Absténganse de venir a Tarifa que está todo sold out y pueden producirse aglomeraciones indeseables.
La advertencia de la autoridad pertinente venida a más ha corrido de móvil en móvil este fin de semana de transición, con julio ya vencido y agosto como un ogro amenazador para el ecosistema.
El turista de paso acude a la isla de Tarifa al reclamo del "punto más meridional de la Europa continental" y se echa una fotito –para incomodidad del que trota esperando un mañana– junto al cartelito de la separación de los dos mares. A la izquierda, mirando al puerto, sale el ferry de Tánger por el Mediterráneo; a la derecha, el Atlántico con un festín de algas invasoras que se han decidido arremolinar al principio, muy educadamente, de la infinita playa de los Lances que te lleva sin dar un paso en falso hasta más allá de la Afrikana. Es ponerse a caminar y la amenaza oficial de las aglomeraciones deviene en un pésimo chiste.
Cuando el sol se va y alguna gente aplaude no sé sabe por qué demonios, empieza el recital.
El recital del atún.
Sold out sin reventa, ahora sí que puede venir el subdelegado del Gobierno a encorajinar a los taberneros, que están pendientes de la plancha, un toquecito o sellado nada más y crudo por dentro. Un festival.
Este pasado fin de semana en la que la población fue invitada a quedarse en su casa de San Roque o La Línea y nada de playa en Tarifa, el Tumbao registró números sin precedentes. Récord de clientes en la pradera más famosa de Valdevaqueros y en los otros establecimientos de la empresa. Sin embargo, bares y restaurantes menos conocidos han sufrido en julio, como para que ahora les azuce la autoridad con que mejor no vengan que no se cabe.
Los accesos de Tarifa –léase la N-340 y punto– son así desde tiempos inmemoriales. Siempre ha habido Operación del Estrecho, siempre ha habido fines de mes y comienzos de mes. Y windgurú, que cuando da viento suave, sea poniente o levante, antes de las 12 en carretera directos para Los Lances.
Después del fin de semana de la prevención gubernativa, la kilométrica playa seguía siendo el lunes un paraíso con 0,002 individuos por metro cuadrado, poniente como aire acondicionado, seis grados menos que en Algeciras, noche con sábana y un atún con tomate golosón de Juani, del Melli, la de la taberna, no se vayan a confundir.
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