En realidad, la campaña empezó después de las vacaciones de Navidad, exactamente el lunes después del día de Reyes. A partir de entonces los dos líderes que ya se habían estado midiendo en el Senado, aceleran y se involucran en la campaña que no había empezado aún -de hecho faltaba mucho para que diera oficialmente comienzo- pero que ya se daba por iniciada, con sus respectivos jefes de filas metidos en la batalla.
Superada, con la ayuda de los votos del PP, la excarcelación de un número inasumible de violadores y rebajada la condena de otros muchos, parecía que la campaña iniciaba para el PSOE su recta final libre de dificultades.
La estrategia del PSOE ha sido, a pesar de que se trataba de elecciones autonómicas y municipales, la de pasear por todo el territorio a su líder, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Probablemente no estaba previsto así, pero los estrategas han debido de concluir que, dado que el Gobierno tenía en el armario cosas como los indultos a los condenados por el proceso independentista, más la supresión del delito de sedición, más la rebaja del delito de malversación, todo ello para congraciarse con uno de sus socios preferentes de la legislatura y, para colmo, la inclusión de Bildu como nuevo socio de legislatura, esto antes de que el partido proetarra metiera en las listas a siete asesinos condenados por ello, debieron pensar que no quedaba más que involucrar al presidente de hoz y coz en la campaña.
Y dicho y hecho, en esta campaña para las elecciones autonómicas y municipales el presidente del Gobierno ha estado en todas las regiones en las que se jugaba el voto de los socialistas acompañado del candidato de turno pero éste siempre diluido frente al incomparable mayor peso de Pedro Sànchez.
Y en los últimos momentos de la campaña Sánchez ha hecho un anuncio detrás de otro, anuncios sin cuento que se aprobaban después en el Consejo de Ministros de la semana siguiente.
De hecho, la ley de vivienda fue aprobada al filo de la precampaña, el 27 de abril de 2023 y con él, el anuncio de mejoras en los subsidios a los jóvenes para que puedan acceder a una vivienda de alquiler. Cuando lo que realmente necesitan los jóvenes de nuestro país es un empleo y un salario con el que poder emanciparse de sus padres.
Después vino el derecho al olvido oncológico, por el cual nadie que haya superado un cáncer tiene por qué sufrir sus consecuencias más allá de la propia enfermedad que se traduzca en negativas a conceder un préstamo, en pérdida de empleo y en tantas otras cosas de la vida cotidiana.
Pero aquí surge la pregunta obligada ¿y para eso hacía falta estar en campaña electoral? ¿no hubiera sido mucho mejor que este problema que viene de muuuuyy lejos se hubiera abordado al comienzo de la legislatura? ¡Hasta ha anunciado un precio de dos euros para los jubilados que quieran ir al cine en un día determinado!
El problema de Sánchez y del PSOE en su conjunto es que simultáneamente a la presencia del presidente y su inevitable dimensión nacional, todas las cuestiones de índole estatal le han sido reprochadas al presidente
Pero el problema de Sánchez y del PSOE en su conjunto es que simultáneamente a la presencia del presidente y su inevitable dimensión nacional que lleva puesta aunque no lo quiera, todas las cuestiones de índole estatal le han sido reprochadas al presidente.
Ejemplo claro: los asesinos de ETA que Bildu ha incluido en las listas municipales y a las diputaciones vascas. El PSOE no tiene nada que ver en eso pero en realidad sí tiene que ver porque el presidente está pactando con un partido que lleva a asesinos en sus registros electorales. Y en la medida en que suscribe esos pactos, se impregna del hedor de la sangre que expide toda esa caterva de individuos.
El asunto de Doñana que el PSOE consideró que le iba a dar la campaña hecha, y que fue una metedura de pata del presidente andaluz, se diluyó frente al hecho de que fue COVITE y ahora Dignidad y Justicia quienes tuvieron que subrayar la brutal anomalía de las listas de Bildu en lugar de hacerlo las instituciones correspondientes del ministerio del Interior.
