La intervención de José María Aznar es un aldabonazo a las convicciones de todos quienes no están de acuerdo con la deriva del actual presidente en funciones, Pedro Sánchez.
Ha dicho que este es el momento en que las personas de bien, que no son las personas "bien" como malévolamente quisieron adjudicarle a Alberto Nuñez Feijóo con motivo de una de sus comparecencias en el Senado, sino las personas bien nacidas, con valores, con respeto y con valoración hacia una nación de ciudadanos libres e iguales, no pueden aceptar indiferentes el asalto a nuestra Constitución por parte de quien está más obligado que nadie a preservarla, puesto que está en el Gobierno.
Y ha llamado a decir '¡Basta Ya!' como se dijo cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, que fue el origen del desmantelamiento de la banda terrorista ETA, aunque tardara muchos años más en disolverse.
La única pega que puede ponersele a José María Aznar es que el movimiento Basta Ya fue una reacción contra el terrorismo, y aquí estamos hablando de otra cosa, más grave institucionalmente pero no atentatoria contra las vidas de seres inocentes.
Acusa al partido en el Gobierno, el PSOE con el añadido de Sumar o lo que sea que quede de Podemos, de "irresponsable, insolidario y que reniega de la ciudadanía democrática, libre e igual" todo eso por mantenerse en el poder.
Lo que dice Aznar lo piensa un número considerable de españoles, quizá con menos énfasis pero es lo que piensan todos los que han votado al PP y parte de quienes han votado al PSOE y que contemplan horrorizados como la Constitución se vaciará hasta que no quede más que una cáscara llamada Constitución pero cuyo contenido ya haya sido sustituido por otras leyes que la desautorizan.
A lo que tiene miedo el PSOE es a una movilización masiva como la que se produjo con motivo del asesinato de Miguel Ángel Blanco
"Es un proyecto de deconstrucción nacional, de disolución nacional", dijo Aznar en un acto en el que se homenajeaba a Josep Piqué, patrono de FAES recientemente fallecido.
La reacción del PSOE ha sido brutal, tan brutal, que le han llamado golpista y han apuntado la hipótesis de un alzamiento, en paralelismo evidente con el Alzamiento Nacional protagonizado por Franco y que dio origen a la guerra civil.
Han pedido a Nuñez Feijóo que le desautorice. Pero a lo que tiene miedo el PSOE es a una movilización masiva como la que se produjo con motivo del asesinato de Miguel Ángel Blanco o más restringida como el movimiento de '¡Basta Ya!' que agrupaba a todas las personas de bien de este país.
El PSOE tiene miedo a una movilización en las calles. Y el cultivo y efervescencia de esa movilización se está produciendo, según vamos escuchando a los separatistas poner en cuestión nuestro Estado de Derecho, que no otra cosa es la amnistía, aún no concedida pero sí negociada aunque sea parcialmente.
El PSOE tiene miedo a que las calles de España se llenen de gentes de toda clase y condición diciendo Basta Ya a poner nuestra democracia al servicio de siete escaños. Basta Ya, de situar los logros de convivencia y de prosperidad acumulados en 45 años al servicio de unos partidos que son el 4º y el 5º en el Congreso de los Diputados, y que hablan en nombre del pueblo catalán como si ellos lo representaran.
Por eso atacan a Aznar tan virulentamente. Nunca se vio a Isabel Rodríguez hablar de esa manera de un político que además ha sido presidente del Gobierno de España durante dos legislaturas.
Y si no, que nos enseñen lo negociado hasta ahora, las cesiones que el Gobierno ha hecho en favor de esos siete escaños que le pueden dar la presidencia a Sánchez. Que se sepa hacia dónde van los tiros de una ley que arrasa con todo lo construido hasta la fecha.
Y es que los socialistas empiezan a poner pegas al pago por adelantado que pretende el prófugo de la Justicia porque esa no es la costumbre. Lo que no es la costumbre es poner al país en almoneda por un puñado de votos, y mucho menos tirar la Constitución por la borda, que es lo que pretenden los separatistas con su movimiento.
Pero no está todo dicho. Yo sostengo que Carles Puigdemont puede llevar al país a unas nuevas elecciones si sus cálculos le dicen que puede machacar en esta segunda convocatoria a Oriol Junqueras, al que odia.
No todo está perdido de antemano. Pero por lo que se ve ahora, está muy, pero que muy j....
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