El ‘sólo sí es sí’ nos va a durar todavía un poco más, puede que hasta la nueva primavera feminista de pelos de azafrán y tetas de lavanda que venga a partir del 8-M. La toma en consideración de la reforma podría llegar al 7 de marzo, día como de vigilia o de misa de batalla, porque los socios de Sánchez le han tumbado esa tramitación urgente que pedía la urgencia de la calle, del PSOE y de Félix Bolaños, con su urgencia como de pis de escolar en pantaloncito corto. El Gobierno ya es una guerra de vecinos y los socios le hacen a Sánchez estas putaditas como de lindes que son tan nuestras y que nos dan para goyas belloteros. A lo mejor Sánchez va a tener que quedar con todos los españolitos en su sofá, como en su nueva promo, para explicarles muy despacio, con velocidad de cucharilla, lo buenos que son para España un Gobierno que gobierna roto, una coalición que legisla horrores y unos socios que aún intentan estirar ese horror hasta sus aniversarios revolucionarios y sus primaveras consagradas y papirofléxicas.

Podemos no quiere la reforma, más que nada porque no ve nada que reformar, y, salvo que el PSOE fuerce un pleno extraordinario, la ley Montero volverá hermosamente a su fuente, a su inspiración paroxística, ripiosa, reventona y antijurídica. Fue en la calle violácea y canticoral donde empezó todo y donde quizá se vivifique ahora esta ley, o al menos la vigencia de sus sacerdotes. Se diría que Podemos sólo intenta que le sirva la cartelería de los años anteriores, que son como los adornos de Navidad aprovechados, cascados y agotados a través de todos los golpes, descreimientos y enseñanzas de la edad. El daño de la ley es irreparable, pero aún contenible para las nuevas sentencias. Sin embargo, tanta prisa les estropearía el 8-M, que es como una Navidad caribeña que no se puede desaprovechar.

Los socios de Sánchez ya le dan pataditas por debajo de la mesa del Consejo de Ministros y por debajo de la Mesa del Congreso, que parecen mesas de convite de primera comunión, en una estrategia que en principio parece autodestructiva, puramente vengativa o puramente infantil, porque con Sánchez caen todos. A Podemos, que ya sólo es un tío con megáfono a deshora por las calles, como el tapicero, o sea Pablo Iglesias, más un par de señoras con escapulario morado, como beatas de Medinaceli, o sea Montero y Belarra, sólo lo sostiene Sánchez. Igualmente, sin Sánchez, Gabriel Rufián sólo sería un bolerista del independentismo en el Congreso como en el metro, con un triste jornal de pelotillas en el abrigo y chicles en el zapato. Sin Sánchez, también Bildu volvería al monte, a cargar troncos y lápidas. Pero quizá lo que ocurre es que todos han dado ya por muerto a Sánchez y sólo pretenden retener o recuperar su propio público y sus propias esencias.

Los socios de Sánchez se han dado cuenta de que ya no tienen tiempo ni espacio para maniobrar con Sánchez y creo que están apostando por abandonarlo o por rematarlo. Se están concentrando en volver a su gente, a su pureza, a su izquierda de chapitas como una capilla de torero de la izquierda, o a su santa patria con almas en pena, hogueras mágicas, piedras vivas y gente muerta. Podemos quizá ve a Yolanda Díaz más cerca del PSOE que de una nueva izquierda pentecostal y por eso se lanza a la radicalidad, al dogma y a la contumacia, incluso sacrificando a la mujer sufriente por la izquierda alegórica. Los de Esquerra se ven también más cerca de ser considerados botiflers que padres de la República con sombrero de hebilla. En cuanto a Bildu, quizá han conseguido lo que querían, olvido, justificación y rearme, y sólo están deseando volver a sus covachas. El único que no tiene adónde volver, en realidad, es Sánchez.

Los socios de Sánchez quizá se empiezan a replegar para resistir o para sobrevivir, y se confían a los orígenes y a la ortodoxia

Los socios de Sánchez quizá se empiezan a replegar para resistir o para sobrevivir, y se confían a los orígenes y a la ortodoxia. Como Sánchez no tiene ortodoxia, él sólo se repliega en la propaganda. Una petanca con jubilados de la casa, con coreografía entre el guateque y la papilla, entre Grease y Cocoon; un partidito solidario de un baloncesto ventajista, como su política ventajista, tras el que Sánchez salía meneándonos mucho el balón ante la cara, como un personaje de caja de cereales de desayuno… Y ahora la escena del sofá con agraciados por sus políticas sociales, por la subida del SMI, que a lo mejor podría subir a 2500 pavos y lo arreglaba todo. Era como la marquesa con su duro de aguinaldo, sólo que el agraciado es también de la familia socialista, el sobrinito o el nieto o hermano de alguno de la petanca o de alguno de la Moncloa.

Me parece que Sánchez va a tener que sentarse uno a uno con cada español, tumbarse en el sofá de escay como un yerno chulapo, o sea como si fuera un triclinio, y fabricar cercanía con café de puchero, manolitos de ayer y botella de agua de máquina de estación de autobús, que sale siempre un poco con sabor a batería y a charco. Sentarse con cada uno, ante ese cáterin como de tanatorio, bajo una luz de patinillo y una fragilidad de estantería vencida como un camastro vencido, con el sonido porno de las cámaras fotográficas acompañando esa fragilidad estructural, estética y moral. Sentarse con cada uno y preguntarle por la vida, por las apreturas, por el pueblo, mientras él se mira de reojo su zapato brillantísimo y picudo, como una babucha de genio de la lámpara, y luego se marca un reel en el pasillo, como una choni que hace en el pasillo su baile tiktokero igual que un ejercicio olímpico de gimnasia. Dirán que esto es inútil y caro, pero no más que todo lo que anda haciendo el presidente.

Ya sólo quedan el dogma extremo y la propaganda ridícula, por eso se aguantan leyes aciagas para que salgan en cabalgatas hawaianas y por eso Sánchez ha pasado del Falcon al tresillo con croché, al gato con croché o al botijo con croché. Y esto significa que no sólo son los socios, ni las encuestas, ni la gente, sino que el propio Sánchez también ve su final.

El ‘sólo sí es sí’ nos va a durar todavía un poco más, puede que hasta la nueva primavera feminista de pelos de azafrán y tetas de lavanda que venga a partir del 8-M. La toma en consideración de la reforma podría llegar al 7 de marzo, día como de vigilia o de misa de batalla, porque los socios de Sánchez le han tumbado esa tramitación urgente que pedía la urgencia de la calle, del PSOE y de Félix Bolaños, con su urgencia como de pis de escolar en pantaloncito corto. El Gobierno ya es una guerra de vecinos y los socios le hacen a Sánchez estas putaditas como de lindes que son tan nuestras y que nos dan para goyas belloteros. A lo mejor Sánchez va a tener que quedar con todos los españolitos en su sofá, como en su nueva promo, para explicarles muy despacio, con velocidad de cucharilla, lo buenos que son para España un Gobierno que gobierna roto, una coalición que legisla horrores y unos socios que aún intentan estirar ese horror hasta sus aniversarios revolucionarios y sus primaveras consagradas y papirofléxicas.

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