Después de Juan Luis, el Sabio de Tarifa, los taberneros por excelencia del pueblo del atún y la ventolera son los Melli.
¿Y quiénes son los Melli?, se preguntará el Seo.
Esta pareja de trabajadores en la barra del bar nacieron tal día como este miércoles, 9 de agosto, de hace 56 años, Y ahí siguen. Cada uno en su barra dando el callo.
Por no complicar el asunto, empezaron trabajando codo con codo, calva con calva, en el barecito que ya ha hecho famoso su apodo. Hace una docena de años se separaron y José abrió El otro Melli, a cinco minutos andando en una placita a la que en seguida puso a reventar, sin separarse de la tradición de las croquetas de choco o las papas con salsa brava.
Ramón se quedó en el establecimiento original hasta que se deshizo de él en tiempos de pandemia. Ahora emerge enfrente del puerto flanqueado por botellas de vino y champán en La Taberna del Melli.
Dos bares con sus dos patrones, tarifeños de pro, los mellizos de Pepa, que ya se fue pero a la que guardan devoción diaria, de hijos honestos y agradecidos, con la foto de ella abrazando a los recién paridos cachorrillos.
Pueblos de renombre como Tarifa siempre tienen detrás a gente que ha dado lustre, categoría y bien de comer, porque después de la playa sales a picotear, y no digo nada si la levantera prohíbe terminantemente estar en la arena por el zumbido del chinazo.
A Juan Luis le puso en la gloria El Loco de la Colina -comunicador, periodista, artista estratosférico-, pero, antes del burro y el catavinos en pleno programa, Juan Luis ya había puesto a Tarifa en otra dimensión. Personalidades como Camarón de la Isla, Curro Romero o José Ramón de la Morena, por citar a tres de trescientos, dieron prueba de su amistad y terminaron por colocar a Tarifa este aura mágico que aún posee, aunque recomienden no venir.
Los Melli proceden de este tronco, los invitados de Juan Luis pasaron por su casa original en un maravilloso hilo de taberneros de una pieza, los "nenes", como se llaman entre ellos
Los Melli proceden de este tronco, los invitados de Juan Luis pasaron por su casa original en un maravilloso hilo de taberneros de una pieza, los "nenes", como se llaman entre ellos cuando estalla la conversación ininteligible para el madrileño observador.
Fanáticos de la bicicleta, cuando enseñan el recorrido en el móvil te entran agujetas, con esas cuestas, con ese viento en contra. Los Melli tienen devoción por la bici y por dar bien de comer y de beber.
Juan Luis murió hace 11 años, cuando no tenía ni 70. Apenas un busto al comienzo de la alameda recuerda a este pionero tarifeño, al que no estaría de más buscar una fecha para volver a homenajearlo. El Loco sacaba partido como nadie de sus invitados anónimos, a los que elevaba a personajes descomunales.
Los Melli han cumplido este miércoles 56 sin mayores festejos porque siguen currando. Su universo es la barra del bar, rodeados de su gente fiel, no quieren nada más. El uno sigue con las ortigas, el otro ahora con las bombas de payoyo.
Son una institución, pero ni se lo creen, ni lo pretenden.
Los veraneos están tejidos por estos personajes que nunca fallan. El mérito del tabernero humilde y currito.
Qué buena añada la del 67.
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