Bueno, ya estamos más cerca de lo que estuvimos en otras convocatorias electorales. La cuestión a dilucidar es si el bipartidismo se abre de nuevo paso entre nuestros jóvenes o pasa como en el resto de países de nuestro entorno en los que aparecen unos cuantos partidos y partiditos a la izquierda de la socialdemocracia o a la derecha del conservadurismo.
Nosotros estábamos en el modelo anterior pero con la absorción de Podemos por parte de Sumar, nos han ahorrado parte del inmenso trabajo que teníamos por delante.
Yo siempre he sido defensora de un un sistema de relevancia de partidos, uno a la derecha y otro a la izquierda, como culmen de la estabilidad de un sistema democrático en la que derechas e izquierdas estén comprometidas en sacar adelante al país en una suerte de pactos implícitos que en el caso de España no se ha cumplido esta vez.
Con Pedro Sánchez al frente del Gobierno la razón es que ha preferido pactar con los independentistas de ERC con los proetarras de Bildu antes de darle ni una sola explicación al Partido Popular sobre cambios tan relevantes como la posición sobre Marruecos u otras modificaciones de envergadura como pudieron ser la retirada de la ley del delito de sedición -acompañada de una mentira según la cual se estaba armonizando nuestra legislación a la europea- mentira que el Tribunal Supremo dejó bien expuesta cuando defendió sus posiciones contrarias a los indultos.
El caso es que lo que a otros les ha ido bien, a nosotros nos ha ido muy mal. Un partido de centro reformista como Ciudadanos ha acabado mordiendo el polvo por la incompetencia y la arrogancia de algunos de sus líderes como Albert Rivera o Inés Arrimadas.
Podemos se va muriendo poco a poco a la vera de Sumar y con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Yolanda Díaz liderando una candidatura en cuyas papeletas va a ir impreso su rostro porque es lo único reconocible que podemos encontrar en una serie de partidos y partiditos de ámbito territorial y sin ninguna conexión entre sí.
Con estos mimbres Pedro Sánchez se quiere hacer un cesto. Pero la realidad es que Sumar no es más que el añadido de Izquierda Unida, que sí tiene arraigo nacional, junto con esa miríada de formaciones que no tienen más interés que el de estar presentes en sus comarcas.
Puede que Sánchez se haga con la vover formación, habida cuenta de que el precio que le han puesto para pactar tanto con ERC como con Bildu es inasumible para un gobernante de uno de los países más viejos del mundo: dividir España.
Al bipartidismo le han salido de nuevo brotes verdes. Y yo me felicito por ello
Esto de la división de nuestra patria es, ya lo he dicho muchas veces, imposible porque la Unión Europea que nació tras la segunda guerra mundial, tiene auténtica alergia a los nacionalismos. Por ese lado tenemos garantizada la unidad de España tanto como dure la UE, que esperemos que sea largo tiempo.
Por lo que se refiere a Vox, quizá tengamos que esperar un poco más de tiempo porque ahora se está haciendo fuerte intentando colocar a sus peones en las instituciones democráticas -y haciendo las más de las veces el ridículo- y controlar la deriva del PP, un partido al que nunca más podrá volver a llamar la "derechita cobarde". No por el momento, ya veremos si algún día tienen la oportunidad de volver a insultarle con ese término tan despectivo.
Pero ahora se da una circunstancia que no se dió en 2015 y en años sucesivos: el “no nos representan” de la Puerta del Sol; y sobre todo, aquel “Rodeemos el Congreso” del año siguiente fue una protesta contra la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Aquello fue organizado por dos formaciones de extrema izquierda y de corte nacionalista, como fue Alternativa Castellana y EH Bildu, en cuya convocatoria se planteaba, apoyada por Podemos, que “se había producido un robo a nuestra soberanía como pueblo” y se instaba a defenderse del “golpe de mafia” -no se decía Golpe de Estado porque probablemente el autor de la literatura que acompañaba al acto sabía bien en qué jardines se podría haber metido- y se protestaba contra una investidura ilegal por parte del propio Rajoy.
Las cosas han cambiado extraordinariamente en los siete años transcurridos desde los sucesos de la Puerta del Sol, con los indignados y los “perroflautas” pululando por allí.
Las cosas han cambiado hasta el punto de que los jóvenes que se incorporan este año a las urnas, van a votar fundamentalmente al PSOE o al PP. La segunda mayor concentración de votos entre los dos partidos desde 2011. Entonces fue de 296 diputados de un total de 350 a elegir. Ahora es de 245 de media atendiendo a todas las encuestas.
Los jóvenes ya no hacen apuestas arriesgadas. Y eso es muy tranquilizador. Al bipartidismo le han salido de nuevo brotes verdes. Y yo me felicito por ello.
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