Una de las grandes noticias de esta semana, a punto de concluir, ha sido la decisión del actual presidente norteamericano, Joe Biden, de concurrir a la carrera electoral y presentarse como candidato a un segundo mandato en 2024. Muchos, como era de esperar, han puesto el grito en el cielo y han exclamado: "¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede, este hombre, plantearse a su edad semejante reto?".

En realidad, son los mismos que vienen criticando a Biden, incluso desde antes de ser elegido por primera vez, y apodándole, de manera despectiva, como 'el senil Biden'. Es verdad que determinados lapsus en público del mandatario estadounidense han abonado estas inventivas, pero no es menos cierto que ni una sola de las acciones y de las decisiones relevantes tomadas por él han devenido en errores de bulto, y menos aún por causa de su edad. El reto que os lanzo hoy es el siguiente: ¿Es el calendario un impedimento para asumir nuevos retos en nuestra vida personal o laboral? ¿La edad, nuestra edad, está en nuestro cuerpo físico o se encuentra en nuestra mente y en nuestro corazón? ¿Hay una edad subjetiva además de nuestra edad cronológica, la marcada en nuestros documentos de identidad?

A mayor optimismo, menor riesgo cognitivo

Quienes me siguen desde hace algún tiempo tienen clara, sin duda, cuál es mi respuesta. Soy un firme partidario, y así lo pongo en práctica, de beberme la vida a tragos, sin desperdiciar un sólo minuto de este regalo. Creo que el famoso carpe diem (Disfruta el momento) de Quinto Horacio Flaco, es no solo una opción de vida, sino una responsabilidad hacia el regalo que es la vida. De igual forma, y os lo demostraré en los siguientes párrafos, estoy convencido de que nuestra edad cronológica no tiene mucho que ver con la edad mental.

Todos tenemos una edad cronológica, sin embargo algunas personas de  sesenta, setenta, ochenta años se sienten jóvenes, mientras que otras no.¡Incluso muchas personas se ven y se sienten mayores de su edad! Desde hace años miríadas de investigadores que intentan dar respuestas a nuestras dudas sobre este tema miden estas diferencias usando algunos biomarcadores relacionados con la edad como la salud de la piel, la capacidad pulmonar, flexibilidad motora, presión arterial o capacidad intelectual. Las personas con una genética privilegiada y que llevan una vida saludable suelen tener una edad biológica menor de los que, en cambio, no se han cuidado mucho en la vida o con genética menos afortunada.

Llevar una vida saludable no tiene que ver solo con cuidar la alimentación y hacer deporte, como piensan algunos, llevar una vida saludable quiere decir mantenerse activos, físicamente y emocionalmente. Tener una vida social activa, practicar la terapia del abrazo, de la sonrisa, mantener relaciones sociales y de pareja sanas ayuda a mantenerse jóvenes. No hay peores enfermedades para nuestro mente y nuestro corazón que la soledad y la perdida de ilusiones. Estos dos ‘virus’ matan al niño interior y a nuestra capacidad de soñar, nos condenan a envejecer de forma rápida e imparable.

No hay peores enfermedades para nuestro mente y nuestro corazón que la soledad y la perdida de ilusiones"

Una de las preguntas que siempre hago en mis proyectos de coaching es: ¿Qué diría el niño que fuiste del adulto en que te has convertido? Con esta pregunta intento que las personas se pongan frente al espejo de su vida. Este espejo sobre nuestra vida, que deberíamos usar a diario, nos permite echar un vistazo atrás sobre los sueños que teníamos cuando éramos niños y analizar si estamos o no orgullosos de lo que hemos conseguido. Este espejo nos invita u obliga a seguir mimando al niño que tenemos dentro y que nos permite seguir sintiéndonos jóvenes dentro, seguir proyectando nuestros sueños en nuestra vida, independientemente de nuestra edad cronológica.

