Las relaciones del PP con el PNV no atraviesan su mejor momento pero peores fueron sus vínculos cuando el Partido Nacionalista Vasco se dió la vuelta como un calcetín y de pasar a apoyar los Presupuestos Generales de Mariano Rajoy acabaron por apoyar la moción de censura -con el apoyo de una frase metida de matute en una sentencia sobre la Gürtel- de Pedro Sánchez que inició así su presidencia.
Hay que tener presente una cosa que se olvida por causa de la vitola de los dirigentes vascos: trajeados, impecables con su corbata, hacen pensar que son iguales en sus planteamientos económicos que cualquier miembro del PP.
Pero no, los del PNV van siempre, siempre, a donde vayan sus intereses económicos pero, sobre todo, territoriales. La última “aportación” del lehendakari Íñigo Urkullu en un artículo publicado en El País, hablaba de un mejor encaje territorial de España, con unos referendos pensados para hacer de España una confederación en la que el País Vasco, Cataluña y Galicia tuvieran libertad para tener Haciendas propias, caja de seguridad social independiente y hasta Poder Judicial propio.
“En la práctica, España es un estado plurinacional de hecho, aunque no de Derecho” decía Urkullu. Y es ese carácter plurinacional de hecho lo que le permitía proponer una “convención constitucional” que permitiera acordar el significado y el alcance del “carácter plurinacional del Estado”.
En definitiva lo que buscan los dirigentes del PNV de un personaje como Pedro Sánchez es que acepte repensar España manteniendo, naturalmente, el Concierto y el Cupo que tan buenos réditos le han supuesto a su tierra. Es su oportunidad, y puede que sea la última, de romper España -la nación más vieja de Europa- y dejarla irreconocible.
Los dirigentes del PNV no pueden en ningún caso pactar con el PP que se apoya en Vox porque EH Bildu tendría entonces la campaña en Euskadi hecha
Quiere esto decir que si llega un momento en que Alberto Núñez Feijóo accede al poder ahí estarán los jeltzales para rendirle pleitesía por la cuenta que les tiene. Pero no ha llegado ese momento todavía aunque ayer se vio al candidato subir las escaleras para saludar y dar la mano a Aitor Esteban con quien acababa de tener una tensa discusión minutos antes.
Es la prueba de que la tensión entre ambos partidos se relajará antes o después porque también al presidente del PP le interesa llevarse todo lo bien que pueda con quienes tienen el gobierno vasco todavía en sus manos y disponen de un entramado de empresas y de una arquitectura institucional de todo tipo a los que no conviene tener enfrente.
Por eso las puyas de Núñez Feijóo a Aitor Esteban tienen que ver más con que Bildu les está pisando los talones en el País Vasco. Los dirigentes del PNV no pueden en ningún caso pactar con el PP que se apoya en Vox porque EH Bildu tendría entonces la campaña en Euskadi hecha.
EH Bildu es la izquierda con la que podría aliarse el Partido Socialista de Euskadi a poco que los necesitaran para completar una mayoría. Es decir, lo mismo que han hecho con el PNV donde gobiernan ahora mismo en coalición, sólo que cambiando de pareja. Y eso es algo que no podrían soportar los jeltzales del PNV.
Por eso se han mantenido tan distantes hasta el punto en que no aceptaron ni siquiera sentarse a hablar con Feijóo aunque luego Aitor Esteban sí aceptó “por cortesía” hablar con Cuca Gamarra.
Pero las relaciones entre el PP y el PNV se recompondrán a su debido tiempo, que no es el de ahora.
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