y ahora está por ver si -esta pieza se escribió en la tarde-noche de ayer- los de Junts y los de los CDR no abuchean a Junqueras y Vilalta por haber aceptado celebrar una mesa de diálogo que los de Junts consideran que no hace más que llevar al error de considerar, como ha sido así en efecto, al presidente del Gobierno que el asunto quedaba cerrado con las cesiones efectuadas. Parece que ambos políticos van a estar férreamente rodeados por los suyos para evitar situaciones indeseadas.  

Pero todo puede pasar. La ANC ha fletado 40 autobuses venidos de toda Cataluña para engordar la manifestación que le va a amargar la estancia a Pedro Sánchez.

Mejor hubiera sido que el Gobierno hubiera elegido cualquier otra ciudad para sellar con Francia el Tratado de Amistad y Cooperación, que supone un escalón más dentro de las excelentes relaciones hispano francesas,

Porque si la elección de Barcelona ha sido para sacar pecho ante los franceses y decir he aquí mi obra, la desinflamación del proceso independentista, tengo que decir que le van a sabotear a fondo su pretensión.

No son horas, las nueve de la mañana, para convocar una manifestación. A menos que sea una manifestación de funcionarios que se cojan el día libre o por lo menos unas horas libres para acudir a manifestarse.

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