España fue el primer país en recibir fondos europeos pero también es el último en repartirlos entre sus ciudadanos. Los hombres de negro resultaron ser mujeres, la primera de ellas Mónica Hohlmeiher, Presidenta de la Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo, que llega a España el 20 de febrero a revisar en qué se han gastado los 30.000 millones de euros recibidos por ahora de ayuda Europea y que los españoles no hemos visto por ninguna parte. Poco conoce Mónica que tenemos un trilero en la presidencia del Gobierno capaz de hacer desaparecer la bola debajo del vaso frente a nuestros ojos. Y esta bola es de muchos millones. Sabemos que la comisión Europea tiene dos varas de medir, una para Hungría y Polonia y otra para España, sabemos también que Úrsula von der Leyen, siendo demócrata cristiana, parece llevar el carné del PSOE en el bolso y que están cargados de prejuicios, porque la crisis del 2011 llegó por un exceso de austeridad orquestado por su compatriota y amiga Ángela Merkel, por eso ahora permiten gastar a manos llenas, pero todo tiene un límite.
El Gobierno de Europa sabe que estamos derrochando el dinero que con esfuerzo y suspicacias recibimos para recuperarnos de la pandemia, lo que desconocen es que no llega casi nada a los españoles. El FMI ya reprochó a España la falta de información sobre los fondos europeos al desconocer si llegaban o no a la economía real. El objetivo principal de las ayudas era dar oxígeno a las empresas y por lo tanto a los asalariados y en dos años las empresas españolas solo han recibido un 17% de los fondos europeos aprobados hasta el momento, solo 9.500 millones en subvenciones a las compañías privadas, porque el grueso del pastel se lo han gastado en la empresa pública. Han sido los Ministerios los que han repartido sin medida entre sus organismos públicos, asociaciones amigas y chiringuitos, hay Comunidades Autónomas cuyo presupuesto para este año lo han conseguido en un 60% exclusivamente con fondos europeos. La mayoría de las empresas privadas no han visto esos fondos ante la maraña burocrática puesta en marcha para recibirlos y la lentitud de respuesta del Gobierno. Pero los organismos públicos o semipúblicos ya los están ejecutando, como los sindicatos UGT y CCOO que han recibido, y con la aprobación de Bruselas, 100 millones de euros para reformar 42 de sus sedes sindicales. Los mismos sindicatos que durante el Covid recibieron casi 400.000 euros en dietas de RTVE.
Hay una realidad que no se publica y me contó el doctor en economía Daniel Lacalle, la ejecución final de los fondos recibidos por Europa a día de hoy sólo han llegado a un 14% de los españoles. ¿Es un problema de falta de personal? Los funcionarios aseguran que no, aseguran que las condiciones burocráticas impuestas para reclamarlos se han complicado ex profeso para que la mayoría no terminen llegando a sus beneficiarios. Eso permite anunciar grandes ayudas que luego no llegan ni al 50% de los que deberían recibirlas. A pesar de ello y para aparentar eficacia administrativa, la Ministra de Hacienda alquila dos plantas de un moderno edificio de oficinas en el Paseo de la Castellana de Madrid para instalar el cuartel general de la gestión de esos fondos, y se gasta en ello 7 millones de euros. Y eso que Madrid capital dispone de 50 edificios públicos vacíos.
El resto de Europa esta ejecutando las ayudas y sí llegan a empresas y trabajadores. Los datos no mienten, el poder adquisitivo de la media de los países europeos aumentó desde 2019 hasta hoy en unos 2.000 euros al año, mientras que en España ha descendido en 500€. Somos el único de los 28 países de la Unión europea que ha perdido poder adquisitivo.
Si algo maneja a la perfección Sánchez es la propaganda y los cargos públicos, economistas, periodistas y empresarios con los que se entrevistará la delegación de los fondos de la Unión Europea, han sido debidamente preseleccionados por Bolaños, y entre ellos no está Daniel Lacalle.
España fue el primer país en recibir fondos europeos pero también es el último en repartirlos entre sus ciudadanos. Los hombres de negro resultaron ser mujeres, la primera de ellas Mónica Hohlmeiher, Presidenta de la Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo, que llega a España el 20 de febrero a revisar en qué se han gastado los 30.000 millones de euros recibidos por ahora de ayuda Europea y que los españoles no hemos visto por ninguna parte. Poco conoce Mónica que tenemos un trilero en la presidencia del Gobierno capaz de hacer desaparecer la bola debajo del vaso frente a nuestros ojos. Y esta bola es de muchos millones. Sabemos que la comisión Europea tiene dos varas de medir, una para Hungría y Polonia y otra para España, sabemos también que Úrsula von der Leyen, siendo demócrata cristiana, parece llevar el carné del PSOE en el bolso y que están cargados de prejuicios, porque la crisis del 2011 llegó por un exceso de austeridad orquestado por su compatriota y amiga Ángela Merkel, por eso ahora permiten gastar a manos llenas, pero todo tiene un límite.
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