Las cesiones de Pedro Sánchez a Carles Puigdemont que son inasumibles para todo español digno de tal nombre, nos van a salir carísimas en términos de donaciones a todos los que participen -si es que finalmente hay acuerdo- en esta componenda a la que asistimos en diferido.

No va a haber ningún participante en este contubernio que no suba el precio de apoyar a Sánchez si es que al final es necesario apoyarle y no se descuelga con una finta y dice que Puigdemont le pide algo inasumible y que vamos de nuevo a repetir las elecciones.

Porque todo puede pasar. Pero de momento lo que hay es una Yolanda Díaz que le ha dicho al Rey que "están lejos del acuerdo", cuando no se ha visto en otra la señora Díaz y los 15 partidos que componen Sumar. La única posibilidad de que Díaz y su gente lleguen al Gobierno es precisamente que los aúpe Pedro Sánchez porque de otro modo no tendrían la menor opción.

En cualquier caso, parece que Yolanda Díaz está siendo en parte responsable de "empujar" la sesión de investidura hasta el mes de noviembre, para facilitar las negociaciones -que puede que no estén tan avanzadas como creíamos- con los de Junts. Esto ya es bastante raro, no lo de Junts, sino lo de Díaz.

Pero ahora ella le pedirá tres o cuatro carteras porque si él está dispuesto a aprobar una ley de amnistía para facilitarle la entrada a España a Puigdemont. ¿por qué no va a estar dispuesto a colocar a cuatro de Sumar en el Gobierno? Incluso a juntar Trabajo y Seguridad Social bajo la batuta de la señora Díaz que tendría entonces un poder extraordinario en el futuro gobierno.

Bildu pedirá que ya que la amnistía se extiende a los catalanes, se amplíe también a sus asesinos, que los tienen a cientos. Porque a ver por qué unos van a ser amnistiados y los otros no

¿Y el PNV? El PNV le pedirá que se moje en la distribución territorial de España pero una España distinta a la que hemos conocido durante siglos. Una España confederal en la que únicamente Cataluña, el País Vasco y Galicia tendrían haciendas propias y la opción de separarse del conjunto en cuanto así lo decidieran sus habitantes. Claro que, en ese caso, el Concierto Económico y no digamos ya el Cupo volarían por los aires. Pero ya se les ocurrirá algo a los jeltzales para conservarlo.

Bildu pedirá que ya que la amnistía se extiende a los catalanes, se amplíe también a sus asesinos, que los tienen a cientos. Porque a ver por qué unos van a ser amnistiados y los otros no.

El BNGa se conformará con la posibilidad de independizarse de España -como aboga el PNV- cosa que defiende hace mucho tiempo y que es la base de su ideología. Aunque no me hago yo a la idea de qué sería una Galicia independiente, pero por pedir que no quede.

Y Coalición Canaria pedirá que se complete toda la agenda canaria, que con eso tienen bastante porque la independencia nunca va a ser su reivindicación: saben que Marruecos estaría al acecho y se tragaría al archipiélago de un bocado.

De todos modos yo no descarto que el presidente en funciones acabe por renunciar a conceder la amnistía a todos los que están implicados en el golpe de Estado interno que se dio en 2017 y deje a la derecha colgada de la brocha, con sus manifestaciones, sus concentraciones y sus pronunciamientos contra la nada. Es lo que tiene la especulación libre, que es la que nos deja Pedro Sánchez con su indefinición.

Esa sería una jugada magistral que Pedro Sánchez, que no tiene el menor escrúpulo, podría jugar en el último momento. Envolviéndose en la Constitución, dar por terminado el tiempo de coqueteo con los independentistas catalanes y pasar a ganar las elecciones de enero, una vez que la derecha se quede con la boca abierta viendo pasar a su adversario en carroza camino de una repetición de elecciones que, en esas precisas circunstancias, ganaría de calle.

Es capaz de eso y de mucho más.