La falta de respeto de Pedro Sánchez a las instituciones no tiene precedentes en la España democrática. El presidente del Gobierno se reunió en Moncloa el domingo por la noche con su jefe de Gabinete (Oscar López) y con su adjunto (Antonio Hernando) para valorar el desastre electoral del 28-M. Tras un par de horas de debate, Sánchez, fiel a su imagen de hombre audaz, decidió que lo mejor era disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas. Cuando lo tuvieron claro, el presidente convocó al ministro de la Presidencia (Félix Bolaños), a la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda (María Jesús Montero), y al secretario de organización del partido (Santos Cerdán).
Ya de madrugada, los asistentes a la reunión dieron luz verde al adelanto. En realidad, nadie discutió la decisión adoptada por Sánchez, López y Hernando (amigos y colaboradores en el equipo de José Blanco en el Congreso), tan sólo hubo alguna duda o pegas más bien técnicas, según diversas fuentes.
El silencio de Moncloa en las primeras horas tras el desastre electoral se hizo notar en el equipo de Gobierno. Ningún ministro se atrevió a utilizar las redes sociales para dar su opinión. "¿Qué está pasando?", se preguntaron algunos. La mayoría de ellos no se enteró hasta que minutos antes de la intervención televisada del presidente (sobre las 11,30 de la mañana) el equipo de Moncloa se lo comunicó telefónicamente uno por uno, justo antes de la celebración del Consejo de Ministros extraordinario. La dirección del partido, que se reunió momentos después en Ferraz, se enteró de la noticia al mismo tiempo que la mayoría de los ciudadanos, exceptuando a los antes citados.
Que el presidente decidiera disolver las Cortes y convocar elecciones antes de la reunión del Consejo de Ministros, es una irregularidad que demuestra un evidente ninguneo hacia el órgano que decide colegiadamente las decisiones del Gobierno; lo del partido es simplemente un insulto a una organización que cada día pinta menos.
Lo que llama más la atención es la facilidad con la que algunos medios han comprado el argumentario del equipo del presidente para justificar una decisión tan importante y que pilla a España en el comienzo de la presidencia de turno de la UE (hecho que fue utilizado como argumento por las mismas personas hace unas semanas precisamente para no adelantar las elecciones) y con un tercio del país en vacaciones.
Cuatro son los motivos que supuestamente avalan la decisión de Sánchez y le convierten, según su equipo, en un "maestro" en el manejo de los tiempos (sólo un descalabro mayúsculo les devolverá a la realidad de los simples mortales).
1º El adelanto electoral frena el debate interno
Sorprende que la primera razón esgrimida por los autores del adelanto no tenga que ver con la situación del país o con el significado de un batacazo tan importante como el sufrido el 28-M, sino con las críticas que obviamente ha despertado ese mal resultado hacia su gestión en los dirigentes del partido que todavía tienen algo de peso y opinión propia.
Es un hecho indiscutible que el único barón que ha logrado mantener una mayoría absoluta es el que públicamente ha evidenciado más distancia con el presidente: el residente de Castilla La Mancha. A García Page se le vio en la noche electoral exultante y arropado por el ex ministro José Bono. Es lógico que Bono, por amistad y por haber sido su padrino político, acompañe esa noche al ganador de las elecciones en la región. Pero Bono, hombre inteligente que no da puntada sin hilo, sabía que su presencia transmitía también un mensaje: el hombre que puede sacar al PSOE de una deriva que le puede llevar a la irrelevancia es mi paisano.
El debate interno seguirá; trasladar el resultado del 28-M a las generales es un error, y el miedo a Vox ha dejado de funcionar como mecanismo para movilizar a la izquierda
García Page le confesó el martes a Carlos Alsina en Onda Cero que el presidente no le había llamado para felicitarle por su triunfo. Y reconoció que "no a todos les ha gustado". Es lógico que García Page mantenga hasta el 23 de julio pública prudencia, pero eso no significa que el presidente de Castilla La Mancha aparque sus diferencia con Sánchez, sino todo lo contrario. El PSOE es ya un hervidero de rumores. Muchos, aunque no lo digan, están deseando que un descalabro en las generales aboque a un relevo en la cúpula. Por tanto, el adelanto electoral no frena, ni evita el debate interno, sino que le pone sordina, lo convierte en una conspiración discreta que descuenta los días hasta la noche electoral del 23-J.
