El grupo de dirigentes de Hamás que tomó la decisión de lanzar el ataque del sábado 7 de octubre contra localidades del sur de Israel para provocar una masacre de civiles buscaba sin duda una respuesta israelí contundente. El objetivo último, como han declarado un portavoz de Hamás, era “lanzar un mensaje” a los países árabes. Se trataba de crear una brecha entre los países árabes que han normalizado, o estaban camino de hacerlo, sus relaciones con Israel.
Su cálculo era que un ataque abominable contra la población israelí fuera respondido por Israel con un ataque atroz contra la Franja de Gaza que hiciera políticamente costoso para cualquier líder árabe mantener abiertamente relaciones cercanas a Israel. Por tanto, en ese plan estaba previsto un ataque israelí contra la Franja de Gaza. Así que es de esperar que quienes prepararon el ataque del 7 de octubre han estado preparándose para una invasión de la Franja de Gaza.
El conflicto entre los grupos yihadistas de la Franja de Gaza e Israel ha seguido un bucle repetido varias veces desde finales desde 2008. Un acontecimiento actúa de disparador del ciclo de violencia. Entonces los grupos palestinos disparan cohetes contra núcleos de población civil del sur de Israel desde la Franja de Gaza. A continuación, la aviación israelí bombardea intensamente, causando bajas entre la población civil palestina. Y dependiendo, de las víctimas causadas por los cohetes palestinos, las autoridades israelíes se sienten más o menos presionada por su opinión pública para escalar las medidas militares, lo que suele resultar en una intervención militar terrestre.
Ambos bandos han vivido en la última década y media su particular carrera tecnológica
Ambos bandos han vivido en la última década y media su particular carrera tecnológica. Israel introdujo un sistema de defensa antiaérea para hacer frente a los cohetes palestinos, la ya famosa Cúpula de Hierro. Mientras que los grupos palestinos han ido dispuestos, con ayuda iraní, de más y mejores cohetes. Si al principio se hicieron famosos los cohetes artesanales Qassam, ahora mismo los grupos palestinos en la Franja de Gaza disponen de cohetes con alcances de hasta 250 kilómetros. También disponen de las versiones iraní y norcoreana del misil anticarro Kornet, el diseño más avanzado de los diseñados en Rusia. Y el pasado día 7, Hamás al parecer empleó varios tipos de drones, incluyendo una copia iraní del dron kamikaze Warmate que Polonia donó a Ucrania y al menos un ejemplar terminó en manos rusas.
Si en el ataque del día 7 de octubre vimos a Hamás emplear nuevas tácticas y nuevo armamento, la duda es qué sorpresa tendremos cuando comience la fase terrestre del ataque israelí sobre la Franja de Gaza. Después de días y días de bombardeo, veremos columnas acorazadas del ejército israelí precedidas por vehículos de zapadores que abrirán el camino por si hay minas anticarro o artefactos explosivos. En el pasado, los grupos yihadistas trataron de montar emboscadas a las columnas israelíes moviendo fuerzas a través de túneles que conectaban a posiciones defensivas. El avance más allá de la valla periférica de la Franja de Gaza será la parte más rápida de la ofensiva. La parte más importante de las operaciones llegará cuando el ejército israelí llegue a zonas urbanizadas.
La Franja de Gaza tiene una superficie de 365 kilómetros cuadrados, una superficie aproximada a la isla de La Gomera. Allí viven unos dos millones de habitantes. Más de la cuarte parte viven en la ciudad de Gaza, donde se concentran las instalaciones e infraestructuras de Hamás. Pero también hay campamentos de refugiados formados por viviendas de autoconstrucción de paredes de bloques de cemento sin encalar donde viven familias extensas. Las población civil de Gaza se va a ver en primera línea de una batalla intensa.
Una vez se complete el cerco a la ciudad de Gaza comenzará un avance casa a casa, barrio a barrio
Las autoridades israelíes han advertido a la población de Gaza que abandone la ciudad y se dirija al sur de la Franja. Previamente habían advertido específicamente a los habitantes de localidades de Beit Lahiya y Beit Hanún, a las afueras de la ciudad, para que abandonaran sus viviendas. Es previsible que el asalto urbano israelí sobre la ciudad tendrá varios ejes y con la intención fundamental es cortar la ciudad del resto de la Franja. Es de prever que la armada israelí también participará en el cerco a la ciudad. En el pasado, las patrulleras tipo Shaldag Mk.V participaron ametrallando objetivos en tierra y empleando misiles Spike de largo alcance.
Una vez se complete el cerco a la ciudad de Gaza comenzará un avance casa a casa, barrio a barrio. Los bombardeos previos contra objetivos en la ciudad y los disparos contra edificios ocupados por combatientes palestinos por parte de los carros de combate israelíes irán reduciendo el paisaje urbano a montañas de escombros polvorientos. Esto hará aún más complicado el avance de la infantería israelí. En un combate urbano, cada ventana y cada agujero en una pared puede esconder una posición enemiga. Durante la Segunda Intifada, los soldados israelíes abrían boquetes en las paredes para ir pasando de una vivienda a otra en los campos de refugiados de Cisjordania. Esta vez, la existencia de túneles le dará más capas a una batalla que tendrá una tercera dimensión.
Los combates urbanos son uno de los tipos de batalla más lento y peligroso. Las ciudades se han convertido tradicionalmente en picadoras de carne, como recientemente vimos en Ucrania. La lógica militar dicta hay que rodear las ciudades para evitar quedar atrapado en ellas. Esta vez el ejército israelí no tiene elección.
Las ciudades se han convertido tradicionalmente en picadoras de carne, como recientemente vimos en Ucrania
Las declaraciones de miembros del gobierno israelí hablan de que la siguiente fase del conflicto no tendrá nada que ver con los anteriores enfrentamientos en Israel y grupos yihadistas en la Franja de Gaza.
La idea de eliminar allí a Hamás de una vez por todas nos remite a la invasión israelí del Líbano de 1982 para enfrentarse a las fuerzas palestinas. Aquella campaña militar se saldó con la salida en barco de la Organización de la Liberación de Palestina de Beirut a Túnez.
Esta vez, otros actores regionales podrían intervenir para dar una solución de última hora. Pero también, podríamos asistir a una ampliación del campo de batalla, con la apertura de nuevos frentes en la frontera del Líbano y Cisjordania. A lo mejor esa es la sorpresa de Hamás que haga diferente este conflicto de los que vimos anteriormente en la Franja de Gaza y abra la puerta de un conflicto regional.
Jesús Manuel Pérez Triana es analista de seguridad y defensa y editor de GuerrasPosmodernas.com y OsintSahel.com.
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