Va a tener razón Carles Puigdemont cuando dice que no hay nada negociado con los enviados del presidente en funciones Pedro Sánchez. Y va a tener razón porque hasta que no se celebre la Diada, en la que los más hiperventilados del independentismo le van a reprochar a ERC sus pactos y sus negociaciones con el Gobierno, no se va a mover una hoja en las filas de Junts.
La prueba está en esta dirección de los más duros de entre los duros con que se ha descolgado su presidente, que no quiere ningún cargo orgánico, solo el simbólico de líder de la Cataluña libre que él representa en el imaginario de los independentistas más enragés.
La nómina de los miembros de este secretariado no puede ser más contraria a cualquier cosa que suene a negociación, y ese es un recado suficientemente contundente para sus interlocutores, que los hay, a menos que desde esta otra parte de la negociación nos estén engañando a su vez.
Pero todo esto no es sino la puesta en escena de la pista de aterrizaje de un proyecto de amnistía que ya se está cocinando aunque el común de los mortales no lo sepamos todavía. Ciertas informaciones publicadas en algunos medios dan pistas de por dónde van a ir los tiros. Pero hasta que no se vea la literalidad de un texto digno de tal nombre no sabremos nada.
La amnistía no cabe en nuestra Constitución, como no cabe en cualquier otra constitución de un régimen democrático
No sé cuántas veces habré dicho en estos artículos que la amnistía no cabe en nuestra Constitución, como no cabe en cualquier otra constitución de un régimen democrático. Pero eso no será obstáculo para que se elabore un texto, que se podrá llamar de amnistía porque así lo exigirá en su momento quien puede exigirlo, agitando los votos que le son necesarios a Pedro Sánchez para salir victorioso en esta pugna tan dañina con Alberto Núñez Feijóo por ver quién se alza con el santo y la limosna.
Sin duda los siete diputados que enarbola Junts son de vital importancia para el actual presidente. Por eso los del PSOE van a recurrir al Tribunal Constitucional para recontar los votos que el Tribunal Supremo ya rechazó contar, lo mismo que hicieron las Juntas Electorales de Madrid y la Junta Electoral General.
Ese es un escaño de vital importancia para el Partido Socialista porque con ese escaño solo necesitarían que los de Junts se abstuvieran, cosa mucho más fácil y que no obligaría a rizar el rizo de elaborar una ley de amnistía que, insisto, no cabe en nuestra Constitución. O puede que sí, puede que con esos votos tan disputados, se mantuviera igualmente la condición de una ley de amnistía, que todo pudiera ser.
En cualquier caso, hay tiempo de sobra porque la sesión de investidura de Núñez Feijóo se celebrará los días 26 y 27 de septiembre en una primera ronda. En caso de no contar con la mayoría absoluta requerida se celebrará 48 horas más tarde una segunda ronda para la que a día de hoy no parece que cuente tampoco con más votos afirmativos que negativos.
Con lo cual, será el turno de Pedro Sánchez, quien deberá acudir a ver al Rey para que éste le encargue una sesión de investidura exitosa. Pero, claro, si EH Bildu no acude a ver al Rey, Junts tampoco y ERC tampoco, yo no sé cómo se hace esto de estar informado a través de terceros.
Puigdemont y los suyos van a aprovechar la ocasión para sacar petróleo de una piedra
Y si no, iremos a una repetición electoral, una hipótesis que pone los pelos de punta a Junts porque es muy probable que pierda esta posición privilegiada que le han dado estas carambolas electorales. Y con eso toda exigencia anticonstitucional quedaría desactivada.
De manera que no tengan ninguna duda de que Puigdemont y los suyos van a aprovechar la ocasión para sacar petróleo de una piedra, que es exactamente la circunstancia en la que se encuentran ahora mismo.
Ahora bien, nada de nada, ni filtraciones ni informaciones, hasta que no se celebre la Diada porque ahí se darán el gusto los de Junts de ver cómo le sacan los colores a ERC por botiflers (traidores) a la causa y de paso cómo se ponen por delante de los republicanos en los sondeos que les interesan a ellos, que son los relativos al mundo independentista.
Hasta ahí, todo serán gestos como los que vimos ayer.
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