Existía entre los partidarios del presidente del PP el, lógico, temor de que Pedro Sánchez fuese el ganador de ese debate que suponía la primera vez que Alberto Núñez Feijóo se asomaba a un cara a cara de estas características.
Pero desde muy pronto se vio que la preocupación no tenía fundamento: Pedro Sánchez seguía en la misma actitud que exhibió con Pablo Motos en su comparecencia en El Hormiguero.
El debate no ha sido equilibrado porque el presidente del Gobierno ha estado interrumpiendo constantemente a Núñez Feijóo desde el minuto uno en el que arrancaron a hablar de la situación económica.
Desde ese instante no ha habido un momento en el que se pudiera interpretar lo que decía Feijóo sin tener como sonido de fondo a un replicante Sánchez que necesitaba desmontar con urgencia todos los planteamientos que su oponente ponía encima de la mesa.
Creo sinceramente que Feijóo ha ganado en todos los tramos de este cara a cara que se había planteado como una única oportunidad de confrontar los dos modelos de sociedad que nos propone uno y otro partido.
Ha habido frases para el mármol que diría mi amigo Santiago González, como éstas que apunto a continuación:
“Tiene usted la oportunidad de condenar ahora el grito de “Que te vote Txapote” (dicho por Pedro Sánchez). O esta otra, formulada poco tiempo después por Alberto Núñez Feijóo: “No distinguir entre la verdad y la mentira es un problema patológico”.
A continuación, a la propuesta de que gobierne la lista más votada, formulada por Feijóo N veces, la respuesta de Pedro Sánchez ha sido invariablemente ésta: "Hable usted con Guillermo Fernández Vara" (ex presidente de Extremadura, que ganó las elecciones pero no pudo gobernar porque la suma de los escaños obtenidos por Podemos no le daban suficiente).
Pero lo que decía el presidente del PP era otra cosa: que si él ganaba, el PSOE se abstuviera para permitirle gobernar sin tener que meter a Vox en el Gobierno. Y eso se ha quedado ahí, esa propuesta quedó sobre la mesa, firmada por Feijóo pero no rubricada por Sánchez.
Y la siguiente frase que quedó para la Historia es la de Sánchez a propósito de su trayectoria: ”Yo soy un político limpio”. No mencionó sin embargo las amistades de Feijóo con Marcial Dorado, un conocido traficante de droga.
En cualquier caso, esa foto que se utilizó masivamente en su día para desgastar el hoy presidente del PP, no sirvió de nada porque Feijóo continuó sacando mayorías absolutas después de aquello.
Feijóo estuvo casi todo el tiempo flemático e incluso irónico. La mayor parte del tiempo se escuchó al presidente del PP pedirle a su oponente que le dejara hablar.
Sánchez parecía desquiciado en ocasiones y se pasó el tiempo en convencer al respetable de que el PP y Vox eran lo mismo. Simplemente para comprobar que eso no es verdad, véanse las votaciones de las sesiones de investidura de Murcia y se comprobará que las cosas son muy diferentes.
Es más, el líder del PP le dio la vuelta al argumento y dejó bastante claro que la verdadera ayuda a Sánchez viene precisamente de Santiago Abascal, que se nos ha descolgado con ese programa de máximos que no se lo salta un atleta.
Y, por supuesto, sacaron ambos la famosa ley conocida como la de "sólo sí es sí", en la que el presidente del PP le reprochó al presidente del Gobierno que no se hubiera molestado ni siquiera en estar presente en el transcurso de la votación en la que el Partido Popular consiguió con sus votos que la reforma de la ley fuera tramitada.
Otra frase redonda: "Usted pasará a la Historia por haber permitido que 1.155 condenas de violadores hayan sido rebajadas y que tengamos a 117 agresores sexuales en la calle. Esos machistas están en la calle por usted".
Naturalmente, el CGPJ salió también a la luz pero ya era ése un gesto inútil porque estamos a punto de celebrar elecciones generales -faltan apenas dos semanas- y se sabe que, si está en condiciones de gobernar, Alberto Núñez Feijóo modificará la ley para permitir que a los jueces los elijan los jueces, como manda la Constitución y no han permitido modificar ni José María Aznar ni Mariano Rajoy cuando han gobernado con sendas mayorías absolutas.
Sánchez ha fracasado en su intento de aplastar a Feijóo en el transcurso del debate. Salió también Marruecos y la pregunta que le ha hecho el líder del PP es: "¿Qué ha acordado usted con Marruecos? Porque yo no lo sé"; o "Mi política exterior [en esta materia] será justamente contraria a la suya".
El debate doblaba ya el Cabo de Hornos. Feijóo podía estar tranquilo, le había ganado al presidente del Gobierno.
Ha habido muchos choques entre ambos, el enfrentamiento en ocasiones ha sido hasta bronco, pero yo me he quedado con la sensación de que Feijóo le ha ganado a Sánchez en todos los tramos salvo en uno que era decisivo.
El candidato a presidir el gobierno en nombre del Partido Popular no ha mirado a la cámara que tenía preparada para el llamado “minuto de oro”, que es el último que se concede, previo sorteo, a cada uno de los dos contendientes.
Ese es un error de falta de comprensión de lo que el realizador del debate les ha ido indicando a cada uno de ellos.
O es un problema de miopía. No lo tengo claro.
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