Unos jóvenes que apenas pasan de la mayoría de edad se acercan de noche con una bolsa llena de mierda y un spray de pintura negra a profanar una tumba en el Cementerio de Santa Isabel de Vitoria. Han escogido cuidadosamente qué tumba profanar, el monolito frente al que pasan cada día al salir de la biblioteca de la Universidad siempre les llamó la atención. Desconocen los detalles pero saben que en ese lugar una furgoneta cargada con 20 kilos de explosivos fue activada al paso del líder socialista Fernando Buesa provocando su muerte y la de su escolta Jorge Díez.
La tumba de Buesa es la escogida; al haber sido vicelehendakari se aseguran que su profanación aparecerá en todos los medios de comunicación, será noticia de ámbito nacional. Pertenecen a las juventudes de Sortu y como brazo fuerte de Bildu se saben intocables en este momento, realizan constantes acciones de violencia callejera y no les pasa nada, queman contenedores, vandalizan autobuses... Son muy pocos pero tienen amenazados a cientos de estudiantes en Navarra y País Vasco, incluso a otras organizaciones abertzales similares porque quieren la hegemonía de la nueva kale borroka.
Pintan con insultos la lápida y llenan de mierda la tumba y el monolito de homenaje a los dos asesinados. Desconocen que les pueden caer de 1 a 5 años de prisión por profanar una tumba pero tampoco les preocupa, en Euskadi nadie jamás fue a prisión por ello si lo hizo con intencionalidad política. Al día siguiente, como era de esperar, los partidos vascos condenan la profanación de la tumba del político y su escolta; todos menos los suyos, Bildu no firma el manifiesto de condena porque quería que la palabra utilizada fuese “rechazo”. Ellos nunca condenan un acto violento y menos de sus cachorros. De nuevo han ganado. Su objetivo es volver a la violencia y, como me dijo el hermano de Fernando, Mikel Buesa, “la violencia produce adhesión política, especialmente en la juventud” y solo quedan siete meses para las elecciones vascas que esperan gane Bildu.
No todo vale, pero para Sánchez sí cuando su futuro político está en riesgo y lo hace sin esfuerzo ni arrepentimiento ninguno para permanecer unos años más en el poder
Pocos días después de la profanación de la tumba, el secretario general del mismo partido que Fernando Buesa, recibe con todos los honores a Bildu en el Congreso y se sienta a negociar el futuro Gobierno con ellos. Hace cuatro años que son sus socios pero decide dar un paso más y normalizar la situación fotografiándose con ellos, algo que jamás había hecho ningún presidente del Gobierno, ni Zapatero. Dice hacerlo para normalizar la paz, aunque para Buesa no hay paz ni en el cementerio.
El que sí encontró la paz durante unos meses fue el asesino de Fernando Buesa y su escolta, el etarra Asier Carrera, quien activó los explosivos a su paso por el campus universitario de Vitoria. Gracias a los acuerdos de Otegui con Sánchez, le acercaron desde la prisión de Huelva a la de Álava para estar cerca de los suyos, y poco después el Gobierno vasco -como era de esperar- le concedió la semilibertad, aunque le faltan siete años más de prisión hasta cumplir la totalidad de su condena en 2030.
Pero ese era el plan prefijado por Bildu, sus escaños sirven para sacar presos etarras de las cárceles y así se ha hecho hasta hoy. El asesino de Fernando Buesa salió de prisión en octubre pasado hasta que la Audiencia Nacional revocó su tercer grado y ha vuelto a la cárcel. Ni siquiera ha llegado a pagar 1.000 euros de los más de 700.000 que debe como responsabilidad civil a la viuda e hija del hombre al que asesinó.
A las víctimas del terrorismo les toca vivir momentos inciertos pero, si además la víctima asesinada pertenecía al PSOE, la ignominia hacia ellos no tiene límite. Sánchez será presidente cuatro años más pero nos habrá mostrado lo peor de la condición humana, el mayor de los egoísmos y la menor empatía con los suyos que jamás vimos en un presidente de Gobierno. No todo vale, pero para Sánchez sí cuando su futuro político está en riesgo y lo hace sin esfuerzo ni arrepentimiento ninguno para conseguir su único objetivo: permanecer unos años más en el poder. Deberíamos preguntarnos cómo es posible que seres humanos así puedan llegar a liderar partidos de Gobierno en España y si Sánchez es el único o hay más.
Como dice Mikel Buesa, “mi hermano jamás hubiese consentido este trasiego con los de Bildu. Sánchez y mi hermano serían polos completamente opuestos”.
Lo han vuelto a hacer. Apenas 24 horas después de atacar el monolito levantado en memoria del socialista Fernando Buesa […]Unos jóvenes que apenas pasan de la mayoría de edad se acercan de noche con una bolsa llena de mierda y un spray de pintura negra a profanar una tumba en el Cementerio de Santa Isabel de Vitoria. Han escogido cuidadosamente qué tumba profanar, el monolito frente al que pasan cada día al salir de la biblioteca de la Universidad siempre les llamó la atención. Desconocen los detalles pero saben que en ese lugar una furgoneta cargada con 20 kilos de explosivos fue activada al paso del líder socialista Fernando Buesa provocando su muerte y la de su escolta Jorge Díez.