El adelanto electoral para el próximo 23 de julio anunciado por el presidente del Gobierno es una decisión acertada, por obvia y porque es la única posible si quiere evitar una catástrofe aún mayor para el PSOE. Los resultados de estas municipales y autonómicas, que desde un principio fueron planteadas por la derecha como un plebiscito en torno a la figura de Pedro Sánchez, envite que él aceptó, han constituido una debacle sin paliativos.
Cualquiera que trate de negar esta evidencia se condena a sí mismo a la melancolía. La derrota no admite paños calientes, y no prolongar más la agonía es una decisión que hubiera adoptado, no sólo Sánchez, sino cualquier líder responsable, dentro o fuera de España. La previsible sangría de votos que hubieran sufrido los de Ferraz no admite discusión. A partir de ahí, cada fuerza política, con toda legitimidad, pondrá toda la carne en el asador de esta larga e interminable sucesión de precampañas-campañas para, minimizar los daños en algunos casos y en otros, por terminar de apuntillar al contrincante.
Serán en verano, ¿y qué?
El debate abierto en torno a la fecha para la cita con las urnas, frívolo hasta el paroxismo, me parece, sencillamente, indignante. Una frivolidad monumental. España es uno de los países más responsables de nuestro entorno y con una conciencia democrática más acendrada, a pesar de que algunos, desde ambos extremos del arco ideológico, alienten ese populismo destructivo, lanzando mensajes en los que todo parece valer.
Los electores acudirán a sus respectivos colegios. Lo harán incluso con más de cuarenta grados y lo harían con menos diez, si fuera el caso. En cuanto a que buena parte del personal pueda estar ya de vacaciones, es un argumento casi de chiste. ¡Claro! ¿Qué ocurre? ¿Qué los de derechas se van más a la playa que los de izquierdas? Seamos serios porque España no está para tonterías, ni para consumir horas en debates de politiqueo barato, de los de barra de bar con cervecita y aceitunas. Para eso está previsto el voto por correo.
¡Las elecciones en España son limpias, agitadores!
Me pongo muy serio respecto a esta cuestión. El hecho de que hayan aflorado casos puntuales de intentos de fraude respecto a este sistema, en puntos muy concretos como Melilla o Mojácar, no debe ser utilizado como argumento nuclear para arrojar dudas sobre la limpieza de los procesos electorales en España. Ya está bien de tantas bromas y de tanta irresponsabilidad. A algún líder populista, y por qué no, a algún comunicador ‘ultra’, debería apercibírseles, porque con la credibilidad del sistema no se juega.
Enfatizo que Indra, en respuesta a bulos nauseabundos que corren desde hace años por las redes y que son amplificados por algunos medios, es una empresa seria y líder no sólo en España, sino en Latinoamérica, en el tratamiento de los resultados electorales. Indra se encarga de la transmisión de los datos, no del recuento, que en España se hace de forma manual y cuyos resultados se trasladan directamente de los colegios electorales a las distintas Juntas Electorales en las que hay magistrados. Por esto, también por esto, el pucherazo con el que a unos cuantos tarados se les llena la boca, es imposible en España. Ya está bien de mentiras y de juego sucio. Para eliminar dudas habrá que cambiar protocolos para votar por correo y solicitar el documento de identidad cuando se pide la papeleta y cuando se entrega la misma, como se hace en otros países.
En política, como en la vida, se recoge lo que se siembra
El resultado de este 28-M es el de una campaña deficiente y el de un cúmulo de errores que desde ahora pueden analizarse con frialdad y con profesionalidad. Es evidente que centrar el envite en clave nacional y fiarlo en su totalidad al liderazgo de Pedro Sánchez ha sido una equivocación, y ha sentado mucho mejor al líder del PP que el presidente del Gobierno. El PSOE, con este diseño, se ha maniatado y ha sacado del debate logros y ejemplos de buena gestión en territorios donde podía haber repetido unos excelentes resultados para muchos de sus candidatos locales. En la mente de cualquiera están centenares de ejemplos de lugares muy concretos, en los que los socialistas lo tenían todo ganado porque dominaban el terreno de juego, que, sin embargo, se han visto castigados por el desgaste de la figura de su líder nacional.
Esto ha supuesto una gravísima equivocación por parte de los cerebros y de los asesores que diseñaron hace meses la hoja de ruta que condujo a este fatídico 28 de mayo. Ahora, lo que tenemos por delante, es una campaña ‘a cara de perro’. Lo estamos viendo ya en estos primeros compases, con vídeos más que discutibles, como el preparado por los responsables de comunicación del PSOE contra el PP en el que se mezclan equivocaciones pueriles de su portavoz, Borja Semper, con los célebres ‘hilillos’… de hace ya más de 20 años.
Qué decir de la frenética actividad en redes sociales -básicamente Twitter- de algunos líderes, de los que cabría esperar mayor altura de miras, como los mensajes del propio presidente del Gobierno relacionando a Vox y al PP con la explotación infantil.
Sería también un gran error por parte de los populares pensar que las elecciones generales están ganadas antes de disputarlas. Pedro Sánchez ha demostrado ser un auténtico experto en ganar batallas imposibles. Los que le han enterrado políticamente podrían tener sorpresas. Cuando el 1 de octubre de 2016 salío de Ferraz derrotado por su mismo partido, muchos analistas le dieron por acabado, yo fui de los pocos a no hacerlo y a pensar que podía rearmarse anímicamente e ir a por toda…¡esto ocurrío! En este caso, aunque todo apunta a que lo tiene complicado, pondrá toda la carne en el asador para revertir las previsiones de la mayoría de analistas.
¿Vuelta al bipartidismo?
La situación, por lo demás, es la de una clara vuelta a un bipartidismo light que, evidentemente, interesa a los dos grandes actores del sistema, a los dos grandes partidos. Es lamentable la práctica desaparición de Ciudadanos de la escena política, pero no es este el lugar para analizar su evolución y sus errores -también recordar sus grandezas iniciales, que las tuvo- porque lo hemos ido evidenciando a lo largo de estos años. UPyD también fue un interesante proyecto de regeneración de la vida política en España y acabó de una forma también triste y lamentable. Veremos ahora que depara el futuro a las marcas situadas a la izquierda del PSOE, Podemos, Sumar, con algunos problemas de entendimiento, no ya programático sino de propia conformación de sus listas, es decir, lo de siempre: los malditos nominalismos y los egos de muchos candidatos.
Mucho me temo que sufriremos una campaña que acabará por agotar a los electores y que no será en absoluto constructiva y sí basada en el ‘y tú más’ y en la destrucción del adversario. En suma, un paso más hacia la ‘italianización’ de la política española. ¡Seriedad, por Dios!
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