Tuvimos lo que esperábamos, quizá un poco menos de intervenciones a cargo de Ramón Tamames, que prácticamente se convirtió en una mera excusa para la intervención de Santiago Abascal.
Pero por lo demás todo salió como nos temíamos. Una manoletina interminable a cargo del presidente del Gobierno que se adornó y se volvió a adornar una y otra vez, y otra, y otra, hasta que resultó soporífera su intervención. Pero no era la única vez que lo iba a hacer: lo volvió a repetir cuando respondió al profesor Tamames y vuelta a empezar con el botafumeiro, puesto a punto por el señor Abascal, lo cual tiene su gracia.
En realidad tal cúmulo de homenajes auto proferidos por Pedro Sánchez, en un momento además en el que estaba profundamente tocado, se los ha proporcionado el que se supone que es su antagonista más rotundo desde el punto de vista político: el líder de Vox.
Con eso ya contábamos pero comprobarlo en carne propia tiene su mérito. No creo que este debate de la moción de censura más surrealista de la historia de nuestra democracia lo haya visto ni el 0,1% de la población adulta, ya no digo nada de los jóvenes en edad de votar.
Sólo los periodistas que se dedican, nos dedicamos, al análisis y a la información política nos hemos tenido que meter en vena el espectáculo lamentable de un señor, Santiago Abascal, que siendo aparentemente el adversario más radical y más contundente de Pedro Sánchez le ha proporcionado una pasarela de exhibición más fácil y más consoladora en el momento en que el presidente estaba más debilitado.
Ese es un mérito que el señor Abascal tiene que anotarse en su culata: el haber propiciado la resurrección de Sánchez en su peor momento.
Decía que lo de Tamames era una excusa, un pretexto. Y decía bien porque el anciano profesor fue una sombra durante las primeras dos horas largas
Decía que lo de Tamames era una excusa, un pretexto. Y decía bien porque el anciano profesor fue una sombra durante las primeras dos horas largas desde que se abrió el debate a las 9 de la mañana. Lo que se dirimía a esas horas era el combate Abascal- Sánchez, que era el que les importaba a ambos.
La conferencia que pronunció el profesor Tamames no interesaba a nadie y tampoco al propio Abascal. Fue una clase magistral que podía haber enunciado en cualquier lugar, en la propia Academia de Ciencias Morales y Políticas de la que es miembro. Pero eso y el hecho de haber quitado toda capacidad de sorpresa con la publicación del borrador una semana antes, quitó al profesor de todo mordiente.
El señor Abascal, que se empleó a fondo contra las políticas del presidente, tuvo también su apartado para los medios de comunicación. No les entra en la cabeza que las líneas editoriales de los medios las deciden los accionistas y los lectores, que si no les gusta lo que allí se dice, se marchan a otro lugar.
Están empeñados en sentirse atacados por intereses ocultos y no hacen más que poner cruces contra los medios más importantes de nuestro país. Bien, con su pan se lo coman, pero entonces que no protesten cuando esos medios informen de sus actividades en términos que no les resulten ecuánimes en su opinión. Hay que dejar trabajar a los periodistas, eso es algo que no se les ha metido todavía en la cabeza.
Luego estuvo lo de Yolanda Díaz, que tuvo la oportunidad de hacer su “puesta de largo” con motivo de esta moción de censura que sólo sirvió para que Pedro Sánchez sacara la cabeza del hoyo y para la presentación en sociedad de Sumar, previa a la fecha ya señalada del 2 de abril.
La señora Díaz ha reprochado en un tono mucho más duro al profesor Tamames la moción que ella ha calificado de “moción destructiva” porque no contiene un programa alternativo de gobierno.
Pero Tamames le ha respondido con una cierta sorna que hay ser más concisa y no extenderse tanto y le ha replicado que él pensaba que estaba asistiendo a la presentación de Sumar, cosa ciertísima.
La mención de la vicepresidenta a las ministras de Podemos no ha servido para que los morados hayan guardado un clamoroso silencio a la hora de hacer la glosa de la intervención de Yolanda Díaz.
En este momento no está claro que el 2 de abril, fecha de la presentación oficial de Sumar, los de Podemos asistan. Ya veremos porque de momento el partido de Pablo Iglesias no ha recibido respuesta a sus dos cuestiones principales. Una la de celebrar primarias abiertas -lo que sería un suicidio para la señora Díaz porque la candidatura la coparían los de Podemos- y dos, la fómula jurídica con la que van a concurrir a las elecciones generales.
Mientras esas dos cuestiones fundamentales para Podemos no queden despejadas, la asistencia al acto de presentación de las gentes de Podemos estará en el aire.
Hoy asistiremos a la intervención de Cuca Gamarra, del Partido Popular, al que han ido dirigidos todos los misiles de Pedro Sánchez que no ha perdido la ocasión de hermanar a Vox y al PP, una hermandad de la que intentan huir como de la peste en el PP.
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