Total, que entre que Juanma Moreno tomó la sensata decisión de retirar hasta después de las elecciones su proyecto de reconocer los regadíos para los agricultores de la corona norte de Doñana, un proyecto que por otra parte tiene la negativa rotunda de Bruselas, y que las listas de asesinos más las de condenados por colaboración con banda armada de Bildu se impuso sobre todas las cosas, las promesas y los compromisos de Sánchez si no han caído en el olvido es porque tienen en su mayor parte el marchamo del Consejo de Ministros. Pero esos anuncios no parecen haber servido de mucho al elector abstencionista, que es al que los asesores del presidente pretenden movilizar, a tenor de la angustia que se masca en Ferraz.
Pero ahora les ha caído encima otra granizada en forma de compra de votos. Lo de Melilla es un escándalo y lo malo para el PSOE es que es el colaborador de CPM presunto autor de la compra. Pero no acaba ahí la cosa: en Mojácar (Almería) y en Albuidete (Murcia) han sido los propios militantes socialistas quienes han intentado comprar los votos a cambio a veces de un trabajo que no se concretará en nada en la mayor parte de los casos.
Pero lo peor de lo peor es el caso del secretario de Organización del PSOE-A que está involucrado en el secuestro de una edil de Maracena (Granada) en cuyo poder obraba una documentación de la concejalía de urbanismo de esa localidad de la que fue alcalde el actual secretario de Organización.
Y en medio el caso Vinicius con una repercusión internacional como no la había habido nunca y que ha puesto a nuestro país en la tesitura de tener que desmentir que seamos un país de racistas. Pero que desde luego, hay racistas en el fútbol es una evidencia que ninguna persona puede desmentir. También el caso Vinicius ha distraído la campaña de sus objetivos.
Total que el PSOE llega al término de la campaña con el alma en vilo y esperando que los suyos acudan a votar por encima de todos los obstáculos que se han alzado en su camino.
Por lo que se refiere al PP el relato es mucho más sencillo porque de lo que se trata es de "derogar el sanchismo". Ésa es la obsesión de Alberto Núñez Feijóo y de todos sus capitanes. En Madrid lo tienen fácil pero en otros lugares no tanto. Por eso huyen del triunfalismo y por eso rebajan la expectativas que, lo reconocen, son muy buenas a día de hoy, víspera de las elecciones municipales y autonómicas.
Estos comicios servirán para aupar a Nuñez Feijóo a la presidencia del Gobierno, o no. Ellos están convencidos de que así será pero no quieren echar las campanas al vuelo antes de tiempo. Pero en realidad hay que ganar en estas elecciones en el convencimiento de que voto que se echen al cesto, voto que no se perderá en las generales.
Es más, habrá muchos ayuntamientos incluso comunidades autónomas que encuentren acomodo en los pactos del PSOE con otros partidos a su izquierda y regionales. Pero ese voto no servirá en las elecciones de diciembre, donde se medirán, esta vez de verdad, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Y ahí es donde piensan los populares que el voto que va a su formación ahora no vuelve al PSOE en diciembre.
Tienen los populares otro “conflicto” con Vox. En realidad el partido de Santiago Abascal no le gusta a nadie en Génova, pero probablemente tengan que aceptarlo en algunos gobiernos municipales o autonómicos si los números dan para un pacto. Pero la cuestión está en que Alberto Núñez Feijóo no los quiere en un futuro gobierno de España. Y los de Vox se empecinan en estar en él. Veremos hasta donde llegan los votos ahora.
Y una cosa que es casi condición sine qua non para obtener mayoría absoluta en el Madrid presidido por Isabel Díaz Ayuso: que Podemos se hunda y no consiga representación. Eso garantizaría la victoria rotunda de la baronesa popular.
Por eso Pablo Iglesias dio anteayer un mitin en Madrid donde decenas de personas no consiguieron entrar en el recinto. Porque se juegan la representación en el lugar en el que nacieron. Y eso es muy difícil de digerir.
Bien, esta es la última crónica de una precampaña interminable y de una campaña donde todo le ha salido mal al PSOE.
Veremos si eso influye en el voto de las izquierdas. Porque el de las derechas está muy, pero que muy, movilizado.
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