Silvio Berlusconi fue demasiadas cosas en su vida como para poderla resumir en una nota cronológica. Pero de esas muchas cosas, una de ellas es la del creador de lo que en los años 90 se bautizó como “telebasura”.
Las cadenas privadas llegaron a España en esos años con un planteamiento inicial impecable: procurar el entretenimiento de toda la familia. Lo primero que hizo Berlusconi es contratar como su mano derecha a Alfredo Fraile que tenía el mérito de haber convertido a Julio Iglesias en estrella mundial.
Pero en España -no así en Italia donde se habían instalado ya varias cadenas propiedad de Berlusconi- no estábamos acostumbrados a ver en la pantalla de la televisión a un grupo de chicas que con mucho mohín y muy ligeras de ropa, las llamadas Mama Chicho, que cantaban “Mamá, Chicho me toca, me toca cada vez más”. Ése fue el éxito más rotundo de la cadena de Berlusconi, bautizada como Telecinco como la italiana.
Luego vinieron las llamadas “Cacao Maravillao” que participaban en distintos programas entre ellos Goles son amores presentado por Manolo Escobar -que no se paraba en gastos en esa época- que fue calificado por la intelectualidad futbolera como “el programa más casposo del panorama” de la época. Escobar estaba rodeado de muchas chicas, pero muchas, porque la clave de estos programas es que hubiera carne femenina para dar y tomar. Al peso, vamos, pero con unas mujeres potentísimas en lo que se refiere a su físico.
No sólo la Conferencia Episcopal, que por supuesto, criticaba la programación de Telecinco, también en los círculos más sofisticados se criticaban otros programas de la cadena
Estaba también Tutti Frutti que lo presentaba Cruz y Raya, Raúl Sender y Esperanza Roy cuya popularidad fue en aumento.
Otro programa que llegó a España de la mano de Berlusconi fue Ay, qué calor protagonizado por las Chicas Chin Chin. en ese programa había que quitarse la ropa para obtener unas fichas. Lo más destacado de ese programa era que las mujeres llevaban bikinis de frutas y, al ritmo de "chin-chin", abrían la parte de arriba para mostrar una fruta en sus pezones. Lo presentaban Luis Cantero y Eva Pedraza.
No sólo la Conferencia Episcopal, que por supuesto, criticaba la programación de Telecinco, también en los círculos más sofisticados se criticaban otros programas de la cadena como Su Media Naranja así como las series Melrose Place y Sensación de vivir por fomentar el "consumismo, difundir modelos de belleza irreal y promover valores alienantes que influyen en adolescentes inmaduros".
Estaban también las Noches de Tal y Tal,con Jesús Gil como protagonista principal en aquella época alcalde de Marbella y propietario del club de fútbol Atlético de Madrid. Estaba un programa llamado Contacto con… tacto. En fin una programación que contaba con el realizador Valerio Lazarov como Consejero Delegado.
En resumen, la telebasura llegó de la mano de Silvio Berlusconi e hizo ganar muchísimo dinero a la familia, que ya era muy rica en Italia pero que con su entrada en España lo fue aún más. El caso es que en 1996 Telecinco ganó 3.000 millones de pesetas, en 1997 ganó 9.000 y en 1998 ganó 16.000. Ha sido una operación de éxito constante.
Duró décadas tantas como la que va de los años 90 hasta nuestros días, en que la cadena Telecinco junto con Cuatro han sido superadas en audiencia por Antena3 televisión.
De hecho, en la sustitución de Lazarov por Mauricio Carlotti, supuso un cambio de programación y las Mama Chicho fueron sustituidas por otro programa igual de arrasador pero con otra vitola: Crónicas Marcianas, donde llegó a aparecer Boris Izaguirre sin pantalones.
Pero siempre con ese toque de vulgaridad que, desde que apareció en nuestras vidas el concepto de telebasura, le es tan querido a nuestra sociedad hasta el mismo día de hoy.
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