Ya teníamos a Ione Belarra proponiendo supermercados públicos, dependientes del Estado con trabajadores públicos y precios más baratos. Todo esto se lo había sacado de la manga la señora Belarra como si ella formara parte de un partido en la oposición y estuviera, que eso sí lo está, en plena precampaña electoral. Pero ni rastro de que esa sea una propuesta no solamente seria sino emanada del Consejo de Ministros del que ella forma parte.
También hemos tenido a la ministra de Igualdad, Irene Montero, lamentándose de que la famosa "ley del sólo sí es sí" no siguiera su camino de excarcelaciones y de reducciones de condena porque en algún momento esa deriva tendría que parar y entonces la ley luciría en todo su esplendor. Pero de lo que más se lamentaba era de que el PSOE hubiera pactado con "la derecha", lo cual le parecía a ella muchísimo peor que el hecho de que estuvieran saliendo violadores a la calle.
Ejemplos como este hay para dar y tomar en un Gobierno que más parece una suma de retales mal cosidos que un equipo en el que las decisiones se toman colegiadamente y se asumen por todos los miembros del Ejecutivo. Ah, no, no, aquí no, aquí hay, no digo dos, digo tres planteamientos distintos y en infinidad de ocasiones radicalmente opuestos.
La última por ahora, que dado el percal no será ni mucho menos la última de verdad, la ha protagonizado Yolanda Díaz, el ojito derecho de su jefe Pedro Sánchez en el que él tenía puestas todas sus esperanzas pero que, dado el panorama que se vislumbra a su izquierda, ha decidido echarse a la calle, o más bien a los mítines, porque ya se ha visto que la calle no es lo suyo, y ha roto en anunciar medidas que se van a adoptar en el siguiente Consejo de Ministros sin deliberación alguna y sin la menor discusión. Como si fuera el Consejo la extensión del propio mitin.
Decía que Yolanda Díaz era el ojito derecho de Pedro Sánchez. Pero cada vez lo es menos porque, atentos a la jugada, va la señora Díaz y anuncia anteayer con la trompetería que acostumbra unas medidas para impedir que se realicen determinados trabajos en las horas de más calor.
Oigan, ni una palabra en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Es más ella ni estaba en esa rueda de prensa. Es decir, que la señora Díaz anuncia unas medidas que supuestamente se van a tomar en la reunión semanal que celebra el Ejecutivo, y no sólo no se dice una palabra al respecto sino que la autora y la responsable de que esas medidas se lleven a término porque es su ministerio el competente para llevarlas a cabo, no aparece. Se ausenta, o la ausentan. Más bien lo segundo que lo primero.
De manera que existe la sospecha de que ha sido una medida no pactada, no hablada en el Consejo porque si fuera de otro modo, si por cualquier razón la ausencia de la señora Díaz estuviera justificada, alguien, la propia portavoz, podría haberla sustituido. Estuvieron Luis Planas y Teresa Ribera para hablar de lo suyo porque las medidas tienen muchos aspectos.
No es posible recoger pimiento a la luz de la luna y mucho menos hacer obras de noche con su ensalada de golpes
Pero es que ni una palabra de las famosas medidas para paliar los efectos de las horas de calor en determinadas profesiones en el aspecto laboral: albañiles, repartidores, agricultores. Claro, este asunto es más peliagudo de lo que parece porque no es posible recoger el pimiento a la luz de la luna y mucho menos hacer obras de noche con su ensalada de golpes que provocarían inmediatamente las protestas vecinales.
Eso por no hablar de los pluses de nocturnidad a que tendrían derecho quienes aceptaran tal condición. En definitiva, parece que a Yolanda Díaz se le ha calentado la boca porque ella está en lo que está, en hacer campaña, aunque ella no va a participar en estas elecciones pero los partidos que la van a acompañar en las elecciones generales sí participan, cada uno en sus respectivos territorios.
Y lo que dijo ni estaba coordinado, ni estaba planificado, ni estaba hablado con su jefe Pedro Sánchez. Nos remiten a hoy con la publicación del BOE, donde estarán expuestas las medidas que anteayer no se pudieron explicar.
Ya me dirán ustedes si este Gobierno es, o no es, un cachondeo.
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