No resulta sencillo, y sí especialmente duro para mí, escribir este artículo en esta mañana, luminosa y primaveral, de Jueves Santo. No es fácil, nunca lo es, trazar unas líneas de homenaje y despedida acerca de alguien a quien has admirado y apreciado tanto. Nada de lo que pueda escribir será, seguramente, original, o al menos diferente de otros obituarios -así se conocen en este oficio- de los cientos, tal vez miles, que puedan escribirse sobre Josep Piqué Camps. No obstante, lo intentaré.
Aún recuerdo el primer día en el que entró en mi oficina, a pocos metros de la madrileña Plaza de Colón. Puntual, como un reloj suizo, y disciplinado madrugador. En eso, recuerdo que lo comentamos, nos parecíamos. De él me llamó inmediatamente la atención el contraste entre su delgadez física y el inmenso caudal de energía que desplegaba, desde el primer momento, y que envolvía por completo a su interlocutor.
De su mirada azul y penetrante se desprendía una forma de ver el mundo que contribuía a la construcción de unos análisis tan certeros como irrebatibles. Su gestualidad era suave pero firme; la mirada siempre a los ojos. El movimiento de sus manos, de palmas siempre abiertas y extendidas, era compañero indisociable de sus explicaciones sustentadas en lo mucho que había vivido y en el conocimiento privilegiado que, a lo largo de su experiencia política y empresarial había llegado a alcanzar, acerca de una miríada de asuntos que escapan al conocimiento de la mayoría de los mortales.
Josep, permítaseme que me refiera a él con esta familiaridad puesto que fueron muchas las horas de conversaciones y de entrevistas que compartimos, se ha marchado demasiado pronto, a los 68 años de edad. Se ha ido sin hacer ruido, dejando que sus silencios y que sus obras hablaran por él puesto que siempre, me consta, detestó las estridencias. Cierro los ojos y pienso, a pesar de ello, cómo en tan solo una vida ha podido consumir tantas.
Nacido en 1955 en Vilanova i la Geltrú, se doctoró en Ciencias Económicas y se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona. Fue profesor durante algún tiempo, no cumplidos aún los 30 años, de Teoría Económica, pero la pulsión por la política corría por su sangre desde muy joven. Desde su época estudiantil recorrió un largo tránsito , primero como militante del PSUC -los comunistas catalanes- en el tardofranquismo y después, tras un paso por la UCD de Adolfo Suárez, ocupando cargos de carácter técnico en alguna de las administraciones de Jordi Pujol, como el de director general de Industria, puesto al que llegó tras pasar como economista por el Servicio de Estudios de La Caixa.
Un 'flechazo' político a primera vista
Cuentan que fue en 1995 cuando su camino y el de José María Aznar se cruzaron por primera vez. Fue en un almuerzo del Círculo de Economía en el que, casi a los postres, Josep Piqué hizo una disertación tan brillante acerca de la situación económica de la España de la época y su modelo productivo e industrial que el expresidente se quedó, sencillamente, con la boca abierta. meses después, Aznar llegó a La Moncloa y le fichó, como independiente, para el primero de sus gobiernos.
Trayectoria política ejemplar
Ministro en distintos gabinetes de José María Aznar, entre 1996 y 2003, estuvo al frente de las carteras de industria y Energía, Ciencia y Tecnología o Asuntos Exteriores, además de haber desempeñado con éxito la Portavocía del gobierno desde 1998. Ya como responsable de Industria lideró la modernización de las grandes empresas públicas españolas; una labor titánica que le granjeó una especial cercanía y admiración por parte del entonces presidente del Gobierno. No en vano, el propio Aznar declaraba al conocer la noticia de su fallecimiento: 'Ejerció con gran lealtad y brillantez', aparte de definirlo como un excelente amigo y colaborador y agradecerle el exitoso trabajo que desempeñó en todas las áreas que asumió.
Entre 2002 y 2007 lideró el PP en Cataluña, posición desde la que imprimió un giro moderado y catalanista a un partido que, tras su marcha, no ha dejado de caer en barrena hasta la exigua posición que hoy mantiene esta formación en el Parlament.
Un gigante en el Olimpo de los mejores, también en el mundo empresarial
Josep Piqué fue hombre de una personalidad fuera de lo común, dotado de una tremenda capacidad oratoria y amante del discurso estructurado y erudito, siempre se caracterizó por un perfil dialogante y pactista que, no sólo se limitaba a su desempeño político o profesional, sino que se extendía a todos los ámbitos de su vida.
Su regreso a la actividad privada no pudo ser más exitoso puesto que llegó a ocupar la presidencia de la aerolínea Vueling entre 2007 y 2013 y a formar parte de los Consejos de Administración de más de diez empresas, algunas del IBEX 35, entre ellas, OHL, Seat, Airbus o Abengoa, entre las más destacadas. Su actividad incansable le llevó también a ser patrón del Real Instituto Elcano y a ser presidente del ‘Círculo de Economía’, en catalán ‘Cercle d'Economía’
Nuestra última entrevista; fiel y disciplinado hasta el final
En suma, un hombre brillante y un político y empresario de los que, desgraciadamente, cada vez quedan menos. En mi recuerdo quedará indeleble aquella primera mañana en que le conocí y también la última entrevista que tuvo a bien concederme, en el programa 'Buenos Días Madrid', de Telemadrid, en mi espacio 'Café y Parole con Euprepio'. Josep estaba ya muy enfermo y había pasado una noche terrible… pero no quiso faltar a nuestra cita. Nunca olvidaré su infinita generosidad.
Quiero enviar a Gloria Lomana un abrazo muy cariñoso, un abrazo inmenso. Me ha conmovido su Twitter en la mañana de este jueves 6 de abril en el que Gloria se refería a Josep como "el amor de su vida".
La figura y el legado de Josep Piqué son aún más importantes estos días en los cuales la política se ha vuelto un ejercicio ‘salvaje’ de crispación y destrucción del otro, del adversario. Jamás le escuché palabras de odio, rencor o insulto hacía otros políticos. Dignidad y respeto eran dos de las palabras que más le definían. El sentido de estado marcaba siempre cualquier consideración frente a los grandes temas sociales, económicos de la actualidad que toqué en mis conversaciones con el.
Descansa en paz, Josep. Un honor haberte conocido.
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