Hay una viñeta en la que aparecía un anuncio que decía “¿Quieres viajar en el tiempo? Acude a este mismo lugar el pasado jueves”. La recordaba cuando escuchaba a la Ministra Nadia Calviño echar en cara a la oposición que, tras una pandemia y la guerra, el Partido Popular sólo hubiera acudido a los recortes y no a las ayudas.
Muy sagaz estuvo la ministra, porque no utilizó el término “crisis” (porque, que el Gobierno hable hoy de crisis, implicaría que el Gobierno admite que hay una crisis), aunque la referencia que utilizó fue la que toco hacer con las medidas aplicadas en, posiblemente, la mayor crisis que hayamos conocido: la de 2008.
Es más: la vicepresidenta pudo ser consciente de un factor y es que, desde la pandemia, y aupada por la guerra en Ucrania, la población con memoria ha temido vivir una crisis como aquella. La pandemia trajo incertidumbre, solidaridad ante lo desconocido de inicio, pero luego trajo miedo, recelo, y agotamiento.
Por eso se salió a la calle en masa en cuanto se pudo: por poder recuperar la normalidad. Una supuesta “nueva normalidad” que, como eslogan tuvo un impacto efímero y, luego, paso a ser objeto de burla y, como último paso, claro, quedó olvidado.
… es más, puede que ustedes lo hayan recordado hoy porque yo lo he traído a colación.
Pero hoy estamos en una crisis, aunque no estamos en una crisis como aquella.
Primero porque en aquella crisis desapareció mucho dinero. Perdieron casi todo su valor muchos ahorros e inversiones en el mercado inmobiliario y en productos financieros derivados del mercado inmobiliario. Los CDOs, las acciones en Lehman o en AIG, que tuvo la genial idea de asegurar una cantidad masiva de bonos, hipotecas entregadas sin verificación de ingresos… o aquellas que una caja de ahorros relevante ofrecía, en las que al principio pagabas poco y luego, a los 30 años, como todo te iba a ir bien, pues ya pagabas más.
Hoy la forma principal de que el dinero se escape de los bolsillos es pagando más por lo mismo
Vamos, que la gente había puesto mucho dinero en lo que esperaban que fuera una inversión segura y, de repente, todo lo que poseían no valía nada. Unos por imprudencia, otros por avaricia y otros, profesionales incluidos, por no mirar la información.
Aquello fue una crisis en absoluto parecida a la actual, pero la población mundial la tiene como la crisis de referencia. Hasta tal punto que, si las cosas no van tan mal, pues… no será que vayan mal.
Así que Calviño tiró de ventajismo al compararlas porque el marco de referencia de una crisis está puestom y AIG, Lehman Brothers, Bankia… todos esos nombres aún resuenan. De hecho hay decenas de libros, varios documentales y tres películas que hablan del tema desde los distintos puntos de vista y, cuanto mayor es la parte pop, más profundo es el marco de referencia.
… y de eso sacó partido la ministra.
Hoy el dinero no desaparece a no ser que sea por la subida de los precios. Hoy la forma principal de que el dinero se escape de los bolsillos es pagando más por lo mismo.
Pero es que, además, gran parte del dinero no sólo no ha desaparecido, sino que está en manos del Gobierno del que Nadia Calviño es titular de Economía. Porque el ejecutivo de Pedro Sánchez atesora hoy 140.000 millones de euros en ayudas de Europa y un exceso de recaudación de 37.000 millones de euros.
Así que la ruptura del espacio-tiempo de Nadia Calviño debería haber sido ecuánime y, por tanto, debería haber planteado otro tipo de cuestiones: ¿qué hubiera pasado si el gobierno de Mariano Rajoy hubiera tenido a mano el dinero que hoy mantiene el gobierno de Pedro Sánchez?
Lo mismo no hubiera tirado tanto de deuda, ni de recortes y, sobre todo, podría dar salida a las ayudas y al exceso de recaudación, no aguantarlo hasta ver cuando interesa más liberarlo.
Ahora, honra a Nadia Calviño reconocer públicamente que aún no se ha recuperado el PIB anterior a la pandemia, aunque sigue reivindicando el nivel de crecimiento. El problema es que lo hace hoy que, a todos los efectos, es como alegrarse de llegar a liberar París en 1947... ya muy finalizada la ocupación alemana y terminada la guerra.
Si la de 2008 fue una crisis con eje inmobiliario, paradójicamente, hoy el ánimo por la construcción y el mercado inmobiliario la tiene el Presidente del Gobierno. Pero, resulta que el Gobierno no tiene empresas constructoras, así que, si quiere construir, tendrá que acudir a esas compañías que demoniza cuando hay mensaje social que repartir.
… lo que implica que dinero público fluya hacia el sector privado, lo que es una forma de estimular la economía, posiblemente la única forma de estimular la economía con orientación al crecimiento… por parte del Estado.
¡Qué ironía si una de las que concursa en Ferrovial!
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