Oriol Junqueras (líder de ERC) ha calificado la jornada de hoy de “histórica” por el hecho de ser la primera vez que el catalán, el gallego o el euskera, pueden ser utilizados en el Congreso de los Diputados, incluso antes de la modificación del reglamento de la Cámara.
Junqueras ha querido arrebatar el protagonismo de este hito a Carles Puigdemont, que, huido en Bélgica, no ha podido acercarse a la Carrera de San Jerónimo.
Los defensores de la medida, empezando por el PSOE, han argumentado su voto aludiendo a la riqueza lingüística de España y afeando su rechazo, por “supremacista”, a los partidos de la derecha. Vox se ha marchado del hemiciclo y sus diputados han depositado los pinganillos en el escaño del presidente del Gobierno, ausente porque asiste a la Asamblea General de la ONU.
¿Tiene sentido que diputados nacionales tengan que usar traducción simultánea en el Congreso?
Lo primero que hay que decir es que, según establece la Constitución en su artículo 3, la única lengua oficial en toda España es el castellano y, por tanto, a todo ciudadano le debería ser suficiente conocer esa lengua para entenderse con el resto de los españoles.
La soberanía popular no se debe poner al servicio de fines espurios
En segundo lugar, el catalán, el euskera y el gallego, como lenguas cooficiales en sus autonomías, se utilizan de forma habitual en sus respectivos parlamentos, así como en los medios de comunicación públicos de Cataluña, País Vasco y Galicia.
En tercer lugar, las lenguas cooficiales ya se pueden utilizar en el Senado.
Por tanto, no se puede decir que el Estado no proteja esas lenguas o que las discrimine. Catalán, euskera y gallego son, en efecto, parte esencial del acervo histórico y cultural de la nación española junto al castellano.
Pero eso no justifica una medida como la que se acaba de poner en marcha.
El propio Partido Socialista se opuso a ella hace tan sólo 15 meses. Su entonces portavoz, Héctor Gómez (hoy ministro de Industria y Comercio), justificó el voto en contra de su partido con una motivación rotunda: “El castellano es nuestra lengua oficial”.
¿Por qué ha cambiado de posición el PSOE?
Muy sencillo. No porque piense que es mejor para la convivencia que se hable en las lenguas cooficiales también en el Congreso. No. Tan sólo porque es una de las condiciones que le ha impuesto Puigdemont para darle los 7 votos de Junts en la investidura de Pedro Sánchez.
Hoy, por tanto, es un gran día para los independentistas, que han impuesto el uso de tres lenguas, además del castellano, en la sede de la soberanía popular. Y es un día triste para los que pensamos que esa soberanía -una medida como esta debería contar con un amplio consenso- no se debe poner al servicio de fines espurios.
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