Ya lo habíamos advertido tantas veces cuantas he podido escribir de esto: ahora no se conforman con la amnistía sino que pretenden celebrar un referéndum de autodeterminación.
Ese es el pacto al que han llegado ayer ERC y Junts, dos partidos que se odian recíprocamente pero que han visto la posibilidad de meter una cuña independentista impensable si este PSOE no estuviera entregado de hoz y coz a hacer presidente a su secretario general le cueste al país lo que le cueste.
La moción vota "a favor de que las fuerzas políticas catalanas con representación en las Cortes no den apoyo a una investidura de un futuro Gobierno que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum" y es la primera vez que votan conjuntamente una moción después de que Junts abandonara el gobierno de la Generalitat.
Hoy se aprobará esta moción a la que el PSC ya ha dicho que votará en contra seguramente porque tiene información de que las negociaciones para la amnistía, ya en curso, se encuentran con dificultades técnicas de muy difícil solución. Y bastante tienen los encargados de negociar una ley de amnistía para ahora tener que abordar un referéndum de autodeterminación.
Ya he dicho que ambos partidos se odian por lo que ninguno se fía del otro. Por eso han sumando las dos fuerzas y en este caso viene en su ayuda la CUP -con su propia formulación sobre la amnistía- con lo cual sí alcanzan la soñada mayoría para pactar el no apoyar la formación de un futuro Gobierno.
De todos modos, Salvador Illa, del PSC ha presentado otra moción que insta a las partes a “avanzar con coherencia, mediante el diálogo, por el camino del reencuentro, en el marco de la Constitución”.
Lo que sucede es que a ellos les da lo mismo que España quede coja o tullida: ellos van a lo suyo y el presidente del Gobierno en funciones va exclusivamente a mantenerse en el poder a costa de lo que sea
Este es el primer punto. El segundo punto rechaza “toda estrategia de confrontación, división y polarización” y reconoce “la pluralidad de la sociedad catalana, respetando todas las opciones y planteamientos y abriendo un diálogo entre catalanes para buscar un camino conjunto”.
Esto se plantea en medio de unas negociaciones muy arduas para encajar innumerables cuestiones técnicas. Pero a los separatistas eso les da igual: lo que quieren lo quieren ya porque es la única oportunidad de obtener semejante desmesura.
Lo que sucede es que a ellos les da lo mismo que España quede coja o tullida: ellos van a lo suyo y el presidente del Gobierno en funciones va exclusivamente a mantenerse en el poder a costa de lo que sea.
Por eso ahora van ahora a por el referéndum de autodeterminación, porque una vez admitida la amnistía, es lo que les falta para rematar la faena, aunque Junts da un paso más y pide el reconocimiento del carácter nacional de Cataluña. Por pedir que no quede.
Mientras tanto, el común de los mortales seguimos sin saber una sola palabra de esa ley de amnistía que están negociando a espaldas de los españoles.
La visita de Oriol Junqueras a Madrid a la vera de los leones de las Cortes da una idea de hasta qué punto están pujando por que Carles Puigdemont no se alce con el trofeo de la amnistía dejando en la cuneta a Pere Aragonés y en general a los miembros de ERC.
Y existe aún la posibilidad de que, en vista de que las pretensiones de los separatistas no dejan de crecer, vayamos de nuevo a segundas elecciones.
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