Al PP quizá le falta gente, pero desde luego le sobran dioses que vengan en carroza o en paracaídas, desde las torres de la católica España o desde nuevas iglesias de pladur, a ayudarle con el personal de Madrid o de donde sea, como los ángeles con aperos y tartera que ayudaban a San Isidro. Eso de empezar a recurrir al Cielo, a las vírgenes de las sequías, a los santos con oveja o perejilillo, a los cristos de coronel o a los cristos de feriante, a uno le parece no ya una superstición y un arcaísmo, sino sobre todo un signo de desconfianza. Se diría que Feijóo no descarta ninguna ayuda sobrenatural, del rosario a la santería, para que no le cambien las encuestas. Ahora, una líder evangélica de Madrid, que intermedia con soplidos y desmayos, como Carlos Jesús, reza por sus candidatos no sé si con coro o con guitarra eléctrica, a lo Rosetta Tharpe. Si Ayuso y Almeida ya parecían escolares con escudo en la solapa y gladiolo de cartulina delante de la Virgen de la Almudena, ahora parecen un poco candidatos de Wisconsin, con Dios en la chapita y en el pavo y biblia remachada de balas.

Tampoco le va tan mal al PP para tener que ir a ponerles velas a los santos de las solteronas y a los cristos de los salpicaderos, pero nunca se sabe. Después del papa Bergoglio, que quizá les ha contaminado un poco de catolicismo ateo y materialismo teológico, puede que Ayuso y Almeida necesitaran sentir un Jesús más íntimo, cercano e indie, ese Jesús personal (Depeche Mode, que tanto le gusta a Ayuso) que es casi personal shopper, ese Jesús Elvis o ese Jesús de electroshock que hace que el personal se desmaye, se descoyunte o se orine. El catolicismo sólo es ceniza y piedra santificadas, pero en las iglesias evangélicas Jesús es como el amigo, el novio o el médico que viene cuando lo llamas, para traerte una pizza, una alegría o un espasmo. También Feijóo necesitaba americanizarse un poco, que mientras Sánchez estaba con guayabera en Santo Domingo él sólo se ponía bambas en El Mundo, que no es igual. La Cumbre Iberoamericana no era ni tan importante ni tan diabólica, pero Feijóo quería contrarrestar esa reunión que estaba entre quedada de filatélicos y sobremesa de indianos con habano y batallitas. Lo que más a mano le cogía era la religión y el reguetón, y con eso hizo un mix raro e innecesario, como eso que llaman rock cristiano.

En un Caribe de Usera y en una Filadelfia poligonera, el PP hizo oposición, europeísmo, hispanismo, tuerking y vudú, todo a la vez

En un Caribe de Usera y en una Filadelfia poligonera, el PP hizo oposición, europeísmo, hispanismo, tuerking y vudú, todo a la vez. Yadira Maestre, una predicadora de gorra de beisbol y Satanás de alcobita que ha fundado la Iglesia de Cristo Viene, como si viniera el Coco, estaba invitada al magno evento y allí se puso a pedirle al Padre Celestial que protegiera a Feijóo, Ayuso y Almeida. La verdad es que no se puede escandalizar uno ahora de que la religión se meta en política, ni al revés. La política y la religión siempre han buscado legitimarse entre ellas, que así el Cielo y la tierra quedan envueltos en el mismo producto, una especie de paquetito con lazo e instrucciones, entre el mecano, el placebo y el chantaje. Lo que pasa es que ya nadie piensa, salvo los fanáticos o los interesados (sean los islamistas, El Yunque o Lopera), que Dios tenga rey de pedrería o de sandalia, partido político, equipo de fútbol ni cofradía de la Madrugá. 

Para ver estas bendiciones con Dios de padrino, el sacerdote de copero y el Cielo de comedorcito no hace falta irse a Carlomagno, ni siquiera al obispo franquista con el palio como un vestido de fallera. Los sacerdotes siguen bendiciendo emperadores, oros, cañones y mártires, y los emperadores, oros, cañones y mártires se dejan bendecir. Lo hacen con Putin, lo hacen con Trump, lo hacen con Bolsonaro y con Lula (creo que los mismos), lo hacen siempre que cuadre y que interese. Yo creo que Ayuso y Almeida se dieron cuenta de que Bergoglio bendice mecánicamente, con su mano de polea como una mano albondiguera, y además eso no les daba votos porque es un papa rojales. Pero Yadira Maestre bendecía con fuego, rayos o queso fundido local, una bendición personal y autóctona que además traía votos, porque estos predicadores igual que te pueden sacar a Satanás de un golondrino te pueden meter a un político en el corazón del pueblo. A lo mejor Yadira no corona emperadores ni lleva biblias de forja a presidentes americanos, pero aún influye en los que esperan que Jesús llegue llamando al timbre, como el pizzero, y que te salve haciendo que te desmayes con un caderazo rockabilly.

Ahora, el PP no sólo tiene la cola de Medinaceli, los cristos con enagüilla de las beatas y los cristos con legionario de los curas con pistola y de las señoritas con rubor y luto. Quizá por compensar que ya no están Teodoro ni Casado, que a veces tenían que salir a buscar una iglesia como un estanco o una gasolinera, ahora tienen a Yadira, con el Diablo en la carne y la carne en las empanadillas, una cosa moral, teológica, folclórica, electoralista y festera, todo a la vez. Lo de Yadira puede parecer una secta con infierno medieval y criptomoneda y jet de ahora, pero a Feijóo, Ayuso y Almeida los bendecían a la vez que bailaban El tiburón, y eso es algo que no se puede hacer en la Almudena, ni en el Vaticano, ni en el Palmar de Troya.

Yo ya no sé si tiene sentido pedirle al PP que se aparte del truco barato de la religión de escayola, los dioses de barraca y los votos del horóscopo, que así sólo se termina en un convento o en una ruló, como una amante del Tenorio o de un bajista. Pero yo diría que Feijóo, que tiene todo el futuro pero también todos los miedos, y que sigue sin demasiado material en Génova (ya ven los trapitos, los discursos y los saraos que le endosan), no rechaza ninguna ayuda, ningún amuleto, ningún dios ni ningún baile. Quizá Feijóo también ha visto las expectativas que hay con Yolanda Díaz, que acude a la llamada de sus propias campanas más que a la del pueblo, y ha decidido que, si bien él no da el tipo para mesías, quizá le pueda ayudar un Jesús personal con guitarrón, espuelas, tupé y casino.

Al PP quizá le falta gente, pero desde luego le sobran dioses que vengan en carroza o en paracaídas, desde las torres de la católica España o desde nuevas iglesias de pladur, a ayudarle con el personal de Madrid o de donde sea, como los ángeles con aperos y tartera que ayudaban a San Isidro. Eso de empezar a recurrir al Cielo, a las vírgenes de las sequías, a los santos con oveja o perejilillo, a los cristos de coronel o a los cristos de feriante, a uno le parece no ya una superstición y un arcaísmo, sino sobre todo un signo de desconfianza. Se diría que Feijóo no descarta ninguna ayuda sobrenatural, del rosario a la santería, para que no le cambien las encuestas. Ahora, una líder evangélica de Madrid, que intermedia con soplidos y desmayos, como Carlos Jesús, reza por sus candidatos no sé si con coro o con guitarra eléctrica, a lo Rosetta Tharpe. Si Ayuso y Almeida ya parecían escolares con escudo en la solapa y gladiolo de cartulina delante de la Virgen de la Almudena, ahora parecen un poco candidatos de Wisconsin, con Dios en la chapita y en el pavo y biblia remachada de balas.

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