2º El PSOE no ha tenido tan mal resultado el 28-M: con poco más de 3 puntos de ventaja, el PP no sumaría para gobernar
Esto tiene mucha gracia. Sobre todo, viniendo de los que mantenían hace una semana que sus encuestas le daban al PSOE un práctico empate o incluso una victoria. Ahora reconstruyen su recetario para concluir que, con los mismos resultados, Frankenstein podría volver a repetirse el 23-J.
Nadie medianamente sensato trasladaría mecánicamente los resultados de unas elecciones municipales a unas generales. Primero, porque en las generales vota mucha más gente (unos 3 millones más); segundo, porque en las generales desaparece el elemento de simpatía hacia el alcalde (caso de Vigo), y, en tercer lugar, porque hay regiones en las que el voto da un vuelco tradicionalmente en las generales (caso de Castilla La Mancha, donde suele ganar la derecha).
Pero, además de estas pequeñeces, a los fontaneros de Moncloa se les olvida que lo que ha hecho que estas elecciones fueran una primera vuelta de las generales ha sido la involucración de Sánchez hasta las cachas. Es decir, que lo que ha activado aún más al movilizado voto de la derecha ha sido que era una oportunidad para dar un voto de castigo al presidente. Imagínense lo que ocurrirá el 23 de julio.
En la derecha va a actuar el efecto "voto útil", que va a concentrar los apoyos en el PP. ¿Adónde irán los 300.000 votos que ha mantenido Ciudadanos en las municipales? ¿Acaso no habrá un porcentaje no pequeño de simpatizantes de Vox que decidan apostar por una victoria segura votando a Feijóo?
A estos expertos se les olvida el efecto arrastre del caballo vencedor, esa pulsión que lleva a una parte de los ciudadanos a votar por el candidato o el partido que creen que va a ganar.
Sostener, por tanto, que adelantando las elecciones se congela como si fuera una fotografía el resultado electoral de forma mecánica es algo temerario, por no decir directamente falso, que no se le ocurre ni al que asó la manteca, o a tal vez a Félix Tezanos.
3º El adelanto pilla al PP infraganti pactando con Vox en autonomías y ayuntamientos
Este razonamiento también provoca risa. Pensar que el miedo a Vox, a la ultraderecha, puede movilizar el voto de la izquierda, o desmovilizar al voto moderado del centro derecha, es un axioma falso. No funcionó en Andalucía, y fue la causa de la derrota más dura de Pablo Iglesias en Madrid. Nadie, excepto los que viven en una burbuja, cree ya en la leyenda de que Abascal se come a los niños crudos.
Pero incluso suponiendo que el miedo a Vox tuviera algún efecto (cosa que yo dudo mucho), el PP puede dilatar los pactos en ayuntamientos y autonomías hasta después del 23-J, evitando así el efecto "foto de Colón" que tanto desean en Moncloa para "desenmascarar a Feijóo".
Yo creo más bien que agitar ese miedo puede provocar el efecto contrario. Para evitarlo, piensan muchos electores, lo mejor es que el PP tenga mayoría suficiente como para no tener que depender de ellos. Como ha sucedido en Madrid con Ayuso y Almeida.
4º Se puede producir una concentración del voto de la izquierda en el PSOE
Esto es más un deseo que una realidad. Si el PSOE quisiera recuperar el voto moderado, el voto de centro, que ahora ha perdido, tendría que hacer una campaña crítica con sus socios de Gobierno. Pero Sánchez no puede poner a parir a Irene Montero o a los independentistas catalanes o a los proetarras de Bildu sencillamente porque los va a necesitar para gobernar, si es que suman.
Y, de hecho, el cálculo electoral que se recoge en el segundo razonamiento de esta papilla argumental monclovita, no se contempla la posibilidad de un gobierno en solitario del PSOE, sino la repetición del fenómeno Frankenstein.
Lo que puede producirse, sin embargo, es un hundimiento aún mayor del bloque a la izquierda del PSOE, que ya ha sufrido un duro castigo el 28-M. Yolanda Díaz aún no ha definido su proyecto y en Podemos están deseando que sea ella la que les suplique un pacto. Ese mundo está lleno de besos y puñaladas. Y ambos, puñaladas y besos, se pueden producir casi de forma simultánea.
Creo que la factoría argumental de Moncloa no ha estado muy brillante a la hora de justificar algo que sólo se explica por la necesidad de Sánchez de evitar seis meses de calvario. Las razones expuestas son, pue, un puro auto engaño.
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