Al sur del Mediterráneo occidental, una zona que se ha caracterizado estas últimas décadas por su estabilidad y linealidad, Marruecos ha logrado posicionarse como un referente tanto en el mundo árabe como en el contexto africano, liderazgo que no ha conseguido ningún otro país del Magreb. Desde que el actual monarca, Mohamed VI, ascendió al trono en 1999 tras el fallecimiento de su padre Hasán II, las políticas del reino alauita han cambiado drásticamente, particularmente en materia de política exterior. Durante el mandato de Hasán II, Marruecos solicitó formalmente adherirse, en 1984, a la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea. Esta demanda de adhesión no puede entenderse sin conocer el motivo y es que Hasán II decidió retirarse de la Organización para la Unidad Africana, actual Unión Africana desde 2001 y esto se debe a que la OUA permitió la entrada de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 1984.
A día de hoy, 38 años después de aquel suceso, el contexto geopolítico de este país ha cambiado radicalmente y ello se debe a la gran ambición y visión de Mohamed VI, anticipándose a Argelia y sus correspondiente aliados en el continente, Sudáfrica y Nigeria. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo y lealtad de Yassine El Mansouri, jefe de la DGED y de su consejero Fouad Ali Al Himma.
En 2017 Marruecos se reincorporó a la UA y se ha convertido en el principal inversor de África occidental y en el segundo inversor del continente por detrás de Sudáfrica. Su marca país por antonomasia, la Royal Air Maroc, está presente en 26 destinos en África y ha convertido a Casablanca en un hub internacional, haciendo de la RAM el primer operador aéreo hacia África subsahariana. Pero su hito más importante es, sin duda, haber conseguido el reconocimiento de las mayores potencias mundiales (excluyendo a China y Rusia) para considerar al Sáhara Occidental como parte íntegra del territorio nacional. La africanidad de Marruecos está más viva que nunca y esto lo muestra su inminente adhesión a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
Un país que refleja el impulso del rey al valorar África, es Costa de Marfil. Este país es considerado como la puerta de entrada de África Occidental y en 2015 Marruecos se convirtió en el primer inversor extranjero por delante de Francia. Este neocolonialismo africano, mucho más blando que el anterior, utiliza armas diplomáticas a través del establecimiento de grandes empresas e infraestructuras, además de la puesta en práctica de la diplomacia cultural en el ámbito de la religión, por ejemplo. Marruecos se encuentra también inmerso en un mega-proyecto gasístico del que forman parte 13 países y que puede unir por primera vez el gas nigeriano, que cuenta con las mayores reservas de gas del continente, con la tan desabastecida Europa a través del gasoducto Magreb-Europa. El proyecto culminaría con el que puede ser el pequeño impulso que le queda a Marruecos para entrar en la CEDEAO y consumarse como un estado africano para aspirar a convertirse en la futura primera potencia del continente.
Este giro estratégico se ha realizado a través de su gran abanico de relaciones bilaterales y alianzas
Este giro estratégico se ha realizado a través de su gran abanico de relaciones bilaterales y alianzas que se han creado esta última década desde Rabat. El Sáhara Occidental hasta hace poco más de un año todavía era un territorio cuya frontera era visible en muchos mapas de medios occidentales, pero ahora ya no cabe ninguna duda de que el Sáhara Occidental forma parte del territorio marroquí. Países potencia como Estados Unidos, Alemania, Francia, Israel, Egipto, Arabia Saudí o España, han decidido apoyar el status de autonomía de Marruecos respecto a la cuestión saharaui. El cambio de estrategia de España todavía sigue siendo cuestión de debate en la comunidad internacional pero el apoyo de otros países como Estados Unidos o Israel es muy comprensible. En 2020, EE. UU. y Marruecos firmaron una hoja ruta para la cooperación en Defensa y está cerca de lograr la adquisición de aviones de combate F-35, sistema polivalente de quinta generación, entre los más avanzados del mundo tras el F-22 Raptor, cuya venta está bloqueada por ley federal. Respecto a Israel, ambos países han cerrado un acuerdo de cooperación militar sin precedentes en el mundo árabe que engloba una parte esencial que forma parte de los Acuerdos de Abraham del Departamento de Estado de EE. UU.
Con este nuevo territorio, la superficie de Marruecos ha crecido en un 37%, tiene acceso a 1.200 kilómetros de costa siendo una de las más ricas del mundo en cuanto a pesca, con un suelo rico en fosfato además de hierro, uranio, oro, petróleo y gas. Todo ello teniendo en cuenta que el territorio tiene una densidad de población concentrada en la costa y con oportunidades para la inversión extranjera muy elevadas.
Geográficamente hablando, Marruecos ha ampliado su frontera hasta Mauritania, acercándose aún más a sus vecinos africanos, lo que abre un sinfín de oportunidades como las que ya se han ido forjando con el puerto de Tánger Med o el proyecto de unir el corredor Dakar - Lagos hacia Rabat. El Sáhara, a pesar de ser el desierto más grande del mundo, empieza a dejar de ser un impedimento. El exitoso proyecto del puerto de Tánger Med, inaugurado en 2007, se ha convertido en un referente comercial, tanto en el Mediterráneo como en la costa africana occidental, hasta el punto de desplazar al puerto español de Algeciras en cuestión de una década.
A través de mar, tierra y aire el reino alauita se ha posicionado como un referente regional y continental cuyas ambiciones aspiran a ser globales, lo que puede perjudicar a la seguridad e integridad territorial de España y poner en jaque las políticas en materia de política exterior e interior de la Moncloa. Ejemplos como la retirada de su embajador en España en 2001, la invasión de la isla Perejil en 2002, la desinformación en cuanto a los atentados del 11 de marzo en 2004, la afirmación ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU de que: “Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España”, el cambio de rumbo respecto al Sáhara Occidental o el escándalo del Marocgate que ha sacudido al Parlamento Europeo y, por ende, la rectitud de la Unión Europea, son pruebas irrefutables para considerar al vecino del sur en la agenda diaria. Marruecos es un estado con un solo gobierno, compacto y duradero, en el que todos los servicios del Estado, con su apoyo incondicional al monarca, coadyuvan para la consecución de sus objetivos.
Gonzalo Montes Luaces es miebro del Instituto de Geografía de Francia, experto en dinámicas de países emergentes y en desarrollo.
El Parlamento Europeo ha aprobado este jueves una condena histórica de la represión de periodistas en Marruecos en mitad de […]Al sur del Mediterráneo occidental, una zona que se ha caracterizado estas últimas décadas por su estabilidad y linealidad, Marruecos ha logrado posicionarse como un referente tanto en el mundo árabe como en el contexto africano, liderazgo que no ha conseguido ningún otro país del Magreb. Desde que el actual monarca, Mohamed VI, ascendió al trono en 1999 tras el fallecimiento de su padre Hasán II, las políticas del reino alauita han cambiado drásticamente, particularmente en materia de política exterior. Durante el mandato de Hasán II, Marruecos solicitó formalmente adherirse, en 1984, a la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea. Esta demanda de adhesión no puede entenderse sin conocer el motivo y es que Hasán II decidió retirarse de la Organización para la Unidad Africana, actual Unión Africana desde 2001 y esto se debe a que la OUA permitió la entrada de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 1984.