Existen una miríada de estudios que demuestran que las personas con una actitud más positiva ante la vida y que se ven a sí mismas con una edad biológica inferior a la que marca su carné de identidad tienen un mayor peso en su materia gris, más gruesa que la de otros individuos, y son menos susceptibles de padecer demencia senil u otras enfermedades degenerativas que van minando nuestro cerebro. De todos ellos, lo que más me llamó la atención al estudiar este asunto fue el de un grupo de investigadores surcoreanos que, en 2018, examinaron el cerebro de 68 personas de edad avanzada. Las descritas se sentían más sanas, eran más resilientes desde el punto de vista psicológico y obtenían mejores resultados en todo tipo de ejercicios relacionados con la memoria. ¡Por algo sería!

¿Os he convencido, no? Pena que no podamos preguntar sobre este tema a Bruce Springsteen, Barak Obama y Steven Spielberg que han cenado esta madrugada en un restaurante de Barcelona en víspera de los dos conciertos que este ‘chaval’ dará en el estadio olímpico. El Boss tiene 73 años pero para todos los que le admiran es atemporal, eternamente joven, un Peter Pan que no envejecerá nunca, lo mismo que Spielberg y Obama.

Cierto es que todas estas investigaciones sobre la edad subjetiva están basadas en autoevaluaciones de las personas sobre sí mismas y que no es fácil aclarar si las personas que se sienten más jóvenes se mantienen saludables por ello o quienes gozan de mejor salud, se perciben a sí mismas como más jóvenes.

¡La gran asignatura pendiente para los próximos años!

En un mercado laboral, cada vez más complejo y competitivo, las empresas, muy a menudo, incurren en un marcado edadismo, que discrimina a las personas por su edad y olvidan aplicar medidas para facilitar la convivencia generacional entre sus trabajadores y cuadros directivos. La realidad es que, gracias a los avances médicos y a estilos de vida más saludables, la esperanza de vida en las sociedades occidentales es cada vez mayor. Sin embargo, muchas empresas tienden a olvidarlo.

Numerosos expertos en lo que tradicionalmente se llaman Recursos Humanos reconocen que se tiende a excluir de los procesos de selección a las personas que superan los 45 años, y que cada vez con más frecuencia se recurre a las jubilaciones anticipadas como modo de quitarse de encima este problema. Cada vez existen más programas que tienden a poner el foco en la diversidad de género, de raza o de religión, pero no abundan, todavía, los que implementen la adaptación o recolocación de trabajadores cuya experiencia es imprescindible para continuar siendo aprovechada por la organización.

Renunciar a ese bagaje constituye un error de proporciones cósmicas. Por ello, cada vez son más las empresas que crean y ponen en marcha programas específicos para este grupo, cada vez más numeroso. Tengamos en cuenta que, solo en España, hay ya más de 15 millones de personas entre los 45 y los 69 años. ¡Aprovechémoslos!

Amigo lector, si hasta hoy formabas parte del grupo de personas a las que cada vez cuesta más mantener una actitud positiva, enérgica y dinámica ante los restos de la vida cotidiana, y achacabas esto a tu edad, tal vez te preguntes si estás a tiempo de cambiar algunos aspectos de tu comportamiento y de tu psicología para sumarte al carro de los que se sienten más jóvenes y saludables. ¡La respuesta es sí! ¡Un claro y rotundo sí! Nunca es tarde para cambiar y mejorar nuestros hábitos y nuestras percepciones vitales. Siempre hay tiempo para tornarnos más positivos, cuidarnos más, física y emocionalmente, y sobre todo, para aprender que el secreto del éxito no está en lo que nos 'venden', sino en aprender que este reside en sentirnos más felices y procurar felicidad a quienes nos rodean. 

¡La edad está en nuestra mente!

Una de las grandes noticias de esta semana, a punto de concluir, ha sido la decisión del actual presidente norteamericano, Joe Biden, de concurrir a la carrera electoral y presentarse como candidato a un segundo mandato en 2024. Muchos, como era de esperar, han puesto el grito en el cielo y han exclamado: "¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede, este hombre, plantearse a su edad semejante reto?".

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