Bien, ya vimos ayer a primera hora de la tarde la brecha profundísima abierta entre el PSOE y Podemos a propósito de la ley conocida como sólo sí es sí y hoy asistiremos a varias manifestaciones en todo el país que nos hablarán de la quiebra igualmente profunda del movimiento feminista.
De hecho, el presidente del Gobierno no tiene previsto asistir mañana a los actos institucionales organizados por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero con motivo del Día de la Mujer, al que ha acudido otros años.
La responsable de esa quiebra es Irene Montero y sus leyes en las que ha metido de todo como con calzador, de tal manera que ya no sabemos -sí lo sabemos pero ellas piensan que nos lo tienen que decir- si la autoestimulación es mejor que la penetración; si hay que dejar puesto negro sobre blanco que se debe permitir una baja por dolores menstruales -como si hasta ahora no hubiéramos podido retirarnos de la actividad de cada una por molestias de la regla-; si hay que regular todas y cada una de nuestras actividades como mujeres y en general como seres humanos, en una planificación realmente atosigante de nuestras vidas. Propias de una ideología totalitaria.
Las manifestaciones de hoy serán las de siempre, con el añadido de las exhibiciones de las nuevas modas en las que se incluirán las personas trans y las reivindicaciones LGTBI. Esas serán otras manifestaciones no necesariamente feministas sino de otro cariz más amplio que no tienen por qué incluirse en el Dia de la Mujer pero que con esta ministra de Igualdad están incorporadas -¿para siempre? no lo creo, pero de momento sí- al Día Internacional de la Mujer.
Con todo lo que hemos visto y con todo lo que veremos de aquí en adelante, no vayan a pensar que la coalición se rompe porque no sería verdad. Esta coalición aguantará hasta por lo menos el mes de octubre cuando ya estemos en vísperas de las elecciones generales. No hay cuidado, no se va a deshacer este matrimonio de conveniencia por mucho que se tiren los trastos a la cabeza.
No hay cuidado, no se va a deshacer este matrimonio de conveniencia por mucho que se tiren los trastos a la cabeza
Y se los seguirán tirando porque tienen varias leyes por delante que son leyes donde las discrepancias han llevado a aplazarlas y ya es el momento de abordarlas: la ley conocida como ley mordaza o la ley por la que los de Podemos pretenden poner topes a los alquileres, son dos leyes que por sí solas van a llevar a la coalición a grandísimas escaramuzas.
Pero para eso al presidente del Gobierno le quedan aún unas pocas balas en la recámara, aunque se le están acabando ya. ¿Se acuerdan ustedes del acto de este fin de semana pasado en Madrid en el que Pedro Sánchez anunció una ley de paridad para todas las grandes empresas?
Pues el consejo de ministros de ayer se ha producido y no hay ninguna concreción: sólo sabemos que para las empresas cotizadas del Ibex 35 sí habrá esa obligación que tendrán que cumplir antes de julio de 2024, cuando ya se hayan celebrado las elecciones generales y vaya usted a saber si Pedro Sánchez sigue en La Moncloa.
Pero es que para las demás, la obligación de tener un 40% de representación femenina se alarga hasta julio de 2026. Y, por supuesto, las sanciones por incumplir estas “obligaciones”, corresponderán a la CNMV que, con estos datos en la mano, no es de extrañar que no se “arregle” demasiado.
Pero no hay sanciones previstas para las empresas no cotizadas que incumplan la ley de paridad, aunque tampoco están claras las que sí se aplicarán a las cotizadas.
Da la sensación de que ha sido una improvisación. Tampoco hay un texto del proyecto que se haya distribuido entre los medios de comunicación. Fue, en definitiva, el modo que tuvo en ese momento Pedro Sánchez de eludir por completo la mención a la ley conocida como ley del sólo sí es sí, como es su costumbre.
No es de extrañar que el ministro Félix Bolaños no hiciera la menor puntualización a este proyecto de ley cuando presentó ante la Comisión Constitucional del Congreso el plan normativo previsto por el Gobierno para el ejercicio 2023, último de la legislatura.
De hecho, el presidente del Gobierno se ausentó ayer de la Cámara. Bueno, se ausentó todo el Gobierno y dejaron allí solas a las dos ministras más beligerantes con la ley, Ione Belarra e Irene Montero. No había nadie más del gobierno. Ni siquiera Yolanda Díaz, sólo ellas, que aguantaron el chaparrón de los que no apoyan su ley y los arrumacos de los que sí la apoyan, notablemente de la diputada morada Lucía Muñoz.
Hasta que llegó la hora de votar, en que contaron con todos los miembros del Gobierno. No con el presidente, que no votó. Fueron 231 votos favorables, contra 56 en contra y 58 abstenciones. Cuatro diputados no votaron y entre ellos estaba el presidente Sánchez que, pudiendo votar telemáticamente, tampoco lo hizo. Yolanda Díaz votó 'No' a la toma en consideración de las medidas propuestas por el Partido Socialista.
Pero insisto: todo esto es apariencia. La verdad es que este matrimonio aguantará hasta las vísperas de las elecciones generales. Es decir, aguantará hasta cuando le toque romper. Y eso, romper, lo harán a la vista de todos.
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