Una de las sorpresas que nos dejó la cumbre de Delhi del G20 fue la ruta comercial entre la India y la Unión Europea a través de la península arábiga: llegarían a Haifa, Israel y de allí partirían hacia la Unión Europea. En un momento en que Arabia Saudí no reconoce a Israel como Estado, que se incluyera el puerto de Haifa fue una sorpresa. Si repasamos la hemeroteca, encontramos que con la firma de los Acuerdos de Abraham se apuntaba que los próximos Estados parecían ser Marruecos y/o Arabia Saudí. Fueron los marroquíes, y el gobierno saudí negó que iba a hacerlo en breve. 

Tres años después, vuelve a sonar con fuerza que Israel y Arabia Saudí empezarán a mantener relaciones diplomáticas. Tres años después de que lo hiciera Marruecos, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, también Bután, las relaciones entre saudíes e israelíes puede ser que se normalicen con lo que significa a nivel regional.

Después de la normalización entre Arabia Saudí e Irán, parecía que el reconocimiento hacia Israel se había congelado, pero la inclusión de Haifa en los planes saudíes, como la visita ministerial israelí a una cumbre de turismo al Reino, vuelve a cobrar más fuerza que nunca. 

La diplomacia saudí está en un momento muy interesante. Por un lado, es uno de los países islámicos más conservadores con su escuela jurídica; al mismo tiempo es de los que tiene más influencia en toda la Liga Árabe por la diplomacia de soft power que mantiene con los visados para acceder para peregrinar a las dos Sagradas Mezquitas; está sufriendo una revolución energética e industrial para no depender tanto del petróleo e invertir en todo el país; y por último tiene una voluntad férrea de querer abrirse al turismo occidental. Estos cuatro ejes centran la política saudí actualmente, por lo que significa reforma y apertura. A nivel regional, por tanto, se encuentra que sus aliados más próximos ya reconocen a Israel: Jordania, Egipto, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos

En el caso del Líbano, nos encontramos que las facciones contrarias a Hizbulá y la influencia política de Siria e Irán en el país están perdiendo peso. Y ha habido momentos de inestabilidad en la frontera entre Líbano e Israel, pero al mismo tiempo el 27 de octubre de 2022 el gobierno del Líbano y el gobierno de Israel, a pesar de que Beirut no reconoce a Tel Aviv, cerraron un acuerdo sobre el establecimiento del límite marítimo con la mediación de Amos Hochstein, diplomático de Estados Unidos.

Ambas partes implicadas celebraron el acuerdo, los israelíes diciendo que era una victoria de la negociación y que otorgaba seguridad y estabilidad en el norte; y los libaneses que era una gran victoria, a pesar de que seguirían sin reconocer la legitimidad de Israel, se habían sentado a negociar. Algunos analistas apuntaban que, igual que se cerró el acuerdo sobre las fronteras marítimas, también se podría cerrar "en breve" el acuerdo sobre las fronteras terrestres de ambos estados. 

Los intercambios económicos serán clave que sea un éxito el corredor económico que quiere impulsar el gobierno saudí

Así pues, la normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Israel puede abrir la puerta a una nueva ola de reconocimientos, como también estabilizar más la región. Los intercambios económicos entre ambos países serán clave para que sea un éxito el corredor económico que quiere impulsar el gobierno saudí, pues supone una inversión en infraestructuras muy importante.

Los planes saudíes apuntan a 2030 como año de la gran transformación económica, social y política que vivirá el país, y para llevarla a cabo no solamente necesitan dinero que ya tienen, sino inversiones extranjeras y turismo. Como no ha habido tampoco guerra entre saudíes e israelíes desde 1973 en la guerra del Yom Kippur, cuando participó una fuerza expedicionaria saudí, ni tampoco tiene conflicto fronterizo territorial con ellos, la voluntad saudí de pasar página y "abrirse" es más posible ahora que nunca.

Por último, el pacto en Defensa entre Estados Unidos y Arabia Saudí recupera la antigua alianza estratégica entre Washington DC y Riad, que llevaba congelada desde hacía años, y parecía que estaba en uno de sus momentos más bajos de la historia. Y además queda condicionado, según se está apuntando en algunos medios, a que Arabia Saudí reconozca y normalice las relaciones con Israel. Es decir, que Estados Unidos está ejerciendo su influencia regional para cerrar el antiguo conflicto, lo que empezó con la administración Trump y los Acuerdos de Abraham. Ahora la Administración Biden quiere conseguir lo que no consiguió Trump: que el país más relevante a nivel económico, social y político del mundo árabe e islámico reconozca también a Israel. 

En conclusión, tendremos que estar atentos a los acontecimientos que vayan sucediendo, de la misma manera que toda información que se vaya filtrando será interesante se conocerse. Nos encontramos ante un momento histórico, y tenemos que sentirnos, en gran parte, orgullosos de poder ver cómo se cierran viejas heridas y se establecen nuevos espacios para el diálogo.

Las relaciones entre Israel y Arabia Saudí pueden ser un paso de gigante a la estabilidad regional, por todos los actores que dependen, directa o indirectamente, del entorno saudí y su influencia. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Puede leer aquí sus artículos en www.elindependiente.com