Estos días casi 100.000 policías han decidido sus representantes en el Consejo de la Policía. Es una oportunidad para terminar con 40 años del establishment policial que domina los altos cargos por órdenes exclusivamente políticas. La libre designación de altos cargos es el principio de la mediocridad; al comisario de turno todo se lo deben al que le nombró, y es a él al que sirve. Igual que funcionan hoy los partidos, así lo hacen los mandos policiales.
Las medallas pensionadas son un ejemplo de ello; en lugar de otorgarse a policías que se han jugado la vida en el ejercicio de su trabajo, se han convertido en un complemento del sueldo de los comisarios jubilados del gobierno de turno. Aunque Fernando Grande-Marlaska lo intente año tras año, los Tribunales le impiden hacerlo, pero ese empeño en saltarse las normas por parte del ministro lo pagamos todos en juicios, abogados e informes técnicos.
El cortijo policial lo domina el partido del Gobierno, sea PP o PSOE, y solo quiere una voz oficial, por ello expedienta constantemente a las voces disonantes, los que tienen una opinión propia o a los policías que se les ocurre colgar un simple tuit con opinión distinta a la oficial. Esto no sucede en los países europeos de nuestro entorno. Quieren una sola versión de la realidad policial en España y el régimen disciplinario se aplica con dureza, con meses de suspensión de empleo y sueldo, aunque casi siempre a la larga ganan los expedientados y se les ha de indemnizar. Otro gasto inútil de presupuesto y personal que podrían evitarse o dirigir hacia las organizaciones criminales, no hacia los compañeros que no piensan como ellos.
Cualquier policía que ponga en duda el mantra oficial “somos uno de los países más seguros de Europa”, “son casos aislados”, “era un lobo solitario”… será expedientado sin piedad. Incluso un simple comentario en chats privados policiales es revisado y denunciado.
Cualquier policía que ponga en duda el mantra oficial “somos uno de los países más seguros de Europa”, “son casos aislados”, “era un lobo solitario”… será expedientado sin piedad
Cuando son los altos mandos políticos los que cometen errores, no hay ceses ni dimisiones, como cuando centenares de policías no pasaron las pruebas ortográficas en un examen, y tras el fallo del TSJ de Madrid tuvieron que repetirlas, ganando la plaza y cobrando los retrasos de varios años.
Y luego están las puertas giratorias. El Ministerio del Interior nombra como nuevo jefe superior de Policía de Canarias al comisario principal Jesús María Gómez Martín, quien era desde 2017 el responsable del puesto fronterizo del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Por tanto, quien fue llamado cuando Delcy Rodríguez llegó con 40 maletas muy pesadas desde Venezuela y no podía pisar suelo europeo. También el inspector jefe de Fronteras que estaba al frente del aeropuerto esa noche, Francisco Javier Cuesta Rodríguez, ha sido premiado por el departamento de Marlaska con el puesto de agregado de Interior en la embajada española en Niamey (Níger). Los destinos en embajadas son a dedo y un agregado o consejero de Interior recibe un sueldo mínimo de 10.000 euros al mes.
Hay muchos más casos, como el antiguo comisario general de Seguridad Ciudadana, del que depende los dispositivos de los partidos de la Liga, que casualmente se jubila y trabaja para la Liga. O el anterior subdirector de Logística, que a los pocos días de su jubilación le nombran director de la Universidad de la Policía. Se les nombra a dedo por favores políticos, no por méritos policiales.
Mientras tanto, a los policías de base, si se les rompe una porra o se deteriora su chaleco, antes de esperar meses y meses que les llegue uno nuevo se lo compran con dinero de su bolsillo porque priorizan su seguridad, cosa que no hace el Ministerio. No les dan las dietas suficientes para vivir en algunas comunidades como la balear y terminan durmiendo en tiendas de campaña o en los coches. Y solo llevan 25 balas; si se enfrentan con un lobo solitario y le matan, los mandos políticos darán por hecho que le han disparado con la bala 26 que han comprado por su cuenta y serán expedientados.
Son miles, ocupan sus puestos con dignidad y voluntad de servicio público pero quien tendría que estar a su lado en todo momento hace años que les ha abandonado. Todo se decide en los tribunales, en manifestaciones y expedientes, y mientras tanto los delincuentes se frotan las manos y se aprovechan de tanta mediocridad. El cortijo policial continúa.
Este martes tomaba posesión de su cargo, de manera formal, Leonardo Marcos, el último elegido por el Gobierno para ocupar […]Estos días casi 100.000 policías han decidido sus representantes en el Consejo de la Policía. Es una oportunidad para terminar con 40 años del establishment policial que domina los altos cargos por órdenes exclusivamente políticas. La libre designación de altos cargos es el principio de la mediocridad; al comisario de turno todo se lo deben al que le nombró, y es a él al que sirve. Igual que funcionan hoy los partidos, así lo hacen los mandos policiales.